Para el que ignora el puerto al que dirigirse, ningún viento le es propicio

    En un escenario multipartidista el PP tiene que saber cuál es el viento que le es favorable y el puerto al que se quiere dirigir, so pena de encontrarse perdido. Debemos tener cuidado con aquellos timoneles que, determinados y conocedores de las corrientes y los vientos, quieren encallar España.

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    Veleta /Dominik Hintz- Pixabay
    Veleta /Dominik Hintz- Pixabay

    Hace casi dos milenios, durante el Imperio Romano, en Córdoba había un filósofo, orador y escritor que además era político. Su nombre era el de Lucio Anneo Séneca. En sus Epístolas morales a Lucilio incluyó una de las frases que ha sido más célebre para la posteridad: “Para el que ignora el puerto al que dirigirse, ningún viento le es propicio”. Séneca utiliza esta figura literaria para indicarnos que debemos reflexionar sobre la vida y tener una visión global sobre ella en la búsqueda del sumo bien.

    La Historia de España nos ofrece muchos ejemplos de gestas, proezas o hazañas que sucedieron en mares o en vastos océanos. Algunas de las páginas más bellas de nuestra Historia tienen como protagonistas a almirantes, capitanes o incluso a marineros que tenían una clara determinación de su destino y cuál era el viento que les era propicio. No querían que la Historia pasara por ellos, querían ser parte de ella. El Descubrimiento y posterior Evangelización de América, la batalla de Lepanto o la defensa de Cartagena de Indias necesitaron de determinación, tesón, inteligencia, bravura y de una gran confianza en Dios.

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    Hace menos de una década, España vivía principalmente en un bipartidismo donde había cierta alternancia en el poder, Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy se fueron cambiando el timón y parecían más o menos felices. En las distintas regiones de España la situación, aún con excepciones en Andalucía, Extremadura, Galicia o Castilla la Mancha, era muy parecida.

    Pedro Sánchez, del PSOE, tiene como objetivo mantenerse en el poder, por el mero hecho de tener el poder

    ¡Qué bueno hubiera sido que los timoneles hubieran alcanzado grandes acuerdos o pactos de estado sobre la representación democrática, la educación o la unidad territorial! No se pusieron de acuerdo en la dirección o el destino del barco y España lo ha sufrido y seguirá sufriendo. Lo que sí que hicieron fue pactar con varios capitanes de barcos menores para conseguir el poder. ¡El viento del poder!  Por supuesto, estos capitanes de naves regionales cobraron un alto precio, pero los dos grandes partidos miraban para otro lado.

    La situación actual requiere otro análisis, herramientas diferentes y estudiar a los distintos capitanes.

    Pedro Sánchez, del PSOE, tiene como objetivo mantenerse en el poder, por el mero hecho de tener el poder. Sería capaz de pactar, gobernar o acercarse a quien le pueda garantizar que tendrá el timón durante unos años, meses, días o minutos más. Si el barco encalla, se hunde o se pierde en el mar no es su problema, siempre y cuando sea él quien tenga el timón entre las manos. Es destacable su determinación y que tenga claro su objetivo. Para Pedro Sánchez y su PSOE no vale cualquier viento.

    El Partido Popular se olvidó de sus valores, de sus principios, de sus promesas y del puerto al que se quería dirigir

    El segundo partido más votado, el azul, tuvo un resultado peor incluso de lo esperado. Yo no culparía a un capitán novato como Pablo Casado que se encontró perdido en medio del mar. Creo que la inacción en Cataluña, el asumir las leyes ideológicas de Zapatero pese a tener una mayoría absolutísima y la doctrina del arriolismo y su máxima de “vamos a evitar remar para que nadie se de cuenta de que estamos por aquí” tienen gran parte de la culpa.

    El Partido Popular se olvidó de sus valores, de sus principios, de sus promesas y del puerto al que se quería dirigir. Además, el mensaje no fue coherente. Como ejemplo, la lucha contra la discriminación lingüística que pregonaba en Madrid o Cataluña la incumplía Alberto Núñez Feijoo en Galicia. El PP se convirtió en una fábrica de timoneles que movían, o estancaban, el barco, según dictara la estrategia. Se creyó que el ser buenos gestores era suficiente y que así seguirían gobernando en alternancia con el PSOE durante décadas. Ese análisis tal vez fuera correcto para un escenario bipartidista donde los mayores problemas del PP como Gürtel o la financiación ilegal no eran tan importantes como los casos de los EREs en Andalucía y donde sólo variaban varios millones de votantes en el “centro”. En un escenario multipartidista el PP tiene que saber cuál es el viento que le es favorable y el puerto al que se quiere dirigir, so pena de encontrarse perdido en medio del océano e irrelevante. ¿Será “centrados en el futuro” una buena estrategia?

    El candidato a gobernar España por parte del partido naranja hizo una apuesta y giró el timón abandonando el llamado “centro” para apartarse del PSOE de Pedro Sánchez denunciando sus ansias de poder y los pactos con nacionalistas al tiempo que intentaba sumar a su tripulación los apoyos de los liberales y favorables a la unidad de España que en otras elecciones votaron al Partido Popular. Podríamos decir que, aunque no superó al PP en las elecciones generales, sí que se acercó bastante y que está pendiente de los resultados de las próximas elecciones municipales, regionales y europeas para saber hacia donde podrá ir su barco. Deberá tener un destino claro, no dejarse influenciar por timoneles exteriores con ideas cambiantes como Manuel Valls y hacérselo entender a sus votantes si no quiere ser acusado de cambiar tanto como el viento.

    En cuarto lugar, tenemos al timonel Iglesias. Parece que ha renunciado a llevar al barco a puertos bolivarianos y revolucionarios. Quizás lo haya hecho por madurez política, cambio de estrategia o por vivir una vida más plácida y cómoda en la sierra madrileña. Muchos de sus votantes le reprochan el nuevo rumbo y amenazan con cambiar de timonel o irse a otras barcas.

    Un hecho reseñable en las últimas elecciones fue que una barcaza mal preparada, sin apoyo mediático y que debía resistir ataques continuos, obtuvo una representación en el Congreso nada desdeñable. Pasó de no tener ninguna representación a tener casi tres millones de votos. El ver que había un rumbo claro, que los dirigentes sabían que no todos los vientos son favorables, que llevaron la acusación popular en el juicio a los políticos responsables del referéndum ilegal independentista del 1-Octubre de 2017 y el querer ser parte de la Historia animó a muchos ciudadanos a llenar los mítines y a responder con alegría al timonel Abascal y su tripulación. Ahora toca gestionar, tener claro el rumbo y puerto de destino para que muchos más sigan dándole su apoyo.

    Debemos tener cuidado con aquellos timoneles que, determinados y conocedores de las corrientes y los vientos, quieren encallar el barco de España, dejarlo perdido en el océano o no llevarlo a buen puerto. En general, los distintos gobernantes harían muy bien en saber adónde quieren dirigir España, y en conocer cuál es el viento que nos es más favorable. Quizás sea el momento de grandes pactos y de decidir el lugar que queremos que España ocupe en la Historia futura, que deberá ser acorde a aquel que tuvimos históricamente.

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    Rubén Navarro es abogado y licenciado en Administración y Dirección de Empresas. Le encanta viajar y comunicarse con amigos de otras culturas e idiomas, además de un buen café por la mañana. Habla inglés, francés e italiano. En Ginebra desde 2011, ha trabajado con diplomáticos, legisladores y ONG en la defensa de la familia, la vida y la libertad religiosa en el Consejo de Derechos Humanos dela ONU. Es autor de un capítulo en el libro ‘La Batalla por la Familia en Europa’, coordinado por Francisco José Contreras.