El problema del 3%

    Que se convirtió en el 4% porque Convergencia quería más dinero.

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    El expresidente de la Generalitat, Jordi Pujol, en una imagen de archivo/Fuente:EFE.

    Ya han pasado 12 años desde que en el 2005 Maragall espetara a Mas a aquello de “Uds. tienen un problema que se llama 3%”. Aquel meteorito logró esquivarse. Pero desde entonces el pecado persigue al penitente. El pecador pensó que podría librarse de la penitencia envolviéndose en la estelada.

    Incluso pensó que la amenaza del ventilador funcionaría. “Si cae la rama de un árbol, caerán todas”, se permitió decir Pujol en el Parlament en septiembre de 2014. La realidad es que al ‘molt endeudable’ le hicieron un ‘Steve Jobs’ y Convergencia ha tenido que hacer un lavado de cara… y de balance.

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    Los problemas se multiplican porque de pronto aparecen los sinceros: “El 3% subió al 4% porque Convergencia quería más dinero”, reconoce Montull. El Bárcenas de Convergencia, Daniel Osacar, lo niega. La misma película que Bárcenas: tuvo mucha suerte en bolsa.

    Durante años nadie reparó en las cuentas de los partidos. Éramos ninos estrenando zapatos democráticos. ¿Qué importaba lo que costaran si nosotros no los pagábamos? Los listos encontraron en las relaciones políticas el mejor negocio donde hacerse rico en menos tiempo, que diría Solchaga. Los empresarios, facturando y haciendo dinero, aunque hubiera que anotar ‘gastos de representación’. Ahí siguen. Y si hay que pagar la “cuota catalana”, sea, en nombre de la gobernabilidad.

    El sistema cerrado y el bipartidismo fomentaron la opacidad. El ‘ladrillazo’ opacó los problemas. “¡Otra de gambas!”. Y Pujol, español del año, según el ABC, título todavía no retirado.

    PP y PSOE llevan 4 meses de luna de miel. ¿La última escapada? La renovación de los magistrados del Constitucional sin que el resto los huela

    La crisis económico-financiera ha puesto sobre el tapete no sólo la crisis del modelo económico sino de nuestro modelo político. El problema es que quedan demasiados muertos que desenterrar. El ventilador sigue funcionando. Así que la tentación es la huída hacia adelante. PP y PSOE llevan 4 meses de luna de miel. ¿La última escapada? La renovación de los magistrados del Constitucional sin que el resto los huela.

    Ciudadanos se encuentra en ataque de cuernos. Amenazó con moción de censura en Murcia si su presidente imputado no dimitía. Ahora les darán unos días hasta que el juez decida si desimputa o no. Y para que no se note el bajón, hace como que negocia con Podemos los aforamientos y limitación de mandatos. Fuegos artificiales. El suflé se desinfla.

    Por su parte, Podemos todavía no ha decidido qué quiere ser de mayor, instalados en la permanente adolescencia con tintes totalitarios. No. Ninguno de los dos tiene capacidad de renovación. Demasiada bisoñez entre tanto tiburón.

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    Soy economista de profesión y periodista de vocación. Como decía José Ignacio Rivero, director del Diario de la Marina, decano de la prensa de Cuba (otros tiempos), "el periodismo es en lo externo una profesión y en lo interno un sacerdocio". Colaboro en diversos medios y soy editor de campañas de CitizenGO.