¿Los políticos son corruptos porque la sociedad lo es, o ésta lo es porque los políticos lo son?

    Cuando hablas con los políticos y les echas en cara que, por su culpa, España está paralizada, enseguida le endosan la responsabilidad a la sociedad. La política está mal porque la sociedad está mal, dicen. Y vd. lector qué cree… ¿Quién tiene la culpa?, ¿qué fue antes… el huevo o la gallina?

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    Imagen parcial de la Cámara Baja repleta de diputados /EFEImagen parcial de la Cámara Baja repleta de diputados /EFE
    Imagen parcial del Congreso de los diputados /EFE

    España un año entero paralizada y sin gobierno; los parlamentarios cobrando por vegetar; los partidos disputándose el poder mientras sigue el paro y la corrupción; otros queriendo romper la unidad de la nación…

    Pero se lo dices a un parlamentario (de izquierdas o de derechas) y en seguida se pone a la defensiva diciendo que vale, que ok, que la clase política fatal, pero que la clase política sale de la sociedad y que una cosa lleva a la otra.

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    Es el quid. ¿Qué fue antes el huevo o la gallina? ¿Los políticos son corruptos e irresponsables porque los ciudadanos, previamente, lo son?…. ¿O la sociedad se ha echado a perder por la actuación de los políticos?

    Vayamos por partes.

    Hay una parte de razón en decir que la sociedad es parcialmente responsable de lo que está pasando.

    Primero porque los políticos no aparecen por generación espontánea: proceden de la sociedad. Y esta lleva varias décadas sumida en una profunda crisis de valores. Y no solo en España sino en todo Occidente, debido al relativismo y otros ismos corrosivos (nihilismo, consumismo, buenismo etc.) No podemos pedir peras al olmo, cuando el todo vale y la inmoralidad son moneda corriente en buena parte de una sociedad.

    Y segundo porque quienes votan a los políticos son los ciudadanos. No nos quejemos si nos salen rana porque hemos sido nosotros quienes, con nuestro voto, los hemos puesto ahí arriba. Nosotros, no el Espíritu Santo. Porque se supone que el votante acude a las urnas, sin ser coaccionado, libre y voluntariamente, como se dice en la fórmula del matrimonio. Aunque esto cada vez es menos frecuente (en las urnas y en el matrimonio), y la gente no vota a un determinado partido por convicción (sino por motivos espurios: por revancha, por miedo, por voto útil, o porque no hay otra cosa, que el casting de partidos es limitado y poco atractivo).

    Si vota a Iglesias se expone a quedarse sin papel higiénico y si vota a Sánchez se expone al ‘No’

    En cualquier caso, el responsable último es usted, el votante. Y sabe que si vota a Iglesias se expone a quedarse sin papel higiénico, como en Caracas; que si vota a Sánchez, se expone a que un “No” hipoteque la gobernabilidad de España; y que si vota a Rajoy, éste le dirá que la economía va como nunca, aunque usted siga con el agua al cuello como siempre… porque el PP va a seguir subiendo los impuestos y el gasto público, todo antes que meter tijera en la intocable casta del Gobierno y las autonomías. Y por ahí seguido.

    Pero esa responsabilidad del ciudadano es limitada. Porque quienes hacen las leyes no son ellos sino los que se sientan en la Carrera de San Jerónimos y en las distintas asambleas autonómicas. Y las leyes pueden transformar la sociedad, cambiar el rumbo de la Historia, troquelar cabezas (a golpe de multas si es necesario), hundir a un país etcétera.

    El expresidente del Gobierno de España, Adolfo Suárez / Wikimedia
    El expresidente del Gobierno de España, Adolfo Suárez / Wikimedia

    Ellos, los que vegetan en las bancadas, alegarán que al hacer las leyes  interpretan el sentir de la sociedad. Y así lo expresó Adolfo Suárez acuñado la famosa frase “Elevar a la categoría de normal lo que a nivel de calle es normal”.

    Pero la pregunta es: ¿El sentir de la sociedad o sus intereses partidistas o ideológicos?, o ¿lo que están haciendo es acatar servilmente la agenda internacional de las oligarquías disfrazadas de organismos –lease ONU- o de los George Soros de turno –siempre hay un George Soros que compra voluntades a golpe de talonario- ¿

    • ¿O es que interpretaban el sentir de la sociedad cuando los socialistas reformaron el sistema de elección de jueces para que el Consejo del Poder Judicial fuera un calco del Parlamento?
    • ¿Había un clamor social para que convirtieran al Fiscal General del Estado en Fiscal General del Gobierno o era más bien una forma de asegurarse un paraguas protector en caso de apuro judicial?
    • ¿Había un clamor social para despenalizar el aborto en 1985, estaban interpretando el sentir de la sociedad o más bien estaban imponiendo la agenda internacional que exigía extender la cultura de la muerte?
    A la izquierda el general Sanjurjo. A la derecha, el general Mola
    A la izquierda el general Sanjurjo. A la derecha, el general Mola

     

    • ¿Había un clamor social por una Ley de Memoria Histórica sobre una guerra que nadie de los presentes ha vivido y de la que nadie se acuerda? ¿Algún joven de la LOMCE sabe quiénes son Mola, Sanjurjo, Millán-Astray y le importa lo que hicieran o dejaran de hacer? ¿Entonces?

    La sociedad acepta que cada quien haga de su vida sexual un sayo (pues nada hay más privado y menos público)

    Las leyes LGTB son un caso más de esa peculiar “interpretación” del sentir de la sociedad. Admitamos que ésta, tolerante y permisiva, acepta que cada quien haga de su vida sexual un sayo (pues nada hay más privado y menos público), con tal de que no le toque las narices. Ok. Admitamos, inclusive, que a la sociedad no le va a importar que exista un registro de parejas homosexuales, distinto del matrimonio.

    Pero de ahí a interpretar que lo que la gente quiere es que le impongan, por real decreto y a golpe de multas, la realidad LGTB, acorralando a la heterosexualidad hasta conducirla poco menos que al ghetto, va un trecho. ¿Alguien se cree que existe un clamor social porque a sus ninos les expliquen en el colegio que pueden convertirse en ninas (y viceversa)?, ¿la gente se muere porque el Estado dé todo tipo de facilidades para ser gay o lesbiana, y porque luego se prohíba el camino de regreso a la heterosexualidad?

    ¿Interpretaron los políticos el sentir de la sociedad o aplicaron servilmente la agenda internacional LGTB y la presión de Naciones Unidas?

    ¿El sentir de la sociedad o más bien la servil aplicación de la agenda internacional LGTB, fruto de los acuerdos de Yogyakarta, y de la presión de Naciones Unidas y la Casa Blanca, donde el lobby gay tiene un peso decisivo?

    ¿Quién tiene la culpa: la sociedad o los políticos? ¿Contó Zapatero con la sociedad a la hora de elaborar la ley de matrimonio homosexual o más bien se asesoró con el lobby LGTB?,  ¿Ha contado Cristina Cifuentes con padres y educadores para la Ley de Diversidad Sexual que va a imponer en las aulas o más bien recurrió al colectivo LGTB?

    José Luis Rodríguez Zapatero, expresidente de España
    José Luis Rodríguez Zapatero, expresidente de España / EFE

    Resulta muy ilustrativo recordar que en ese ‘do ut des’ que se traen entre manos Gobierno y lobbies, Zapatero comenzó a financiar a la Federación Estatal de Gays y Lesbianas después de la aprobación del matrimonio homosexual, en 2005 ¡qué casualidad!

    La idea del gaymonio no había partido del sentir mayoritario de la sociedad, pero el dinero para subvencionar al lobby sí salía del bolsillo del contribuyente.

    ¿Qué es antes el huevo o la gallina? La sociedad corrupta y sin valores de la que salen los políticos, o los políticos que terminan maleando a la sociedad a golpe de ingeniería social e iniciativas antidemocráticas. Saquen ustedes sus propias conclusiones.

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    Nacido en Zaragoza, lleva más de 30 años dándole a las teclas, y espera seguir así en esta vida y en la otra. Estudió Periodismo en la Universidad de Navarra y se doctoró cum laude por el CEU, ha participado en la fundación de periódicos (como El Mundo) y en la refundación de otros (como La Gaceta), ha dirigido el semanario Época y ha sido contertulio en Intereconomía TV, Telemadrid y 13 TV. Fue fundador y director de Actuall. Es coautor, junto con su mujer Teresa Díez, de los libros Pijama para dos y “Manzana para dos”, best-sellers sobre el matrimonio. Ha publicado libros sobre terrorismo, cine e historia.