Intuyo que la primera reacción de muchos al leer el titular será la de «¿ganar?, ¡pero si estamos perdiendo!», y tienen razón. Tienen razón porque Europa ha pasado de sufrir un ataque terrorista cada dos años con el 11M en 2004 a una media de un ataque cada nueve días en 2017.
Y 567 víctimas después nadie puede decir que Occidente atisbe la victoria, sobre todo porque muchos aún no saben que estamos en guerra. Pero mi inestimable optimismo en el ser humano me lleva al convencimiento de que Europa no va a caer en manos del yihadismo. Es más, pienso que hemos empezado a levantarnos, aunque el movimiento es tan sutil que apenas se aprecia.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraEn Europa parece que se invierten más esfuerzos en luchar contra el llamado ‘mansplaining’ que contra el islamismo radical
¿En qué me baso? Hay una premisa que tengo clara en este siglo XXI, y es que para llevar a cabo una tarea tan titánica como la de plantar cara a quien no tiene miedo a la muerte, los políticos no son de ayuda. El político está a merced del voto, y en Europa parece que se invierten más esfuerzos en luchar contra el llamado ‘mansplaining’ que contra el islamismo radical.
Pero esa desventaja se puede transformar en ventaja -que no virtud- si se le da la vuelta a la tortilla. Para eso hace falta que la sociedad despierte, que reaccione y que plante cara al terror. ¿Imposible?
Entiendo el escepticismo de muchos, pero toda moneda tiene dos caras. Hasta escasos meses la palabra héroe evocaba únicamente al pasado, a una época en la que el hombre lo apostaba todo a una carta por necesidad o por deseo, y solo ante el peligro superaba lo que otros consideraban imposible.
Esa misma palabra vuelve a aparecer ahora en todos los medios de comunicación porque un hombre, Ignacio Echeverría, no siguió las advertencias de la policía de «correr y esconderse» y plantó cara él solo con su monopatín a tres radicales -que no enfermos- armados con cuchillos.
Éste ha sido el caso más relevante, pero no el único. Durante ese mismo ataque, un policía de tráfico que llegó el primero al lugar de los hechos, también saltó a la palestra porra en mano para intentar evitar la masacre. Recordemos que la Policía londinense no va armada.
Algo parecido ocurrió en el mismo lugar el pasado mes de marzo cuando otro ‘bobby’ corrió contra un yihadista armado. Murió, pero su acción salvó vidas. A él también le intentaron salvar, sobre todo el diputado conservador Tobias Ellwood que se negó a huir, aunque no llegó a tiempo.
No digo que la reconquista de los valores y la autodefensa se dé de un día para otro, pero este puede ser el punto de inflexión
Estos son solo algunos ejemplos de los cuantos que se conocen, y quién sabe cuántos se desconocen. Para mí, vuelve a haber héroes en Europa. «Bueno vale, pero a pesar de eso todo va a peor que antes», me dirán muchos.
Sí, un atentado cada nueve días de media en 2017. No digo que la reconquista de los valores y la autodefensa se dé de un día para otro, como no los perdimos en cuestión de meses. La situación que vivimos en la actualidad es consecuencia de muchos años de malas políticas y miradas a otro lado.
Lo que digo es que siempre hay un punto de inflexión a la hora de revertir una tendencia, y creo que en esta ocasión Echeverría se puede -y debe- convertir en ese punto de inflexión.
Para vencer al terrorismo hay que vencer al terror. Es fácil decirlo y muy difícil hacerlo. Por eso no se trata de recriminar a nadie si sale corriendo ante un atentado como alguno ha hecho en las redes sociales desde su casa, sino de destacar al que planta cara para que sirva de ejemplo.
La moral siempre ha sido un factor determinante para vencer al miedo, y el yihadismo vive del miedo.
Miedo de las personas a hacerle frente, miedo de la policía a entrar en barrios dominados por musulmanes, miedo del político a hacer cumplir la ley con rigor, miedo del periodista a ser tachado de islamófobo, miedo de las élites a convertirse en un objetivo…
El miedo del terrorismo nos divide, el heroísmo nos une. En esto EEUU siempre me ha parecido la referencia. Hasta ahora ellos nos defendían, ahora parece que tendremos que recuperar nuestra propia defensa.
Valga de ejemplo la reacción de dos soldados norteamericanos que evitaron en agosto de 2015 un atentado en un tren en París al sospechar de un yihadista. Es cierto que estaban entrenados, pero creo que es muy gráfico.
El terrorismo no va a desaparecer de un día para otro, pero estoy convencido de que si perdemos nuestros miedos y empezamos a plantarles cara inclinaremos la balanza del lado de la libertad.
Los políticos vendrán después, a la sombra de la sociedad. Pero la mecha la prenden los héroes, y estos surgen cuando las circunstancias lo propician: bienvenidos sean.