Salvemos Venezuela del comunismo cubano

    Este 10 de enero de 2019 jura cargo como presidente el tirano comunista Nicolás Maduro, tras el resultado fraudulento de las últimas elecciones. Venezuela se trata de un modelo de régimen de tiranía, una dictadura con apariencia de democracia.

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    El dictador venezolano, Nicolás Maduro, durante una intervención en el Palacio de Miraflores, en enero de 2019 /EFE
    El dictador venezolano, Nicolás Maduro, durante una intervención en el Palacio de Miraflores, en enero de 2019 /EFE

    Vamos a explicar por qué debe producirse una injerencia internacional en Venezuela por razones humanitarias para poder evitar que mueran millones de personas. Como ha ocurrido siempre que se ha instaurado en un país, el comunismo está colapsando la economía del país de una forma tan cruel y devastadora que están provocando miles de muertes por hambrunas y enfermedades debido al desabastecimiento de alimentos y medicinas.

    Tiranía en Venezuela: dictadura disfrazada de democracia

    El régimen comunista de Nicolás Maduro es ilegal al estar basado en elecciones fraudulentas y haber secuestrado la soberanía del pueblo con una fuerte represión en favor de una oligarquía de perversos.

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    Este 10 de enero de 2019 jura cargo como Presidente el tirano comunista Nicolás Maduro. Sin embargo, el Grupo de Lima (Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Guyana, Honduras, Panamá, Paraguay, Perú…) y más democracias como Alemania, Italia o EEUU han advertido que no reconocerán como válida la toma de posesión de Nicolás Maduro por basarse en el resultado de las fraudulentas elecciones del 20 de mayo de 2018; que contaron con el boicot de la mayoría de partidos de la oposición, y que fueron un engaño con la perversa compra de votos (mediante los infaustos “perniles” y las amenazas de quitar las ayudas alimentarias) y el muy probable “guiado” de máquinas y programas informáticos.

    En su declaración, el Grupo de Lima señala:

    “Debemos hacer todo lo necesario para el restablecimiento del orden constitucional y democrático en nuestra nación y devolver a los venezolanos su soberanía, su libertad y su futuro… En caso que Nicolás Maduro Moros decida no entregar el poder que ejerce ilegítimamente, [la] Asamblea Nacional, los poderes públicos legítimos de Venezuela, reconocidos por el Grupo de Lima, el Secretario General de la Organización de Estados Americanos y otros importantes países que integran la comunidad internacional, debemos hacer todo lo que esté en el marco de nuestro ámbito de competencias constitucionales, para proveer esa vacante y crear las condiciones para que la misma sea colmada debidamente”.

    Desde hace más de 15 años, Venezuela padece una dictadura disfrazada de democracia. El libro Bumerán Chávez: Los fraudes que  llevaron al Colapso de Venezuela explica cómo Hugo Chávez organizó desde el principio los pucherazos electorales para imponer el comunismo con la perversa ayuda del servicio secreto G2 cubano. Aquí pueden leerse los informes que explican los fraudes electorales desde el referéndum del año 2004. Tal y como señaló en Actuall la opositora venezolana Ana Mercedes Díaz, que tuvo que huir por denunciar las adulteraciones electorales cuando ejercía de Directora General del Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela, las elecciones de 1998 fueron ganadas por Hugo Chávez pero, desde entonces, este psicópata megalómano desmontó la democracia y realizó cambios legislativos que permitían adulterar las elecciones con máquinas de votación y programas informáticos que permiten cambiar el sentido del voto al antojo del tirano de turno.

    Hugo Chávez junto a Nicolás Maduro en una imagen del 8 de diciembre del 2012 / Palacio de Miraflores
    Hugo Chávez junto a Nicolás Maduro en una imagen del 8 de diciembre del 2012 / Palacio de Miraflores

    La ex Directora General del Consejo Nacional Electoral (CNE), Ana Mercedes Díaz, denunció estos hechos en Actuall y advirtió a los españoles que debemos tener un cuidado extremo frente a cualquier cambio que pretendan introducir el Frente Popular (PSOE, Podemos e Independentistas) en la Ley Electoral porque, sin duda, las izquierdas intentarán replicar el modelo Venezolano en más países.

    Venezuela se trata de un modelo de régimen de tiranía, una dictadura con apariencia de democracia, disimulada por un conjunto de medios de comunicación serviles al tirano y sus secuaces. La tiranía de uno, de pocos o de muchos se identifica cuando, durante décadas, se perpetúan en el poder político un grupo de perversos, que extraen los recursos del país con tramas de corrupción y destruyen la democracia liberal, creando un Estado Leviatán, que invade todos los rincones de la sociedad civil, devorando los derechos individuales y la soberanía de los ciudadanos en un Camino de Servidumbre (1944) que transforma en 6 pasos la democracia en una dictadura, eliminando:

    1. La soberanía del pueblo, que ingenuo sigue votando en procesos electorales amañados, con propaganda, máquinas y programas informáticos que permiten «dirigir» los resultados;
    2. Los medios de comunicación críticos, que son perseguidos y cerrados;
    3. La oposición que, por un lado, es perseguida y reprimida con encarcelamientos y, por otro lado, es financiada y consentida cuando trabajan para el mismo régimen de tiranos;
    4. La separación de poderes, que queda bajo control del mismo grupo de oligarcas;
    5. La independencia de las fuerzas y cuerpos de seguridad, que se dedican a reprimir a la población disidente con detenciones, encarcelamientos, torturas y asesinatos selectivos;
    6. Los abogados, fiscales, jueces y tribunales independientes, que quedan al servicio de la maquinaria represiva del régimen.

    Como muestra el reporte sobre la represión en Venezuela de noviembre 2018 de Foro Penal, la represión ejercida por parte de los funcionarios del gobierno venezolano contra la oposición disidente se realizó con más de 500 personas arrestadas arbitrariamente durante el año 2018

    Se trata de una dictadura de laboratorio, como las impulsadas desde el Foro de Sao Paulo y estudiada en las cátedras de izquierdas de las universidades europeas y americanas que impulsan el «neo comunismo», es decir, la dictadura disfrazada de democracia por los partidos comunistas desde el mismo momento en que llegan al poder.

    Con la ayuda del servicio secreto G2 cubanos, las dictaduras de laboratorio han sido implantadas en Venezuela y Nicaragua y, si los ciudadanos no logran evitarlo, lo será en México y otras naciones durante los próximos años.

    Represión en Venezuela: detenciones arbitrarias, torturas y asesinatos

    Tal y como muestra el reporte sobre la represión en Venezuela de noviembre 2018 de Foro Penal, la represión ejercida por parte de los funcionarios del gobierno venezolano contra la oposición disidente se realizó con más de 500 personas arrestadas arbitrariamente durante el año 2018.

    Es muy triste comprobar cómo una dictadura de laboratorio se impone sobre una población de 32 millones de personas con 13.000 detenciones arbitrarias y con 7.512 investigaciones penales desde enero 2014 hasta diciembre 2018 en Venezuela. Sorprendentemente, Foro Penal acredita una cifra de presos políticos de solamente 288 personas en la actualidad, con la dictadura comunista en fase de asentamiento, gracias a la inacción de la comunidad internacional.

    El encarcelamiento, las torturas y los asesinatos de disidentes no siempre se realizan a personas situadas en las primeras posiciones de las protestas, sino que, en la mayoría de los casos, se realiza sobre los segundos y terceros niveles para provocar el miedo entre los opositores disidentes.

    Sin embrago, resulta importante la labor constante del Instituto CASLA para documentar los casos de tortura sistemática en Venezuela y denunciarlos ante la Corte Penal Internacional (CPI). Posteriormente, también denunciaron al régimen liberticida ante la CPI los gobiernos de Argentina, Canadá, Chile, Colombia, Paraguay y Perú.

    Hay razones para un mínimo de esperanza porque, a pesar de la violencia y la represión ejercidas por el SEBIN (Servicio Bolivariano de Inteligencia) y el DGCIM (Dirección General de Contra Inteligencia Militar), el informe del Instituto CASLA revela que hubo más de 10.773 manifestaciones y protestas acumuladas en 2018, lo que significa que la población se resiste y lucha contra la dictadura comunista. Si bien, también señala que:

    “…al régimen, no le basta con tener a todo el aparato policial reprimiendo al ciudadano, sino que también, está utilizando grupos civiles armados como el Frente Bolivariano de Liberación (FBL) o los que llama “colectivos” y, así como también agentes foráneos, que están participando en la represión, persecución, detenciones arbitrarias, tortura y desapariciones forzadas de ciudadanos. El G2 cubano esté instalado en el aparato de inteligencia venezolano, y grupos terroristas como la FARC y el ELN actúan impunemente en ciudades y pueblos del interior del país, controlando el tránsito, el comercio, y hasta la distribución de alimentos o gasolina, controlando el día a día, a través del terror y las armas”.

    Una persona es detenida por la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) en las inmediaciones de la planta televisiva estatal VTV durante el paro general de 24 horas convocado por la oposición el 20 de julio de 2017 /EFE- Nathalie Sayago
    Una persona es detenida por la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) en las inmediaciones de la planta televisiva estatal VTV durante el paro general de 24 horas convocado por la oposición el 20 de julio de 2017 /EFE- Nathalie Sayago

    Venezuela se está convirtiendo en un Narco-Estado debido a las connivencias de los dirigentes del régimen comunista con la producción y el transporte de droga y con organizaciones mafiosas como las narco-guerrillas comunistas de la FARC y el ELN.

    Existe impunidad en la comisión de delitos y, en el año 2018, Venezuela vuelve a ser el país con más muertes por causas violentas del mundo, con 23.047 y una tasa de 81,4 por cada 100.000 habitantes y, según el Observatorio Venezolano de Violencia, puede considerarse que existe un Estado Mafioso, donde la policía y el ejército comenten más de 5.000 asesinatos al año.

    Hay determinadas ideologías y acontecimientos históricos que concentran la malignidad de un modo intenso en forma de tiranos, oligarcas y demagogos que llevan los países hacia la destrucción y las muertes de millones de personas

    El pánico de la población ante la violencia del régimen narco comunista, unido a la pobreza, el hambre, la miseria y el desabastecimiento de alimentos y medicamentos, transforma paulatinamente lo que eran protestas en las calles en una Diáspora Venezolana constante hacia otros países como Colombia, Perú, Brasil, Estados Unidos, España… que, hasta diciembre de 2018, se cifra en más de 3,5 millones de personas huidas.

    La Crisis Humanitaria en Venezuela debida al «holodomor» comunista

    El bien y el mal existen. A largo plazo, de un modo situado a medio camino entre lo racional y lo irracional, el bien prevalece siempre porque, de hecho, la pobreza en la Tierra está disminuyendo década a década gracias al comercio internacional y a las interacciones pacíficas entre los millones de personas que intercambian pacíficamente en el mercado.

    Sin embargo, la malignidad emerge con intensidad en determinados momentos históricos, concentrando sus esfuerzos en determinados países de la mano de las mentes perversas y los psicópatas que imponen las ideologías colectivistas. El papa Juan Pablo II definió el comunismo como un «error antropológico» y señaló en el año 1979 que había que rezar mucho para liberar a los países del Este de Europa del comunismo, tal y como sucedió a partir del año 1989.

    Hay determinadas ideologías y acontecimientos históricos que concentran la malignidad de un modo intenso en forma de tiranos, oligarcas y demagogos que llevan los países hacia la destrucción y las muertes de millones de personas. Suelen ponerse como ejemplos de malignidad en grado sumo las ideologías colectivistas como el nazismo (o nacional-socialismo) y el comunismo (o socialismo real) por los millones de muertes que ocasionaron en el siglo XX.

    La injerencia internacional debe producirse durante el año 2019 para evitar que se prolonguen las migraciones masivas hacia Colombia, Ecuador, Perú o Brasil y para evitar perpetuar la agonía del pueblo venezolano durante 60 años como, desgraciadamente, ha ocurrido en la miseria de la Cuba castrista

    Sin embargo, nuevamente, la psicopatía y la perversión del comunismo están alcanzando niveles apocalípticos en Venezuela, pudiendo manifestarse como un «holocausto» o gran matanza de personas. Hay que intentar evitar las cifras crecientes de personas muriendo por desabastecimiento de alimentos y medicinas. Hay que recordar como el desabastecimiento llevó al «holodomor» o muerte por hambrunas de más cuatro millones de personas en Ucrania, Kazajistán, Cáucaso y Siberia en los años 1932 y 1933, debido a los planes quinquenales del comunismo en la antigua URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas).

    La malnutrición en Venezuela está adquiriendo la magnitud de una apocalipsis bíblica. Es difícil contabilizar el número de muertos debido a las hambrunas y las enfermedades por el desabastecimiento de alimentos y medicamentos que provoca el comunismo. Pero, sin duda, es imposible que las personas de bien no se conmuevan al observar las imágenes de niños famélicos y adultos desnutridos en los hospitales y calles de Venezuela.

    La injerencia internacional en Venezuela por razones humanitarias

    En pleno siglo XXI, las democracias liberales deben evitar que vaya a más la actual situación de «holodomor» o muerte por hambrunas en Venezuela. Se ha llegado a un punto de no retorno en donde las muertes por violencia, desnutrición y falta de medicamentos aumentan exponencialmente.

    Por dicho motivo, por razones estrictamente humanitarias, las democracias más responsables internacionalmente, integradas en la Organización de Estados Americanos, en la Organización del Tratado del Atlántico Norte y en la Unión Europea, deben impulsar la injerencia internacional en Venezuela por razones humanitarias con cinco acciones esenciales:

    • Primero, ante todo, la injerencia internacional debe establecer un corredor de ayuda humanitaria que, urgentemente, provea de alimentos y medicamentos a la población de Venezuela.
    • Segundo, al objeto de establecer el corredor de ayuda, la injerencia internacional debe derrocar y deponer al tirano, los oligarcas y los demagogos que han secuestrado la soberanía del pueblo venezolano mediante elecciones fraudulentas, cambios legislativos, represión de disidentes y asesinatos.
    • Tercero, al objeto de devolver la soberanía al pueblo venezolano, la injerencia internacional debe instaurar con rapidez un régimen de democracia liberal basado en una Constitución que respete y garantice los derechos individuales (vida, libertad, propiedad e igualdad de trato ante la ley), el mercado y el gobierno limitado por medio de las elecciones libres e internacionalmente validadas (sin “pucherazos”), la separación real de poderes, las garantías jurídicas y los jueces y tribunales independientes.
    • Cuarto, con el fin de detener las muertes violentas, la injerencia internacional debe llevar a cabo acciones inmediatas dirigidas a neutralizar a los grupos irregulares (guerrilla urbana y rural, bajo la denominación de «colectivos«) que, armados por el régimen dictatorial, atacan a la población inocente.
    • Quinto, y no menos importante, la injerencia internacional debe procesar a los delincuentes por los delitos de lesa humanidad que hayan cometido: bien en la Corte Penal Internacional, bien en un tribunal internacional “ac hoc” que proporcione garantías de un enjuiciamiento independiente y que evite que pueda existir impunidad por los miles de torturas y las muertes de mártires inocentes en Venezuela.

    Quienes quieran más información pueden leer el libro Salvemos Venezuela donde autores españoles, argentinos y venezolanos explicamos las causas y las soluciones al drama del país caribeño. Los ingresos de los autores se destinan al envío de medicamentos, habiendo remito ya con éxito más de 12 toneladas, sorteando los controles aduaneros de la tiranía comunista.

    Un hombre busca comida en un basurero, en Caracas (Venezuela) en septiembre de 2018. /EFE
    Un hombre busca comida en un basurero, en Caracas (Venezuela) en septiembre de 2018. /EFE

    La comunidad internacional no puede permanecer impasible ante la grave crisis humanitaria de Venezuela debida a las hambrunas que ocasiona el comunismo. La injerencia internacional debe producirse durante el año 2019 para evitar que se prolonguen las migraciones masivas hacia Colombia, Ecuador, Perú o Brasil y para evitar perpetuar la agonía del pueblo venezolano durante 60 años como, desgraciadamente, ha ocurrido en la miseria de la Cuba castrista.

    Adicionalmente, la injerencia internacional por razones humanitarias evitaría que Venezuela sirviese de paraíso para las narco-guerrillas y de puerto para la distribución mundial de drogas. Por último, la injerencia también evitaría que Venezuela sirviese de puente para extender el comunismo hacia otros países como Colombia con 49 millones de personas o México con 129 millones de personas, junto a la frontera con los Estados Unidos de América; hechos que, geopolíticamente, desestabilizarían América por completo y crearían aún mayores problemas humanitarios en el continente, alejando a muchos países de las democracias liberales, que generan la prosperidad mediante la economía de mercado y el comercio en paz y libertad.

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