Ayer se dio a conocer que la Real Academia Española estudiará una petición hecha por la ONG Red Española de Inmigración para revisar los significados de la palabra “negro” que consideran “racistas”.
El pasado lunes, esa ONG afirmó en su Twitter que la RAE tiene “acepciones profundamente racistas” de la palabra “negro” como “persona que trabaja de forma anónima para lucimiento de otros”. En el tuiteo también señalaban como racista la definición “infeliz, infausto y desventurado”. Según la noticia publicada por Europa Press, también se revisarán definiciones como “oscurecido, deslucido” (definición que en el diccionario asocia a ejemplos como las nubes y el cielo), “muy sucio” y “de una sensación negativa” (que el diccionario asocia a un ejemplo como “pena negra”).
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Suscríbete ahoraLa noticia de que la RAE aceptará debatir esto me deja estupefacto. Lo que esa ONG pretende, por lo visto, es que se erradique todo significado negativo de la palabra “negro”, aunque no tenga relación con las personas de raza negra. Esto es un completo disparate.
En su libro “Psicología del color”, Eva Heller señalaba que el negro es el “color del poder, de la violencia y de la muerte”, pues generalmente está asociado al luto: “Hay un hecho internacional: conforme desaparecen los motivos religiosos, el negro va imponiéndose en todo el mundo como color de duelo”, señalaba la autora. Heller también apuntaba que el negro es el “color de la negación y de la elegancia”, y también el usado por el anarquismo y el fascismo. Significativamente, es el color tradicionalmente usado por los agentes antidisturbios de la Policía, ya que es un color que causa temor.
¿Las noches dejarán de ser negras si se modifica el diccionario?
Obvia decir que algunos de esos significados negativos no tiene ninguna relación con la raza negra. El negro es uno de los colores más básicos y se asocia con la falta de luz y a la noche. La RAE podría censurar todos los significados negativos de esta palabra, plegándose a las exigencias de los partidarios de la corrección política y del victimismo para todo, pero las noches no van a dejar de ser negras y el negro va a seguir siendo el color que menos refleja la luz.
«Si alguien cree sinceramente que Rosalía de Castro estaba haciendo un poema racista al escribir ‘Negra sombra’, que se lo haga mirar»
En cuanto a las definiciones que implican tristeza, el origen es exactamente el mismo. La falta de luz solar tiene efectos negativos en el ánimo, y esto es así desde el origen de los tiempos. En cuanto al origen de la acepción de sucio, tiene relación con el hecho de que buena parte de la suciedad sea de ese color.
La corrección política y su obsesión con la raza
Pretender borrar esto de un plumazo implica censurar cientos de años de usos de esa palabra, unos usos que nada tienen que ver con la raza. Si alguien cree sinceramente que Rosalía de Castro estaba haciendo un poema racista al escribir ‘Negra sombra’, que se lo haga mirar. Y lo mismo si piensa que expresiones como “cine negro”, “novela negra” o “humor negro” están asociadas a prejuicios raciales.
Los que realmente obsesionados con el tema racial son los fans de la corrección política, que movidos por un victimismo patológico, acaban viendo racistas en todas partes. Hace poco Francisco José Contreras señala en un artículo la paradoja del moderno antirracismo que promueve la corrección política: “El antirracismo no quiere leyes ciegas al color, sino leyes que, distinguiendo entre razas opresoras y oprimidas, mantengan encendida la obsesión por la pertenencia racial (además, con un matiz revanchista y de enfrentamiento)”.
Racistas opresores y ‘racializados’ oprimidos
De hecho, si no fuese así, la Red Española de Inmigración también habría pedido a la RAE que revisase sus definiciones de la palabra “blanco”, entre las que hay significados negativos como “cobarde”, “bobo, necio” y -si nos ponemos quisquillosos- hasta el de “objeto situado a distancia sobre el que se dispara para ejercitarse en el tiro y puntería”. ¿Se imagina alguien la que se armaría si llamásemos “negros” a los objetos sobre los que se hace puntería? Pues no he visto a ningún blanco montando un escándalo por ello. Tampoco lo ha hecho esa ONG. ¿Por qué? Es fácil descubrirlo: en su Twitter esa organización habla frecuentemente de personas “racializadas”, palabreja que la izquierda usa para referirse a las razas que considera “oprimidas” por la raza blanca.
«Esto es mucho más que una cuestión ideológica. Erradicar afrentas imaginarias es un gran negocio engrasado generalmente con subvenciones públicas, y es también una forma más de justificar una avalancha de caprichosas regulaciones»
Así pues, lo que pretende con su petición a la RAE no es combatir el racismo -lo cual sería muy loable-, sino generar una falsa sensación de racismo para generar con ella un sentimiento victimista, enmarcable en el esquema marxista de la lucha de clases, pero sustituyendo a burgueses y proletarios por blancos opresores y “racializados” oprimidos, igual que la ideología de género -también surgida del marxismo- divide a la sociedad entre varones opresores y mujeres oprimidas.
Los próximos colores que podrían ser víctimas de esta ola
Por supuesto, revisar las definiciones de la palabra “negro” sólo es el comienzo. La palabra “amarillo”, que suele usarse para referirse a los asiáticos, también incluye acepciones negativas como “cobarde”, “esquirol” o “caracterizada por el cultivo del sensacionalismo” (en el caso de la prensa).
Como la piel de las personas de raza negra es marrón, también acabarán pidiendo que esa palabra deje de identificarse con una “situación u obligación molesta, desagradable o embarazosa”.
Pero ¿por qué agotar las posibilidades de victimismo con las razas? Los pelirrojos y los pieles rojas acabarán reclamando que el color de su pelo o de su piel (aunque en realidad sea naranja en un caso y marrón en el otro) deje de asociarse con el comunismo.
Los musulmanes (el color verde es muy frecuente en el Islam) se podrían quejar de que la palabra “verde” se asocie con la inexperiencia, con la envidia y con la indecencia. Y así podríamos seguir.
Por supuesto, esto es mucho más que una cuestión ideológica. Erradicar afrentas imaginarias es un gran negocio engrasado generalmente con subvenciones públicas, y es también una forma más de justificar una avalancha de caprichosas regulaciones. Lo que tanto le chifla a la izquierda: más y más Estado, en fin.
* Publicado originalmente en Contando Estrelas