La Pasionaria también comió comunistas

    El PP de Bilbao propuso que se retirase la calle que honra a Dolores Ibárruri y aunque luego retiró la propuesta tiene razón. La comunista vizcaína cometió numerosas atrocidades cuando, oh sorpresa, Franco era un obediente militar al poder constituido.

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    Adolfo Suárez saluda a Dolores Ibárruri, 'La Pasionaria', en el Congreso de los Diputados.
    Adolfo Suárez saluda a Dolores Ibárruri, 'La Pasionaria', en el Congreso de los Diputados.

    Puesto que en este año del Señor de 2017 se cumple el centenario de la revolución bolchevique -triunfante gracias a grandes socialistas como el emperador de Alemania y los generales prusianos- debe subrayarse que pocas historias de terror hay tan despiadadas como la de los comunistas, por encima incluso de los nacional-socialistas alemanes.

    Los nazis tenían entre sus planes el exterminio y la esclavización de pueblos que consideraban subhumanos, como los judíos y los esclavos y la erradicación del cristianismo.

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    En esto no se diferencian de los comunistas, sobre todo los rusos, que masacraron a otros pueblos (ucranianos, alemanes del Volga, tártaros, lituanos, letones, estonios…) y martirizaron cristianos.

    Sin embargo, los comunistas aumentaron el grado y la extensión de sus genocidios porque emplearon la noción de clase social, que ha causado más dolor que la de raza, y se diezmaron entre ellos.

    Los escasos -por fortuna para los demás españoles- comunistas celtibéricos tampoco escaparon a esta regla de que el partido se fortalece purgándose y se dedicaron con saña a eliminarse unos a otros.

    Dolores Ibárruri (1895-1989), conocida como La Pasionaria, antes de comer carne roja, contribuyó con sus gritos y sus consignas a difundir el odio entre los españoles que condujo a la guerra civil.

    En las Cortes de 1936, Ibárruri, convertida en lo que Unamuno llamó tiorra, competía con otros diputados de la izquierda en insultos y amenazas a los parlamentarios de la derecha y, también, en la defensa del golpe revolucionario de octubre de 1934. Por ejemplo:

    “La revolución de octubre fue la defensa del pueblo contra el fascismo. De ese pueblo que aprecia más la dignidad que la vida. En la represión de ese movimiento llegasteis a extremos incalificables, a martirios extraordinarios.”

    A Jose María Gil Robles y José Calvo Sotelo dedicó abundantes amenazas de muerte, muchas de las cuales eran borradas del Diario de Sesiones

    A Jose María Gil Robles y José Calvo Sotelo dedicó abundantes amenazas de muerte, muchas de las cuales eran borradas del Diario de Sesiones por el masón presidente de las Cortes, Diego Martínez Barrio.

    Josep Tarradellas, diputado de ERC, declaró en 1985 que él le escuchó espetar a Calvo Sotelo que había hablado por última vez. Poco después, un comando terrorista formado por policías y pistoleros del PSOE secuestró y asesinó al diputado monárquico.

    Veto a la repatriación de los ‘niños de Rusia’

    En la guerra que ella había pedido con fruición, dadas sus limitaciones intelectuales y el machismo de sus camaradas, Ibárruri se limitó a la propaganda: difundió el bulo de la quinta columna para amparar el genocidio de enemigos de clase en Madrid en el otoño de 1936, que se realizó en Paracuellos; apeló a la resistencia de los madrileños con el ejemplo del 2 de mayo de 1808; y justificó el aplastamiento del POUM como trostkista.

    En marzo de 1939, producido el golpe de Estado del coronel Casado, la CNT y un sector del PSOE, Pasionaria se apresuró a huir de España en un avion, junto con Santiago Carrillo, que, pese a su juventud (nació en 1915) y su salud se había emboscado en el aparato del PCE y pasó toda la guerra sin pisar una trinchera.

    A partir de entonces, destacó por su servilismo al jefe de la URSS, fuera el que fuese, y su pasión por hacerse con el poder en el PCE.

    Lenin y Stalin, dos dictadores soviéticos / Wikimedia
    Lenin y Stalin, dos dictadores soviéticos / Wikimedia

    Cuando su protector e ídolo, Stalin, firmó el pacto nazi-soviético, pasó de insultar al fascismo a culpar de la guerra mundial a las potencias capitalistas y burguesas. También justificó el asesinato de León Trostki en 1940 por un sicario español.

    Cuando Alemania y sus aliados invadieron la URSS, de nuevo se dedicó a la propaganda y afianzar su poder en el PCE. Un veterano comunista, Jesús Hernández, y un ‘nino de Rusia’, José Fernando Sánchez, cuentan que Ibárruri intervenía en los estudios de los 4.000 ninos enviados a la URSS durante la guerra civil y controlaba su comportamiento.

    Reñía en público a las ninas por comportamientos tan burgueses para ella como pintarse las uñas

    Se negaba a que cursasen estudios superiores o universitarios, ya que los prefería obreros con conciencia proletaria. Llegaba a reñir en público a las ninas por comportamientos tan burgueses para ella (siempre vestida de negro, como si viviera en la casa de Bernarda Alba) como pintarse las uñas.

    También vetó la devolución de esos niños a sus familias, de modo que sufrireron la Segunda Guerra Mundial en la que muchos murieron. Otros se dedicaron a la prostitución y el robo para sobrevivir.

    En la posguerra, preparó el regreso a España, que creía inminente, para lo que ella y Carrillo recurrieron a fomentar la lucha guerrillera y terrorista. Sin embargo, tuvo tiempo para vengarse de su amante, Francisco Antón, que le había dejado por otra mujer mucho más joven y menos comprometida: le obligó a realizar varias feroces autocríticas y le calificó como agente enemigo.

    Para quitarse las culpas del fracaso de la lucha terrorista contra el franquismo, que en vez de debiltar al régimen lo reforzó, ella y Carrillo se las echaron a los comunistas del interior, a algunos de los cuales hicieron asesinar. Jesús Monzón salvó su vida gracias a que le detuvo la policía española.

    santiago carrillo
    Santiago Carrillo pronuncia un encendido discurso por la radio durante la Guerra Civil

    En cambio, Gabriel Trilla fue asesinado en 1945 por unos sicarios comunistas, que le mataron a puñaladas en un solar de Madrid y desnudaron su cadáver para que pareciera un asesinato entre “maricones”.

    La policía detuvo al jefe de esos sicarios, Cristino García, que fue juzgado, condenado a muerte y fusilado. Este asesino tiene calle en Alcalá de Henares.

    La Pasionaria justificó la liquidación de Trilla como espía del propio franquismo y así escupió sobre su tumba:

    “Como un viejo y experimentado provocador, Trilla entregó a la policía la organización del partido y de guerrilleros… Monzón y Trilla estuvieron ligados con el policía norteamericano Field, dándole la posibilidad de reclutar para su trabajo a elementos vacilantes, aventureros y arribistas».

    Durante años, ésa fue la versión del PCE sobre varios de sus más arriesgados luchadores.

    Enrique Líster acusó a Carrillo y Pasionaria de planear su asesinato, pero añade que se salvó porque Stalin se lo prohibió.

    Un PCE controlado por gentes siniestras que liquidaban a sus propios camaradas fue una de las causas del mantenimiento del franquismo. Franco, por cierto, a diferencia de Carrillo y Pasionaria, no mató a ninguno de los suyos.

    Luego, en la Transición, Dolores Ibarruri pudo regresar a España. A sus 82 años, fue elegida diputada por Asturias en las elecciones de 1977 y como parlamentaria aprobó la amnistía y la Constitución, dos leyes que ahora sus nietos ideológicos consideran que fueron un pacto con el franquismo secreto.

    En la legislatura constituyente (1977-1979) no pronunció ningún discurso, Vivió hasta diciembre de 1989 y tuvo tiempo de contemplar la caída el muro ‘antifascista’ de Berlín.

    ¿Alguien así merece tener calles, estatuas y parques en España? Quizás por haber guardado en un baúl los planes terroristas en que su partido ha sido tan diestro

    En los doce años que estuvo en España yo no sé que participara en ninguna exhumación de supuestas víctimas del franquismo ni revelara la localización de ninguna fosa común.

    Tampoco pidió disculpas por haber apoyado a Stalin, el mayor genocida europeo -por encima de Hitler-, ni por haber difamado a camaradas o haberlos entregado a la policía de la dictadura, ni por haber abandonado a los combatientes en marzo de 1939 mientras huía a Moscú, ni por haber amenazado de muerte a los diputados de la derecha en las Cortes de la República, ni por su trato a los ninos de Rusia, ni…

    ¿Alguien así merece tener calles, estatuas y parques en España? Quizás por haber votado la amnistia y haber guardado en un baúl los planes terroristas en que su partido ha sido tan diestro.

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    Cuando me digo por las mañanas que el periodismo es lo más importante, me entra la risa. Trato de tomarme la vida con buen humor y con ironía, porque tengo motivos para estar muy agradecido. Por eso he escrito un par de libros con mucha guasa: Bokabulario para hablar con nazionalistas baskos, que provocó una interpelación en el Congreso por parte del PNV, y Diccionario para entender a Rodríguez el Progre. Mi último libro es 'Eternamente Franco' (Homo Legens).