Desde el 21 de diciembre, en el Comité Ejecutivo del PP tras el 20D no se había producido ningún encuentro entre el presidente del Gobierno en funciones Mariano Rajoy y el expresidente José María Aznar.
Sin embargo, el Nobel Mario Vargas Llosa lo ha conseguido. El escritor peruano reunió a ambos en un acto de homenaje celebrado en la Casa de América este martes. Y es que cuando el prejubilado líder del PP reaparece como si del jefe de la oposición se tratase, frente al que dejó de heredero, la tensión está asegurada.
Aznar aprovechó para lanzar un nuevo zasca a Rajoy y pedir su relevo. Delante de Rajoy que estaba sentado en primera fila, el expresidente recomendó “nuevos liderazgos capaces de ejercer una tracción social, moral y política a la altura de los desafíos” que tienen por delante dejando en evidencia el papel del Rajoy dentro del partido.
Aunque no hizo referencia al líder del PP, todos los allí presentes entendieron que Aznar estaba pidiendo a Rajoy que se echase a un lado, algo que a día de hoy se da por descartado en las filas populares.
Sin embargo, las advertencias del presidente de FAES ni sorprenden ni son llevadas a cabo por su partido. Justo un día después de las elecciones generales, Aznar ya pidió un Congreso abierto para que la militancia pudiese definir un proyecto de futuro y elegir la dirección.
Reivindicación a la que se ha sumado a lo largo de estos 100 días sin gobierno el grupo liberal-conservador Red Floridablanca y varios conspicuos populares como Jaime Ignacio del Burgo, Alberto Garres o Cayetana Álvarez de Toledo que creen que el marianismo ha llegado a su fin.
Y el expresidente balear, José Ramón Bauza, reivindica la idea de un Congreso abierto, basándose en la experiencia de Baleares, para luchar contra la corrupción, favorecer la transparencia y para que los mejores lleguen a lo más alto según el principio de meritocracia.
Ante el enrocamiento de Rajoy y su guardia de corps, algunos se plantean la posibilidad de montar otro partido
Pero las peticiones de un Congreso abierto (un militante un voto), dando paso a la renovación de un partido ideológicamente irreconocible, parecen no tener el menor eco en el presidente y en su guardia de corps que le rodea, sindicato de intereses férreamente atrincherado en Génova.
Hasta el punto de que algunos planean la posibilidad de montar otro partido, para cubrir la orfandad política en la que han quedado buena parte del electorado de derechas.
Una etapa desaprovechada, en la que el presidente del Gobierno ha gozado de cuatro años de mayoría absoluta que no han servido para cambiar ni una sola ley ideológica del zapaterismo. Un PP que ha defraudado a sus electores y que no ha sido fiel a sus principios.
Aznar: “No se sabe si el PP defiende la vida o el aborto, las clases medias o la presión fiscal”
“Hoy no se sabe si el Partido Popular defiende la vida o el aborto, la unidad de España o la presencia de Bildu en las instituciones, las clases medias o la presión fiscal”, afirmó Aznar cuando estaba apunto de finalizar una legislatura en la que no se ha derogado la Ley Aído y en la que se le ha permitido a un partido proetarra llegar a los Ayuntamientos.
Un PP que ha ido perdiendo fuelle desde las elecciones municipales y autonómicas, dejándose por el camino feudos importantes. En ese momento ya se preguntó Aznar ¿dónde está el PP? ¿aspira a ganar las elecciones?
Tres meses después, efectivamente el PP no tiene nada que hacer y el resto de formaciones han acaparado el escenario mediático de la formación, que aún ganando las elecciones, declinó la oferta del rey de presentarse a la investidura.
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