La implosión del candidato Marco Rubio

    Marco Rubio, senador de Florida, sorprendió a todos con su tercer puesto en Iowa, a sólo unas décimas de Donald Trump.

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    Marco Rubio, candidato de las primarias republicanas/ EFE.
    Marco Rubio, candidato de las primarias republicanas/ EFE.

    El Estado de New Hampshire acude a las urnas, poco después de cristalizar estas palabras en un artículo, para decidir quién, entre los candidatos republicanos y entre los demócratas, tiene mejores argumentos para optar a la presidencia de los Estados Unidos. La lucha entre los demócratas la libran básicamente dos candidatos: Hillary R. Clinton y Bernie Sanders. Son un candidato más que los que había hace pocos meses, pues nadie le hacía sombra a la ex secretaria de Estado y ex primera dama.

    Hillary Clinton / Wikipedia
    Hillary Clinton, candidata demócrata a las elecciones de EEUU / Fuente:Wikipedia

    La lucha entre los demócratas se libra entre dos personas extremas en su ideología. El autor que ha modelado la forma de pensar de Clinton es el mismo que ha inspirado a Barack Obama: Saul Alinsky. Un troskista que dejó como gran obra un conjunto de Reglas para radicales, como se llama su libro. Bernie Sanders es abiertamente socialista; el primer candidato que asume esa ideología públicamente y que tiene posibilidades de ocupar la Casa Blanca. Sanders es seis años mayor que Clinton, pero es él quien se lleva de calle a los millenials, a los más jovenes. El motivo es que éstos no han recibido la precaución con que sus mayores pronunciaban la palabra “socialismo”, mientras que Clinton representa un statu quo brutalmente corrupto. Hillary, por su parte, puede atraer a un voto mayor que valora la experiencia, aunque la suya tenga más cadáveres en el armario que zapatos poseía Imelda Marcos.

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    A Donald Trump, las encuestas le dan, en New Hampshire, 9 puntos de ventaja sobre Marco Rubio

    No menos enigmático es el resultado de la carrera republicana, más allá de lo que ocurra en New Hampshire. Las últimas encuestas le otorgan una holgada ventaja a Donald Trump, y todos los analistas, este incluido, se frotan los ojos cuando las observan. A este bravucón le pasa con sus declaraciones como a Hillary con su pasado: no hay escándalo que le afecte. Las encuestas le dan, en New Hampshire, 9 puntos de ventaja sobre Marco Rubio, 16 sobre John Kasich y 19 sobre Jeb Bush.

    El último debate, acogido por la cadena ABC, no aclaró mucho las cosas. Trump estuvo en su línea. Defendió la tortura como sistema heurístico, hizo ver que era capaz de hablar con los legisladores demócratas y republicanos y engañarles para que aprobasen sus ocurrencias, confunde el conservadurismo con bajar los impuestos, y promete erigir un muro con Méjico como el que no han conocido los siglos. Todo ello no empece que combine sus desfases, y su tono faltón y autoritario, con algunas ideas muy razonables, tanto en política exterior como en la doméstica.

    En cualquier caso, no fue él el protagonista, sino Marco Rubio. Sorprendió a todos con su tercer puesto en Iowa, a sólo unas décimas de Donald Trump. Hace tiempo que Ben Carson no es la alternativa al rubio empresario y que Ted Cruz había asumido ese prometedor rol. Ahora le acompaña Rubio, que ocupa el tercer puesto en todo el país, y el segundo en NH. No tuvo su mejor hora. Soltó una perorata diciendo que Obama sabía lo que hacía: convertir a los Estados Unidos en un país como cualquier otro, y que él también sabría cómo oponerse a ese designio para anclar al país en su virtuosa excepcionalidad.

    Donald Trump, candidato republicano a las elecciones de EEUU/Fuente:EFE.

    No habría ido más allá si Chris Christie, el gobernador de New Jersey, no le hubiera lanzado un duro ataque al que no se supo sobreponer. Christie le acusa de ser un nuevo Obama: un senador con una sola legislatura de experiencia; que sabe hacer discursos y votar “sí” o “no” a una ley, pero que nunca se ha visto en la tesitura de resolver problemas reales día a día, como hace un gobernador como él. Es una crítica razonable y no sólo previsible, sino que Christie se la había lanzado anteriormente. Rubio ha tenido tiempo de meditar una respuesta. Y la suya fue repetir otras tres veces su pequeña alocución. Incluso cuando Christie le acusó de no ir más allá de memorizar 25 segundos de discurso, la respuesta de Rubio fue repetirlo.

    En este largo ejercicio político de las primarias no hay acierto que sea tan importante como una gran metedura de pata. En las primarias demócratas de 2004 Howard Dean soltó un “yeah!” dolorosamente estruendoso y prolongado que le convirtió en la mofa de toda la nación. El candidato a perder contra George W. Bush no fue mucho mejor: John F. Kerry, quien cometió también graves errores. En 2000, contra toda evidencia, Al Gore dijo que él había inventado Internet. Rick Perry, exitoso gobernador de Tejas, tenía opciones reales de ser el candidato republicano en 2012. En un debate dijo con total convicción que él quería cerrar tres departamentos del gobierno federal. El primero, Comercio. Después, Educación. Y el tercero… pasó un larguísimo minuto antes de que Perry pudiese recordar que también quería acabar con Energía. Un minuto que le convirtió en un chiste nacional y acabó con sus aspiraciones al gobierno federal.

    ¿Cometió Rubio un error de ese calibre? No lo parece. ¿Podrá sobreponerse a él? Es muy posible, pero también ha minado su imagen de hombre con convicciones y capaz de tomar decisiones. Se quedó noqueado ante el ataque de Christie y no ha sabido reaccionar. ¿Con qué fuerza sabrá sobreponerse ante los ataques de los adversarios políticos, o incluso de los líderes enemigos del país?

    Christie y Kasich se han hecho valer como gestores, y Bush, además, ha demostrado que conoce bien el discurso conservador

    Charles Krauthammer, el veterano analista político estadounidense, cree que los candidatos que han salido reforzados del debate de NH han sido los tres gobernadores: Chris Christie (New Jersey), Jeb Bush (Florida) y John Kasich (Ohio). Los tres hicieron un muy buen papel en el debate. Christie y Kasich se han hecho valer como gestores, y Bush, además, ha demostrado que conoce bien el discurso conservador que quieren las bases, y que no le van a coger en un renuncio en política exterior. Pero ninguno de los tres despierta mayor interés, y sendos candidatos están en esa incómoda posición de estar en el pelotón que persigue a los líderes de la carrera.

    Ted Cruz estuvo bien; convincente en su apego a los valores más conservadores, y conmovedor cuando contó el caso de su hermanastra arrastrada por la heroína a una vida miserable. Le perjudica el ataque que varios miembros de su equipo lanzaron contra el médico Ben Carson.

    Ted Cruz, candidato republicano a las elecciones de EEUU.
    Ted Cruz, candidato republicano a las elecciones de EEUU.

    De los muchos temas que debatieron en dos horas resaltan algunos. Como el que versó sobre la inmigración. Dado que el votante más fiel al Partido Republicano (los blancos y, en especial, los varones), está perdiendo importancia demográfica, qué se haga con la inmigración es una cuestión de la que depende el futuro del partido. Con un entusiasmo variable, todos hablaron de cerrar la frontera con el vecino sur. Las diferencias están en qué hacer con los más de once millones de inmigrantes ilegales. Ted Cruz dijo que se había deportado antes, y que es cuestión de tener voluntad política. Y propone que no se otorgue permiso de trabajo si no se demuestra que se está legalmente en el país. John Kasich fue un poco más allá: ¿Cómo vamos a expulsar a un padre o una madre, si no ha cometido un crimen, y dejar aquí a los hijos, que son ya ciudadanos estadounidenses? Marco Rubio dijo que quienes llevan mucho tiempo y no tienen antecedentes penales deben quedarse. Christie, en un nuevo pero fallido ataque a Rubio, le dijo que él carecía de los arrestos suficientes para hacer una deportación masiva. Y Rubio le respondió que no se podría llevar a cabo sin el apoyo del pueblo americano, y en esta cuestión no lo tendría.

    Rubio dijo que prefería equivocarse en política que hacerlo en la defensa de algo tan importante como la vida

    En el asunto del aborto, quien habló con mayor claridad fue Rubio, quien dijo que prefería equivocarse en política que hacerlo en la defensa de algo tan importante como la vida, mientras que otros candidatos, como Jeb Bush, se muestran abiertos al aborto en casos como el de una violación.

    New Hampshire nos ha de mostrar si Trump vuelve a morder el polvo, y qué miembros del pelotón republicanos se van a tener que bajar de la bicicleta. Rand Paul, probablemente el mejor de todos ellos, ya lo ha hecho.

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    José Carlos Rodríguez es periodista. Forma parte del equipo de ProducciONE, pero en otra vida ha sido redactor jefe de Internacional de La Gaceta, y ha trabajado en la prensa digital en medios como Factual.es, elimparcial.es y libertaddigital.com. También ha colaborado con el semanario Alba, Expresión Económica, La Ilustración Liberal, La Gaceta de los Negocios o la agencia APIE, entre otros.