La pequeña era Obama

    Echaremos de menos su simpatía y su capacidad para comunicar ideas que se desvanecen según apagamos el televisor. Ha terminado la pequeña era Obama.

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    El presidente saliente de EE.UU., Barack Obama, sale por última vez del Despacho Oval
    El presidente saliente de EE.UU., Barack Obama, sale por última vez del Despacho Oval / EFE

    Abraham Lincoln, Franklin D. Roosevelt y Ronald Reagan; dos republicanos y un demócrata. Estas son las referencias con las que llegó Barack Obama a la Casa Blanca. ¿Por qué eligió estos tres antecesores suyos? Porque, como dijo al respecto de Reagan, él “cambió la trayectoria de América de un modo en el que ni Richard Nixon ni Bill Clinton lo hicieron”.

    Y lo mismo ocurrió con Lincoln y FDR. Obama apuntaba alto; casi tanto como las expectativas que había logrado concitar. Barack H. Obama llegó con la intención de transformar profundamente el país e imponer un ciclo político de largo alcance, en el que un nuevo y refulgente estatismo y el Partido Demócrata como su mejor agente marcasen el destino del país durante décadas. Este es el significado profundo de las tres palabras en que basó su campaña, yes we can.

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    Su mayor apuesta política es sin duda la reforma sanitaria que lleva su apellido. Sacrificó otros objetivos políticos por lograr que el Congreso aprobase el Obamacare, y logró que así fuera, aunque con un proyecto algo menos ambicioso del que había concebido. Obamacare se ha hecho más impopular según se iba imponiendo, y es uno de los motivos por el que los Demócratas primero perdieron la mayoría en la Cámara de Representantes (2010), y luego también en el Senado (2014). La impopularidad de Obamacare también ha llevado a Trump a la Casa Blanca.

    Los estadounidenses le siguieron prefiriendo a él, pero rechazaban sus políticas

    Obama renovó su puesto, pero perdió el control del Congreso. Los estadounidenses le siguieron prefiriendo a él, pero rechazaban sus políticas. Él ha sido incapaz de dialogar con el Capitolio para hacer que su agenda de cambio del país salga adelante, y llama “Congreso disfuncional” al normal funcionamiento de la democracia estadounidense. Obama, entonces, tomó la decisión de pasar por encima de él, asumiendo poderes que no le corresponden, y gobernando por decreto.

    Por decreto legalizó (2014) a cinco millones de inmigrantes en situación ilegal, una medida que él mismo, como jurista, había explicado en 2011 que era ilegal. El Tribunal Supremo le ha dado la razón al jurista y ha anulado la decisión del político. También ha aprobado tratados exteriores (acuerdos de París contra el cambio climático, fin de las sanciones a Irán), que es una prerrogativa exclusiva del Senado. Cuando Barack Obama advierte de que en su país la democracia está en peligro, no debe de darse cuenta de que es su decisión de actuar al margen del Congreso y saltarse las leyes el mayor de todos los peligros reales.

    No sólo ha amenazado la democracia, también las libertades civiles. Barack Obama ha creado un panopticón, una maquinaria infernal que espía masivamente a sus ciudadanos y a los extranjeros. Ha sacrificado nuestra intimidad en la pira de la lucha contra el terrorismo islamista. Por cierto, que el derecho a la intimidad es el que justifica, en la decisión del Supremo Roe vs. Wade, el derecho a cometer abortos.

    Gracias a su reforma sanitaria, el coste medio del seguro médico ha pasado de menos de 13.000 dólares a más de 18.000

    En materia económica, Barack Obama continuó la política de George W. Bush de recurrir a grandes planes de gasto para crear empleo. Y el resultado es que la tasa de ocupados ha caído del 67,3 por ciento al 63,5. Heredó una deuda de 10,6 billones de dólares y deja como legado 20 billones. Gracias a su reforma sanitaria, el coste medio del seguro médico ha pasado de menos de 13.000 dólares a más de 18.000. En política exterior su oposición a Rusia la ha acabado reforzando, la primavera árabe ha sembrado el caos en la zona, y su decisión de alimentar el ISIS ha sido demoledora.

    Lo mejor de Barack Obama es que intentó extender el comercio internacional. Y que echaremos de menos su simpatía y su capacidad para comunicar ideas que se desvanecen según apagamos el televisor. Ha terminado la pequeña era Obama.

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    José Carlos Rodríguez es periodista. Forma parte del equipo de ProducciONE, pero en otra vida ha sido redactor jefe de Internacional de La Gaceta, y ha trabajado en la prensa digital en medios como Factual.es, elimparcial.es y libertaddigital.com. También ha colaborado con el semanario Alba, Expresión Económica, La Ilustración Liberal, La Gaceta de los Negocios o la agencia APIE, entre otros.