Vaya por delante que los casos no son estrictamente comparables. El de Soria es un cargo político-económico, director ejecutivo del Banco Mundial, y son razonables los ‘peros’ que se le ponen para acceder al mismo, porque no fue claro en las explicaciones que dio sobre los papeles de Panamá.
Es cierto que no está imputado, pero no lo es menos que se vio obligado a dimitir de su cargo de ministro, por su falta de claridad y sus contradicciones, lo cual en un político es motivo suficiente para que coja la puerta (otra cosa es que en España apenas haya costumbre de dimitir).
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraEn tanto que Almódovar no tiene cargo público, ni ha dimitido, ni aspiraba a un despacho en un relevante organismo internacional. Opta a un premio artístico (el Oscar), y quien le propone no es el Gobierno sino la Academia del Cine. No es comparable. Lo que en Hollywood se ventila no es la ejemplaridad del candidato o su mala o buena gestión sino la calidad artística de una obra.
Pero aclarado esto, vamos a ver por qué Almodóvar opta por sexta vez a la estatuilla, tras Mujeres al borde un ataque de nervios (1988), Tacones lejanos (1991), Todo sobre mi madre (1999), Volver (2006) y La piel que habito (2011). ¿Qué ha hecho Almodóvar para merecer esto?
1. Vivir de las rentas.- El cine del manchego está sobrevalorado. Es innegable el mérito de algunas de sus películas, como la comedia Mujeres al borde un ataque de nervios o el melodrama Todo sobre mi madre, que le valió un Oscar. Pero el resto de su filmografía es más discutible.
Así lo constata la crítica, que fue implacable con La mala educación, dejó a la altura del betún a La piel que habito o llegó a decir que Los amantes pasajeros evoca el landismo más casposo, pero con mucho gay y sin la gracia de Landa. En eso ha quedado Almodóvar. “No entiendo en qué se diferencia este producto de las comedias más cochambrosas de Mariano Ozores“. El autor de la frase era Carlos Boyero, crítico de El País.
Tampoco el espectador, severo juez, ha sido benévolo con el cine de Almodóvar. Si Mujeres al borde de un ataque de nervios fue el film más taquillero de 1988, detrás de El último emperador y tiene algunos muy populares como La flor de mi secreto o Volver, otros como Los abrazos rotos o La piel que habito han tenido un rendimiento en taquilla modestito.
2. Vivir de la fama.- Ni siquiera Julieta, la actual candidata al Oscar está avalada por el espectador que, en cuestión de gustos, es el que tiene la última palabra.
La película, protagonizada por Emma Suárez, funcionó mucho mejor en Francia que en España. A las pocas semanas de su estreno, la taquilla gala superaba a la recaudación del film en España. Lejos quedan los tiempos de los grandes éxitos de Almodóvar, pero la Academia apuesta en el mercado americano porque el manchego tiene nombre y da una imagen muy concreta de España.
El manchego ha eclipsado a otros muchos directores acaparando cartelera y subvenciones
3. Vivir de las subvenciones.- Almódovar achaca el patinazo de Julieta al IVA cultural. Tiene gracia que esto lo diga uno de los cineastas más favorecidos por el maná presupuestario de las últimas décadas.
Con las generosas subvenciones estatales, el director pudo montar un entramado de empresas que gira a torno a la productora El Deseo S.A. de la que es propietario (84,9%) junto con su hermano Agustín (15%).
La firma cuenta con 45,2 millones de euros en activos. Nadie menos necesitado para recibir los favores estatales que Pedro Almodóvar. Sin embargo, la empresa recibió la suma de 901.518 euros por producir la película El espinazo del diablo, un filme dirigido por Guillermo del Toro. Por Hable con ella, el director recibió 300.506 euros del contribuyente.
Almodóvar ha logrado eclipar a otros muchos directores acaparando cartelera y subvenciones, compitiendo de forma abusiva con otros cineastas.
4. Vivir de los ecos mediáticos.- El cineasta se ha buscado aliados para hacer rentable el ‘estilo Almodóvar’: desde el influyente lobby gay, hasta medios de comunicación como El País, que no sólo han vendido hábilmente su imagen, sino que han llegado a ententes para promocionar su obra.
Eso explica el monumental enfado que hace unos años tuvo el manchego con el crítico Carlos Boyero cuando éste que puso a caldo el filme Los abrazos rotos. Almodóvar escribió una durísima carta contra ‘su periódico’, Una actitud absolutamente insólita en cualquier cineasta o escritor que respeta a la crítica aunque esta sea adversa. ¿O es que ‘El País’ es suyo?
5. Vivir de la imagen progre.- Ha cultivado una determinada imagen –de su persona y de su estética cinematográfica- de la que ha sacado provecho. Legítimo, por supuesto: Valle Inclán creó su propio personaje, lo mismo que Cela o Umbral.
Lo malo es que ha logrado que en el mundo mundial se identifique esa peculiar imagen de su obra (un universo de travestidos, yonquis y prostitutas) con la de España, como si fuera lo tipical spanish, como señaló un especialista en cine, el británico Paul Julian Smith, en el diario The Guardian.
Eso dijo, casi textual, la Academia Europea del Cine cuando le otorgó un premio en 2013: “ha tenido un papel fundamental en la configuración de la forma de ver España“.
No parece que la inmensa mayoría de los españoles estén de acuerdo en esa forma de ver España.
Dio credibilidad al rumor de que el PP estuvo a punto de provocar un golpe de Estado en la víspera de las elecciones de 2004
6. Vivir de la imagen faltona y provocadora.- Y lo malo es que ha llevado la provocación demasiado lejos cuando ha traspasado el terreno político.
Tiritero de la Zeja, Pedro Almodóvar llevó al extremo su inquina anti-PP. Primero, fue uno de los cineastas del documental ‘¡Hay motivo!’ contra Aznar por la guerra de Irak; después llegó a dar credibilidad al rumor de que el PP estuvo a punto de provocar un golpe de Estado en la víspera de las elecciones de 2004, después de los atentados de Atocha. Es verdad que luego pidió disculpas, pero el daño ya estaba hecho.