¿Juicio político o juicio a unos políticos?

    Se equivocan los acusados cuando denuncian que están ante un juicio político. Se equivocan porque estamos ante un juicio a unos políticos, que no es lo mismo.

    0
    Los doce líderes independentistas acusados por el golpe de estado en Cataluña, en el banquillo del Tribunal Supremo. /EFE
    Los doce líderes independentistas acusados por el golpe de estado en Cataluña, en el banquillo del Tribunal Supremo. /EFE

    Aunque sorprenda a algún lector debo decir que tienen razón en algunas de sus aseveraciones, Oriol Junqueras, Joaquim Forn, Raul Romeva, Jordi Sánchez, Jordi Cuixart, Carme Forcadell y tantos otros de los políticos juzgados ante el Tribunal Supremo, entre otros por los delitos de rebelión y malversación de fondos.

    Tienen razón en que poner papeles y sobres dentro de cajas de plástico, aunque sea de forma organizada, no es delito. Tienen razón en que levantarse temprano un domingo por la mañana y juntarse con aquellos que piensan de manera similar no es delito. Tienen razón en que no se les debe perseguir por su ideología. De hecho, no se les juzga por ello. Tienen razón en que en España no se debería juzgar lo que piensa cada uno en su foro interno puesto que el mero hecho de pensar o reflexionar no es considerado delito, ni en España ni en ningún país del mundo. Tienen razón en esos comentarios y, por supuesto que no se les juzga por ninguno de los hechos descritos anteriormente.

    Algunas personas creen que La Sexta da información.

    Suscríbete a Actuall y así no caerás nunca en la tentación.

    Suscríbete ahora

    Se juzga a ciertos políticos por acciones contempladas en el Código Penal, por su desprecio a la Constitución Española

    No tienen razón cuando dicen que: Nada de lo que hemos hecho es delito. Votar en un referéndum y trabajar para la independencia de Cataluña no es delito». Se equivocan ya que fuera de la legalidad constitucional no hay legalidad democrática. También se equivocan cuando hablan de la soberanía. En primer lugar, la soberanía pertenece al pueblo español y no a las regiones de España. No pueden unos pocos decidir sobre algo que afecta a todos.

    Afirmo, en completo acuerdo con la Fiscalía, que «el ejercicio de la acción política no es una causa de exención de la responsabilidad criminal». Se juzga a ciertos políticos por acciones contempladas en el Código Penal, por su desprecio a la Constitución Española, por su falta de acatamiento de resoluciones judiciales, por no responder como representantes del poder popular en una de las comunidades autónomas de España. Se les juzga por atacar y no acatar la Constitución, por una rebelión contra el Estado Democrático de Derecho existente en España. Se les juzga por utilizar para sus acciones criminales el dinero de todos los españoles, de aquellos que piensan como ellos y de los que no. Se les juzga por prevaricación, usurpación de funciones, desobediencia, rebelión, tentativa de sedición y malversación de fondos públicos.

    No es un juicio político, sino un juicio a ciertos políticos acusados de delitos contemplados en el Código Penal

    Se equivocan los acusados cuando denuncian que están ante un juicio político. Se equivocan porque estamos ante un juicio a unos políticos, que no es lo mismo. Un juicio a unos políticos irresponsables que pudieron haber elegido defender sus ideas políticas de otra manera, incluso en las instituciones, con otros métodos, dentro de la legalidad. Tomaron otras decisiones, y ahora deben asumir las consecuencias.  Me gustaría que los acusados respondiesen siempre a las preguntas de la Fiscalía, Abogacía del Estado y acusación popular.

    Yerran los acusados cuando justifican su actitud como una actitud derivada de su cargo político. No es un juicio político, sino un juicio a ciertos políticos acusados de delitos contemplados en el Código Penal. Oriol Junqueras indicó en el juicio que su obligación era atender a las necesidades de cada ciudadano, siendo esa la razón que los lleva a ser independentistas. Veo tres opciones: la primera es que esté haciendo una justificación errada de lo injustificable, la segunda es que se lo crea y que no haga nada más que exponer su bisoñez y la tercera, la peor de todas, es que nos tome al resto de españoles y al sistema político y judicial por lo que no somos.

    Los políticos juzgados en el Tribunal Supremo, y los fugados, se olvidaron de al menos la mitad de los españoles que viven en Cataluña y de la inmensa mayoría del pueblo del resto de España. Se olvidaron de la libertad lingüística. Se olvidaron de la soberanía nacional que reside en el pueblo español. Se olvidaron de la libertad de elección de la lengua vehicular en la educación. Se olvidaron de los derechos de los padres en la educación de los hijos. Se olvidaron de la libertad de empresa. Se olvidaron de tanto que parece increíble que Junqueras diga actuar en función de lo que necesita el pueblo, cuando les han importado tan poco aquellos que no piensan como ellos, la legalidad o la Constitución Española.

    El querer aparecer como libertador sin reconocer los hechos y sin asumir las consecuencias está mucho más cercano a la cobardía que a la heroicidad

    Sería mucho más valiente por parte de los acusados, y de los fugados, justificar los hechos cometidos, no negar la intención separatista e independentista, no negar que se pretendía desacatar a las autoridades y cometer delitos contemplados en el Código Penal al tiempo que se pretendían rebelar contra el sistema y el Estado de Derecho. Hubiera sido mucho más valiente y digno para Puigdemont no haber huido escondido en un maletero sino haber asumido las consecuencias de sus actos. Cuando se quiere jugar a ser libertador se deben asumir las consecuencias de los actos. El querer aparecer como libertador sin reconocer los hechos y sin asumir las consecuencias está mucho más cercano a la cobardía que a la heroicidad. Ver y escuchar a Junqueras en el juicio decir “lo he dicho muchas veces. Yo he dicho que amo a España, y que amo a las gentes de España y a la lengua y a la cultura española…” parece más una justificación de un cobarde que los actos de un valiente que asume lo hecho. Llevar a una región de España a la confrontación con actos irresponsables y no asumir las consecuencias les ha granjeado no pocas críticas, incluso entre aquellos nacionalistas o separatistas catalanes que les apoyaron y que ahora les critican.

    España es un Estado Democrático de Derecho y como tal debe actuar. El juicio debe ser ejemplar, con todas las garantías legales debidas y se debe dar a los acusados y a sus abogados defensores la oportunidad de defender su inocencia. Se debe defender a todos los ciudadanos, a los independentistas y a los que no lo somos, la legislación vigente y la Unidad de España. Además, debe haber un claro plan de comunicación tanto en España como en la Unión Europea, en la ONU y en el resto del mundo. Todo ello en español, inglés, francés, italiano, alemán, ruso, chino, catalán y en cuantas lenguas sea necesario. En estos últimos años, los políticos independentistas y sus aliados han sido mucho más inteligentes y tácticos que los que no lo son. Lo que no se debe permitir es que se tome al sistema judicial y político, a los españoles y al resto del mundo como lo que no somos.

    Comentarios

    Comentarios

    Rubén Navarro es abogado y licenciado en Administración y Dirección de Empresas. Le encanta viajar y comunicarse con amigos de otras culturas e idiomas, además de un buen café por la mañana. Habla inglés, francés e italiano. En Ginebra desde 2011, ha trabajado con diplomáticos, legisladores y ONG en la defensa de la familia, la vida y la libertad religiosa en el Consejo de Derechos Humanos dela ONU. Es autor de un capítulo en el libro ‘La Batalla por la Familia en Europa’, coordinado por Francisco José Contreras.