El Gobierno chino vio el capítulo “Caída en picado” de la serie Black Mirror, tomó nota y se dijo… ¿por qué no implementarlo? ¡Hagamos un Sistema de Crédito Social! El proyecto fue aprobado, se desarrolla por fases y se espera que esté listo para su ejecución en todo el territorio en el 2020.
¿Esto qué es? Me explico. El episodio de ciencia ficción cuenta la historia de Lacie Pound, una chica que tiene un 4,2 sobre 5 de nota y para conseguir un 20% de descuento en un piso requiere al menos un 4,5. Las valoraciones las recibe de todas las personas de su entorno, vecinos, compañeros de trabajo, camareros, etc.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraLa valoración consta en otorgar de 1 a 5 estrellas. Y a Lacie de pronto todo se le empieza a torcer… derrama por accidente el café a una vecina, discute con su hermano, deja esperando a un taxi, por lo tanto su nota baja.
Cuando llega al aeropuerto no puede comprar el billete de avión (no tiene puntos suficientes), discute con la dependienta, entonces llega un policía que la sanciona quitándole aún más puntos, después intenta alquilar un coche y por su nota sólo puede acceder a la gama más baja, así una serie de sucesos trágicos lleva a la protagonista a prisión con un valoración aproximada de 2.0.
Todos estamos dentro y así funciona el mundo
Lejos de la ciencia ficción, con los pies en el mundo real esto es lo que está implementando China a través del Sistema de Crédito Social, donde se valorará el comportamiento social, comercial y judicial de cada ciudadano, y después, a través un algoritmo, juzgará si la persona es fiable o no.
Este proyecto aprobado en 2014 se basa en recompensas y castigos. En la circular oficial publicada por el Departamento de Estado Chino se expone como propósito «crear conciencia de la buena fe y el nivel de fiabilidad de toda la sociedad» y justifica su lanzamiento en la necesidad de «la construcción de una sociedad socialista armoniosa».
Una persona pierde puntos si: reserva en un restaurante y no se presenta, cruza con el semáforo en rojo o difunde lo que el gobierno considere rumores y difamación
¿Pero cómo va a funcionar esto que parece tan ideal como utópico? Muy sencillo, como el carné de conducir de puntos… pero ahora abarcando todos los aspectos de la vida. Sí, todos. Es una versión social orwelliana basada en tecnología punta, con reconocimiento facial incluido.
Por ejemplo, una persona pierde puntos si reserva en un restaurante y no se presenta, cruza con el semáforo en rojo o difunde lo que el gobierno considere rumores y difamación. Por el contrario los gana si dona sangre, recicla o acusa a otro ciudadano de haber tenido un comportamiento no cívico.
Del balance entre estos dos, se determinará la honorabilidad y fiabilidad de una persona, a través del algoritmo creado por el propio gobierno. Y así, quienes estén en la categoría de «buenos ciudadanos» podrán acceder a instalaciones de gimnasio gratuitas, transporte público más económico y tiempos de espera más cortos en los hospitales. Y los «malos ciudadanos» tendrán más difícil llevar a sus hijos al colegio que quieran, pagar el doble por algunos servicios (como alquiler de bicicletas) o incluso no podrán abordar trenes o aviones.
Los ciudadanos con baja puntuación serán expuestos como «deshonestos» en pantallas gigantes situadas en espacios públicos
Y esto no acaba aquí. Los ciudadanos con baja puntuación serán expuestos como «deshonestos» en pantallas gigantes situadas en espacios públicos. Actualmente esto sucede ya en ciudades como Taishan o Suzhou, donde se está probando el sistema.
Acceder, monitorear y medir toda esta información es posible gracias a la tecnología y al Big Data. Ahora el Gobierno Chino, defensor de las libertades y de los derechos humanos, tiene en sus manos un juguete nuevo para premiar a los fieles a régimen y castigar a los disidentes, a quienes piensen por sí mismos o simplemente tengan un opinión diferente.
Al menos ahí el gobierno ataca frontalmente, pero en el caso de los países Europeos o Americanos el sistema también está puesto en marcha… sólo basta hacer un repaso por las leyes de protección de datos y sus carencias, ver a quién se le cede nuestra información, las huellas digitales que dejamos sobre nuestras compras, opiniones, publicaciones, amigos. Habrá que ver hasta dónde son capaces de llegar los gobiernos o las grandes corporaciones con las cantidades industriales de información que poseen sobre nosotros.
Así que ya saben… habrá que andarse con cuidado, que en el momento menos esperado habrá que pasar a recoger el carné de Ciudadano modelo.