Algunos amables lectores discrepan de una “cruda realidad” de Candela Sande titulada «La izquierda tiene bula para no dimitir jamás». Objetan que aquí no dimite nadie (o casi), ni de izquierda pero tampoco de derecha.
Se acepta la propuesta… en parte. Es verdad que la corrupción es ya la metástasis de España y, como decía el personaje de una película de Billy Wilder, “no sé si todo el mundo es corrupto, porque no conozco a todo el mundo”.
El PP ha demostrado ser un alumno aventajado de su maestro, el PSOE, y tiende a aferrarse al cargo –lo de Soria ha sido una rareza, recuerden a Rita Barberá-.
La gran diferencia es que el PSOE y ahora Podemos vienen de Marx y eso imprime carácter. Por eso no se van ni con agua caliente, incluso aunque les hayan condenado un tribunal.
Veámoslo.
1. No dimiten porque para eso llegaron, para no dimitir. Cuando en 1982, el PSOE volvió al poder después de un paréntesis de cuatro décadas (lo que va Negrín a Felipe González), se atrincheró en el mismo.
Y para eso aplicó el rodillo, despreciando al Parlamento; eliminó el recurso previo de inconstitucionalidad –único filtro que impide la entrada en vigor de leyes hasta que se pronuncie el Constitucional-; y exportó la hegemonía electoral a las principales instituciones del Estado, neutralizando los mecanismos de control del Ejecutivo. Resultado: trece años de felipismo, corrupción y crimen de Estado.
2. No dimiten porque para eso tejieron redes clientelares. La España de las autonomías y su brazo económico –las cajas de ahorros- se convirtieron en sus feudos para comprar voluntades, premiar a los amigos, castigar a los desafectos, y tejer una red irrompible de intereses creados.
El voto subsidiado fue el gran invento que se sacaron de la manga para perpetuar su permanencia en el poder –desde el agro extremeño y andaluz hasta los agradecidos y bronceados jubilados-.
3. No dimiten porque para eso se hicieron con la televisión.- ¿Qué es lo primero que hace un dictadorzuelo de barba y metralleta cuando derriba a un presidente? La televisión, estúpidos (y la radio). Es lo que hizo el PSOE en los años 80, lo que siguió haciendo después controlando las licencias y laminando cualquier atisbo de voz crítica (con el famoso ‘antenicidio’ que puso Antena 3 de radio en manos de Polanco, el ciudadano Kane del felipismo).
Con la tele (y sus telediarios y sus reality) le lavas el coco a la sociedad y consigues hacerla teledependiente, y por tanto incapaz de pensar por sí misma.
Los de Podemos han encontrado una bicoca para salir de una Universidad mal pagada. Así que tienden a quedarse. Aunque les condenen, como a Maestre
4. No dimiten porque no tienen donde ir… La gran mayoría de los políticos socialistas –con honrosas excepciones- serían incapaces de subsistir fuera de la urna de cristal del Partido, el Gobierno o el Ayuntamiento. Y los de Podemos –sus herederos- han encontrado una bicoca para salir de una Universidad mal pagada. Así que tienden a quedarse. Al menos, hasta que consiguen reunir un capitalito o hacer los contactos suficientes para asegurarse el futuro. Fue el caso de Bibiana Aído, ex ministra de Igualdad y ahora asesora de ONU-Mujeres, o de Leire Pajín, ex ministra de Sanidad y ahora en la Organización Panamericana de la Salud.
5. No dimiten porque no pueden perder el aforamiento. Además de ser un negocio, para algunos es un refugio en el que eludir sus cuentas con la Justicia. No pueden perder la inmunidad parlamentaria porque quedarían inermes ante el juez, como si fueran un ciudadano más.
De hecho, el PSOE tuvo buen cuidado de politizar la Justicia (incluyendo el Consejo General del Poder Judicial) y el estratégico cargo del Fiscal General del Estado, porque tener a “uno de los nuestros” en esas instancias puede ser muy útil en caso de apuro.
La izquierda suma 21 años en el poder frente a los 12 de Aznar y Rajoy: al PP sólo le llaman para que arregle los desaguisados económicos
6. No dimiten porque para eso hicieron el pacto no escrito de instalarse en el poder y usar-y-tirar al PP. Los hechos demuestran que la que ha capitalizado los 40 años de la Transición ha sido la izquierda. Es la que más tiempo ha gobernado (entre González y Zapatero suman 21 años, frente a los 12 que suman Aznar y Rajoy); la que más ingeniería social ha hecho (desde las leyes educativas hasta la ley Aido del aborto, pasando por el matrimonio homosexual, frente a la pasividad o el seguidismo del PP); y la que más ha hecho por minar la unidad de España (pactando con ETA, dejando que los terroristas lleguen a las instituciones o encendiendo la mecha del secesionismo catalán, al dar alas al Estatut).
Al PP le relegaban al papel de ‘Encargado de mantenimiento’ y le endosaba el trabajo sucio: arreglar el desaguisado económico que ellos habían dejado. Pero cuando había terminado lo volvían a echar a la tiniebla exterior, poniéndole un cordón sanitario, para que no molestase.
7. No dimiten porque se creen los amos. Sus genes marxistas les llevan a considerar el Palacio de Invierno como suyo. Desde el cortijo andaluz (PSOE) hasta el Ayuntamiento de Madrid (Podemos), desde el coto Doñana a la tele, pasando por Interior y sus cloacas y sus fondos reservados.
Y si es preciso se miente, todo menos dejar el poder. Mintió Felipe González cuando se encogió de hombros ante la X del GAL y sólo admitió que tenía algo que ver, años después, cuando ya no estaba en la Moncloa, en una entrevista-masaje que le hizo Juan José Millas en El País.
Lo importante no es la verdad, sino el poder. Esa es su Biblia, su Mein Kampf, el burro del que no se apean. Por eso no dimiten.
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