Mariano Rajoy no es hombre de grandes acciones ni de grandes palabras. Pocas veces se le ve liderando con su acción o con su palabra la agenda política. Por ello son de especial relevancia los momentos en los que se pronuncia con una mayor visceralidad.
Uno de ellos, quizás ya olvidado, fue pronunciado en 2008. En el famoso Congreso de Valencia y con gran apasionamiento, el hoy aún Presidente del Gobierno, afirmaba: “Si alguien se quiere ir al partido liberal o al conservador, que se vaya”. Y 7 años después va a comprobar en sus propias carnes que aquellos a los que invitó a irse se han marchado.
Ciudadanos es una opción laicista y enemiga de las libertades sociales
Muchos se han inclinado por lo que podríamos llevar el liberalismo regenerador, Ciudadanos. Sin embargo debemos concluir, desgraciadamente, que este Partido representa más a una socialdemocracia intervencionista. Por ello, y salvo que la sociedad civil lo impida, Ciudadanos será una opción laicista y enemiga de las libertades sociales. Ya se ha manifestado en contra de la libertad de educación de los padres (hasta el punto de que solo la presión social les ha llevado a última hora a retirar una enmienda a los presupuestos de la Comunidad de Madrid que quitaba fondos a la educación concertada).
Otros tantos, ante la orfandad que la nula defensa de los principios fundamentales de la que el Partido Popular ha hecho gala en estos cuatro años les ha ocasionado, y que ha llegado al extremo de expulsar a los llamados diputados y senadores próvida y profamilia, se refugiarán en VOX como opción conservadora o en la abstención.
Rajoy ha conseguido al finalizar su legislatura el rechazo de los Conservadores y Liberales
Mariano ha fracasado no solo porque no haya defendido unos principios que muchos consideramos básicos, sino porque no ha sabido mantener unidas las distintas almas que podía tener el Partido Popular y sobre las que él mismo concluía en el Discurso de Valencia: “Me gusta un Partido donde todos podamos estar a gusto. Que no responda a una sola ideología”. La realidad es que al finalizar su legislatura ha conseguido el rechazo de Conservadores y Liberales, a pesar de que los referentes históricos de los mismos, no han alzado la bandera de nuevas opciones políticas.
Por último, otra gran porción de españoles votará al Partido Popular con la nariz tapada. Serán seguramente las generaciones mayores que por propia ley de vida irán abandonando su fidelidad a las siglas, sobre todo si el Partido Popular abandona la Presidencia del Gobierno y con ello la imposibilidad de esgrimir el miedo a que se pierdan las pensiones y aquellas que han hecho del miedo a lo que puede venir el fundamento de su decisión a qué partido votar.
Es transcendental en estas elecciones que resulte elegida al menos una voz en el Congreso que defienda lo que hoy nadie defiende: la libertad de educación que implica que son los padres quienes deben definir el mapa educativo español y no el Estado intervencionista; la vida desde su concepción hasta su muerte natural; la familia natural y el matrimonio (aunque en este punto ni VOX es mínimamente claro); la unidad nacional y el bien común de todos los españoles.
El voto útil en estas elecciones es el que pueda llevar a un diputado con principios al Congreso
Más vale un diputado que sea esta voz que tres o cuatro más de cualquier otro partido. Por ello el voto útil en estas elecciones es el que pueda llevar a un diputado con principios al Congreso. No podemos seguir permitiendo que la actual partitocracia no represente a millones de españoles que aún defendemos los llamados Principios No Negociables de Benedicto XVI.
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