El Supremo Tribunal dice ‘no’ a Lula y queda a un paso de ir a prisión

    Después de una apretada discusión la máxima Corte del Brasil deja al fundador del mayor partido de izquierdas de Latinoamérica a un paso de ser preso.

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    Lula da Silva, exmandatario de Brasil.

    Luiz Inácio ‘Lula’ da Silva, expresidente de Brasil y fundador del Partido de los Trabajadores (PT), la mayor sigla de izquierdas del continente, esta a un paso de ser preso.

    Por seis votos contra cinco los ministros del Supremo Tribunal Federal (STF) rechazaron este miércoles 4 de abril un recurso que tenía por objeto evitar la perdida de la libertad del político, por lo menos, durante este año, para poder contender en las elecciones presidenciales que se celebrarán en octubre.

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    En un apretado litigio y por un voto de diferencia, la mayoría de los magistrados dijeron ‘no’ a la pretensión del exmandatario y con ello dieron carta blanca para que su prisión sea ejecutada.

    Votaron contra un hábeas corpus solicitado por la defensa Edson Fachin, redactor del proceso; Alexandre de Moraes, Luís Roberto Barroso, Rosa Weber, Luiz Fux y Carmen Lúcia Rocha, presidente del colegiado; y a favor, Antonio Dias Toffoli, Ricardo Lewandowski, Gilmar Mendes, Marco Aurelio Mello y el decano, Celso de Mello.

    La mayoría de los analistas, los abogados de ‘Lula’ y la propia cúpula del PT daba por hecho que ella respaldaría el pedido del socialista

    Los votos de las dos ministras fueron decisivos, y el de Weber, inesperado. La mayoría de los analistas, los abogados de ‘Lula’ y la propia cúpula del PT daba por hecho que ella respaldaría el pedido del socialista. No fue así, y lo dejó claro solo en los últimos minutos de su pronunciamiento.

    Su aparente cambio de ‘lado’ despertó la ira de por lo menos dos de sus pares, Marco Aurelio y Lewandowski, que le increparon. La defensa, perpleja, se desesperó.

    Con su voto y el de Carmen Lucia, que quebró al final un empate del colegiado, se abren las rejas para hombre que es pieza clave en el mayor esquema de corrupción hasta ahora registrado en la historia del país.

    Intentando librarse de la prisión en segunda instancia

    Luiz Inácio ‘Lula’ da Silva fue condenado por el juez Sergio Moro, a cargo de los casos de la operación Lava Jato, por corrupción y lavado de dinero en julio de 2017; recurrió y el veredicto fue ratificado de forma unánime por tres jueces del Tribunal Regional Federal con sede en Porto Alegre y su pena fue elevada de nueve a doce años.

    Como la actual jurisprudencia permite que se decrete prisión a partir de concluido el juicio de segunda instancia, para evitar la detención de su cliente, la defensa ingresó un hábeas corpus ante el Superior Tribunal de Justicia (STJ), que, por unanimidad se lo negó.

    Fue el tercer revés consecutivo del antiguo sindicalista. Finalmente, fue solicitado otro hábeas corpus ante el STF alegando que la Constitución asegura el derecho a no ser considerado culpable hasta que sean agotados todos los recursos legales, o sea, en tesis, hasta llegar a la máxima instancia.

    El abuso de este dispositivo ha permitido un amplio ejercicio de impunidad, pues muchos juicios se arrastran por años y llegan, incluso, a ‘caducar’, especialmente cuando los imputados son personas con poder político o económico.

    Para corregir esto, en 2016, la mayoría de los ministros del STF entendió que la pena puede comenzar a ser cumplida, sin violar el dispositivo de la ley fundamental, después de concluida la condena en segunda instancia.

    En el caso de ‘Lula’, la conclusión del juicio en ese ámbito de la justicia estaba marcado para el 26 de marzo, en el Tribunal Federal de la Cuarta Región, con sede en Porto Alegre, para juzgar los últimos recursos que la defensa interpuso allí; estos, sin embargo, no pueden revertir el fallo; y, por tanto, era previsible una prisión inminente.

    Al dirigirse a STF la defensa apostó en tener la mayoría. Forma parte del equipo José Paulo Sepúlveda Pertence, un connotado exintegrante de ese colegiado, que se dedicó a conversar con cada uno de los magistrados y a ‘mover los hilos’ a su alcance de una institución cuyas entrañas conoce.

    Todo parecía indicar que allí el petista tendría éxito.  La mayoría de los once ministros habían dejado claro su voto: Edson Fachin, Alexandre de Moraes, Luís Roberto Barroso, Luiz Fux y Carmen Lúcia Rocha rechazarían el hábeas corpus; y Antonio Dias Toffoli, Ricardo Lewandowski, Gilmar Mendes y Marco Aurélio Mello lo acogerían.

    Rosa Weber y Celso de Mello, no se habían manifestado, pero en el juicio iniciado el 22 de marzo en el pleno del STF dieron indicios de que podrían respaldar a ‘Lula’, y articularon para beneficiarlo.

    La decisión de la Corte fue recibida con profunda indignación por millones de brasileños. En las redes sociales la palabra más usada para referirse a la Corte era: ‘vergüenza’

    Ese día, al inicio de la tomada de votos, la sesión fue aplazada a través de una maniobra de los magistrados Marco Aurelio Mello y Gilmar Mendes, que alegaron tener compromisos inaplazables, por lo que no podrían permanecer en el plenario de la Corte.

    Fueron apoyados por Dias Toffoli, Ricardo Lewandowski, Rosa Weber y Celso de Melo. Se remarcó  para el 4 de abril y se concedió un ‘salvoconducto’ al reo para que su libertad no fuera amenazada durante ese período.

    Indignación y movilización ciudadana

    La decisión de la Corte fue recibida con profunda indignación por millones de brasileños. En las redes sociales la palabra más usada para referirse a la Corte era: ‘vergüenza’.

    Una de las páginas web más visitadas del país, O Antagonistaresumió bien la percepción del brasileño común: fue un teatro.

    «Después del juicio de hoy en el STF, si es que se puede llamar juicio a una farsa ensayada en el plenario del tribunal, aumentó brutalmente la distancia que separa a la sociedad brasileña de la más alta instancia de Justicia del país, […] quedó claro que, en tanto la nación quiere librarse de los corruptos, el STF intenta, de todas las formas a su alcance, de librar a los corruptos», registra su editorial.

    La procuradora general de la República, Raquel Dodge, apuntó, después de cierre de la sesión, lo que estaba en juego:

    «Permitir que personas condenadas en segunda instancia sean presas auxilia el combate a la impunidad y a la corrupción. La decisión de la Corte será importante para el futuro de los procesos penales en el país, sobretodo, frente a delitos de corrupción, crímenes de ‘cuello blanco’, y los realizados por organizaciones delictivas».

    El procurador Delta Dallagnol, coordinador de la operación Lava Jato, aseguró que si se aceptaba el recurso de Lula se daría un ‘tiro a la cabeza’ a los ingentes esfuerzos realizados en la lucha contra la corrupción y la impunidad.

    El viernes anterior al juicio, Dallagnol colocó en el estatus de sus cuentas en redes sociales la siguiente frase: «en ayuno por el STF».

    Dos peticiones online fueron dirigidas a la presidencia de la Corte. Una en la plataforma Change, que llegó a 138 mil firmas y otra en CitizenGo, con casi 25 mil.

    La noche del martes 3 de abril, en las principales ciudades del país, miles de personas salieron a las calles para manifestar su repudio al Tribunal ante un posible blindaje al petista

    El lunes 2 de abril el promotor de Justicia Renato Varalda entregó al STF una ‘nota técnica’ firmada por más de 5 mil jueces y procuradores solicitando que se mantuviera el entendimiento del colegiado sobre las prisiones en segunda instancia.

    A la víspera del juicio, la noche del martes 3 de abril, en las principales ciudades del país, miles de personas salieron a las calles para manifestar su repudio al Tribunal ante un posible blindaje al petista. En los actos, no había militantes de partidos, sino ciudadanos comunes, familias enteras.

    Un día antes, Carmen Lúcia, como cabeza del STF, divulgó un vídeo ambiguo y confuso donde pide a la población ‘serenidad’ ante la ‘intolerancia’ que se respira en el ambiente. La presión ya era percibida al interior del organismo.

    El voto decisivo de Rosa Weber y Carmen Lúcia

    En ese contexto de profunda indignación y bajo la intensa presión ciudadana se retomó el juicio el 4 de abril en la máxima Corte del país. Fueron once horas de litigio, pero el momento decisivo llegó con el quinto ministro a votar: la magistrada Rosa Weber.

    Nerviosa, un tanto molesta e insegura, emitió un largo voto de más de una hora en el que parecía ir y venir de un lado a otro, a veces insinuando que negaría el pedido de ‘Lula’, otras, que lo acogería. En la bancada de la defensa y entre sus pares ‘prolula’ no le ofrecían mayor atención, había confianza.

    ‘Lula’ decidió ver el juicio en la Sede del Sindicato de Metalúrgicos de San Bernardo del Campo, en el entorno metropolitano de São Paulo. Había caso 400 militantes acompañándolo simbólicamente en un salón, a cierta distancia de las oficinas donde él permaneció.

    La cúpula petista afirmaba, complaciente y segura: ‘Rosa, esta con nosotros’.

    Sorpresa. Por vuelta de las 19:30 horas cayó un balde de agua fría. En los últimos minutos de su pronunciamiento Weber aclaró que rechazaba el hábeas corpus.

    Conmoción, un pesado silencio inundó el recinto. Se vació poco a poco. Aunque aún faltaban seis ministros por votar, todos entendieron lo que aconteció.

    En el plenario del STF, Marco Aurelio Mello y Ricardo Lewandowski no disimularon su ira. Antes de que terminara el voto, de forma inédita, ‘se le lanzaron a la yugular’ de Weber cuestionando sus argumentos e intentando humillarla.

    Estaban visiblemente sorprendidos e irritados, como si un acuerdo hubiera sido quebrado. Si no, por lo menos, era un hecho que contaban con el voto de la colega. La defensa estaba desesperada y no lo ocultaba.

    El juicio avanzó. Dias Toffoli votó a favor del recurso. El juez fue abogado del Partido de los Trabajadores (PT) en las elecciones de 1998, 2002 y 2006, subjefe para asuntos jurídicos de la Casa Civil de la Presidencia de la República de 2003 a 2005, y Abogado Geral de la Unión de 2007 a 2009.

    Después, Lewandowski respaldó al fundador del Foro de São Paulo. Este hombre es recordado como el responsable de que Dilma Rousseff, después de haber sido depuesta en impeachment, conserve derechos políticos, a pesar de lo que señala la Constitución.

    Marco Aurelio fue violento y dijo no someterse al clamor de las turbas. Con el voto del décimo magistrado, el decano Celso de Mello, hubo un empate.

    La defensa de Lula todavía puede presentar un último recurso al Tribunal Regional Federal, donde fue juzgado en segunda instancia, que no podrá revertir la condenación, pero si atrasarla un poco

    En ese momento, José Roberto Batochio, abogado de Lula, solicitó que Carmen Lúcia no votara por ser presidente del colegiado. Ella colocó a votación de sus pares el pedido. Todos lo rechazaron, Rocha emitió su voto y selló el 6 a 5, contra el socialista.

    Antes de proclamar el resultado Marco Aurelio Mello hizo una advertencia, que parecía más una amenaza: la actual mayoría es transitoria, dijo, va a mudar y yo personalmente trabajaré para garantizar que este resultado se revierta.

    La defensa de Lula todavía puede presentar un último recurso al Tribunal Regional Federal, donde fue juzgado en segunda instancia, que no podrá revertir la condenación, pero si atrasarla un poco. El plazo para presentarlo es de 12 días que comenzaron a contar el pasado 27 de marzo.

    Después, el órgano de segunda instancia enviará un oficio al juez Sergio Moro comunicando la decisión y será él quien decida cuándo mandará a la Policía Federal prender a Lula. El destino de ‘Lula’ ahora está en las manos de Moro.

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