Tim Kaine y el factor espanglish

    Tim Kaine es mucho menos polémico que Hillary Clinton, por tanto capaz de atraer a los sectores centristas y progresistas que a ella se le resisten. Como católico Kaine se opone al aborto, pero defiende el derecho de la mujer a elegir.

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    Hillary Clinton y Tim Kaine
    HIllary Clinton y Tim Kaine, en su primer mitin juntos, en Florida. (Fotografía: Rhona Wise / EFE)

    Mientras la campaña electoral tiene a Estados Unidos sumido en un surrealismo frenético, alimentado con sospechas, acusaciones y filtraciones a la prensa, Hillary Clinton ha hecho pública su elección de candidato a la vicepresidencia: el senador Tim Kaine, un católico antiabortista, abanderado de la reforma migratoria y convencido paladín de los derechos civiles.

    En principio, el tándem Clinton-Kaine contaría con las franjas electorales que llevaron a Barack Obama a la Casa Blanca en 2008 y le prolongaron el mandato en 2012: mujeres, afroamericanos, hispanos y demás minorías (entre las que destaca el grupo de jovenes menores de 25 años, con idearios propios).

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    El presidente de EEUU, Barack Obama/Fuente:Efe.
    El presidente de EEUU, Barack Obama/Fuente:Efe.

    Clinton tiene problemas con las generaciones nacidas a partir de 1980 –los llamados millennials– y las solteras urbanitas tienden a rechazarla. Centenares de miles de veinteañeros estadounidenses siguen siendo fieles a un Bernie Sanders que, ya retirado de la carrera presidencial, ha apoyado públicamente a su ex adversaria.

    Otro grupo reacio a la primera y única candidata femenina a la Casa Blanca es el formado por el americano medio de raza blanca –conocido por el acrónimo WASP (White Anglosaxon Protestant)– con ideología conservadora, cuyos prejuicios a menudo le impiden votar a una mujer.

    Tim Kaine es un estadounidense estándar, moderado, menos proge y mucho menos polémico que Hillary Clinton

    Tim Kaine es un estadounidense estándar, moderado, menos progre y mucho menos polémico que Hillary Clinton, por tanto capaz de atraer a los sectores centristas y progresistas que a ella se le resisten. Como católico Kaine se opone al aborto, pero defiende el derecho de la mujer a elegir.

    Elegido gobernador de Virginia en 2006, logró cambiar algunas inconsistencias en la legislación de control de armas en un estado sureño cuya franja meridional es rural, republicana y reacia a todo lo que venga de los yanks del norte.

    Es propietario de una pistola, pero defiende la restricción de su venta a personas no aptas. Este perfil heterogéneo le convierte en un complemento perfecto para una política como Hillary Clinton, más encasillada para bien y para mal.

    Otra ventaja decisiva de Tim Kaine es que nació en Minnesota, pero ha desarrollado su carrera en Virginia, lo que le permite influir en el electorado de dos de los llamados estados pendulares cuyo voto puede determinar el resultado de estas elecciones (Wisconsin, Pennsylvania, New Hampshire, Minnesota, Ohio, Iowa, Virginia, Florida, Michigan, Nevada, Colorado y Carolina del Norte).

    Tima Kaine, número dos de Hillary Clinton
    Tima Kaine, número dos de Hillary Clinton / Flickr

    De familia originaria de Irlanda y Escocia, Kaine conoció a su esposa, Anne Holton –abogada, juez y actual Secretaria de Educación de Virginia–, en la Universidad de Harvard, donde ambos se licenciaron en Derecho. Tras casarse en 1984 se mudaron al barrio de Ginter Park en Richmond, Virginia, donde viven con sus tres hijos, que han estudiado en colegios públicos.

    El compañero político de Hillary Clinton aprendió a hablar español como joven misionero católico en Honduras

    Antes de ser elegido al Senado en 2012, Kaine fue gobernador de Virginia de 2006 a 2010 y alcalde de Richmond entre 1998 y 2001, así que es uno de los pocos políticos estadounidenses con experiencia como alcalde, gobernador y senador.

    Estas pinceladas contribuyen a crear un retrato de un político desconocido en el mundo y casi desconocido en su propio país, pero si hay un dato que todas las cadenas de televisión estadounidenses han repetido hasta la saciedad es que Tim Kaine sabe español.

    En la cadena Fox incluso llegaron a rotular “Kaine presume de hablar español, con el que pretende impresionar a la comunidad latina”. Efectivamente, el compañero político de Hillary Clinton aprendió a hablar español como joven misionero católico en Honduras. La prueba de que nuestro idioma tendrá un papel fundamental en la campaña demócrata es que Kaine se presentó al público en Miami con un rotundo «Bienvenidos todos a nuestro país, porque todos somos americanos” en español.

    El candidato presidencial republicano Donald Trump / EFE
    El candidato presidencial republicano Donald Trump / EFE

    El factor espanglish ha sido decisivo para un comité de asesores que le ha seleccionado tras un largo proceso con decenas de aspirantes. Clinton resume su decisión en una sola frase: “Kaine es el polo opuesto de Trump”. Pragmático, conciliador, defensor del liberalismo económico, capaz de reducir el desempleo en su estado mientras fue gobernador, cristiano que acude a una iglesia cuyos feligreses son en su mayoría negros.

    Hablar español en Estados Unidos puede cambiarte la vida, como se la ha cambiado al senador Tim Kaine

    Pero como él dijo en 2013 en el Senado: “Cuarenta millones de estadounidenses hablan español”. Y 27 millones podrían votar. Los estadounidenses hispanos son la mayor minoría étnica de Estados Unidos.

    Hoy, más que nunca, hablar español en Estados Unidos puede cambiarte la vida, como se la ha cambiado al senador Tim Kaine. Ahora la pregunta es si él podrá contribuir a cambiar la historia de su país.

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    Periodista, escritora y traductora de inglés de literatura, ensayo y cine. Pasó su infancia entre París y Washington DC. Licenciada en Filología Inglesa, trabajó durante una década el sector cultural, en empresas como Microsoft Encarta y Warner Music. Tiene tres novelas publicadas. Ha traducido al español a clásicos como Dickens, Kipling, Wilde, Poe y Twain. Colabora desde hace décadas en prensa española y latinoamericana. Tras una década colaborando en revistas femeninas como Vogue, Gala y Telva, se inició como columnista en La Razón, labor que continuó en La Gaceta.