Una madre de 45 años, simpatizante del movimiento feminista #MeToo que está denunciando abusos sexuales contra mujeres, encubrió el abuso sexual de un joven refugiado contra su hija.
La madre mantenía una relación sentimental con el refugiado
Los hechos ocurrieron el año pasado en Suecia, y han sido objeto de un proceso judicial en el Tribunal de Distrito de Blekinge. Según informaba anteayer el diario sueco Fria Tider, la mujer trabaja en una centro de la red HVB de centros de menores y jóvenes, una institución que también acoge a jóvenes refugiados.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
Suscríbete a Actuall y así no caerás nunca en la tentación.
Suscríbete ahoraEl joven empezó a meterle la mano en el vestido y en la ropa interior a la niña de 12 años
En ese centro, la mujer empezó una relación sentimental con un joven refugiado afgano de 18 años, tras lo cual incluso le permitió mudarse a su casa. El joven no tardó mucho en acercarse a la niña de 12 años para abrazarla y besarla.
Según el citado medio, un sábado por la noche, a finales de septiembre de 2017, los tres se sentaron a jugar a las cartas mientras el joven refugiado consumía una bebida alcohólica.
El afgano quiso bailar con la niña, y aprovechando que su madre fue al cuarto de baño, el joven empezó a meterle la mano en el vestido y en la ropa interior a la niña. Ella consiguió huir a su dormitorio y después le contó a su madre lo ocurrido, pero ésta, tras hablar con el refugiado, le permitió permanecer en su casa.
La mujer confirmó que ocultó el delito por si expulsaban al joven
El asunto se descubrió cuando la niña, tras una jornada escolar, se negó a regresar a su hogar sin hablar antes con su padre (es hija de un matrimonio separados). Fue el padre de la niña quien se decidió a denunciar los abusos sexuales a la Policía.
A pesar de todo, no se presentaron cargos contra la madre por encubrimiento.
La pequeña confirmó que su madre no quiso presentar denuncia en la Policía porque temía que el refugiado fuese expulsado de Suecia. La madre confirmó este punto en el juicio, y reconoció que el joven le gusta mucho.
La niña señaló que también le había contado lo ocurrido a su hermana mayor, que compareció como testigo en el juicio. Ésta también reconoció que su madre le había pedido “no decir nada” sobre lo ocurrido. A pesar de ello, no se presentaron cargos contra la madre por encubrimiento.
La mujer le buscó otro hogar calificándole de ‘maravilloso’
La paradoja es que el joven afgano ha sido condenado por abusar sexualmente de la niña, pero el Fiscal evitó solicitar su expulsión, por lo que el joven podrá permanecer en el país a pesar de su conducta delictiva.
Además, la condena ha sido muy suave: 100 horas de trabajo comunitario. Fria Tider señala que la madre es activista del movimiento #MeToo, que viene denunciando casos de abusos sexuales contra mujeres, y también está muy implicada en el apoyo a refugiados afganos.
Se da la circunstancia de que en noviembre, es decir, después del abuso sufrido por su hija, la madre dijo en un grupo de Facebook contra las expulsiones de afganos que ella tenía un “niño” que no tenía residencia permanente, y preguntó si alguna otra mujer de mediana edad quería acoger en su hogar al “maravilloso” afgano. Así le calificó a pesar de saber que había abusado de su hija.
La Suecia del multiculturalismo: de 421 violaciones en 1975 a 6.620 en 2014
Estos hechos se producen en pleno debate por los estragos que está causando en Suecia el multiculturalismo y la corrección política. Desde el Gatestone Institute señalan que en 1975 “el Parlamento sueco decidió por unanimidad cambiar la Suecia homogénea en un país multicultural”.
Cuarenta años más tarde, los crímenes violentos se han incrementado en un 300%” y las violaciones han aumentado un 1.472%, pasando de 421 en todo 1975 a 6.620 en 2014. Esto coloca a Suecia como el segundo país del mundo con más violaciones por habitante.
Suecia oculta abusos y violaciones en aras de la corrección política
En vez de afrontar las causas del problema, los políticos suecos se han dedicado a ocultar la realidad.
A comienzos de 2016 se descubrió que la Policía sueca ocultó una ola de violaciones a manos de inmigrantes, mayoritariamente afganos
El Gatestone Institute señala que en los últimos 10 a 15 años “los inmigrantes han llegado principalmente de países musulmanes como Irak, Siria y Somalia. ¿Podría esta afluencia masiva explicar el aumento explosivo de violaciones en Suecia? Es difícil dar una respuesta precisa ya que la ley sueca prohíbe hacer registros basados en la raza o la religión de las personas.”
A finales de 2015 se conoció que la Televisión Sueca ordenó no usar palabras como “inmigrante” o “refugiado” en sus informativos. A comienzos de 2016 se descubrió que la Policía sueca ocultó una ola de violaciones a manos de inmigrantes, mayoritariamente afganos, en un festival juvenil celebrado el verano anterior. El motivo de esta ocultación, según se dio a conocer entonces, fue evitar favorecer al partido Demócratas de Suecia, que pide limitar la entrada de inmigrantes al país.
La dramática indefensión de las niñas en Suecia
Los efectos del multiculturalismo y de la corrección política en Suecia afectan de forma dramática a las niñas. En febrero de 2015 el gobierno sueco aprobó el matrimonio entre una niña de 14 años y un joven de 21, ambos refugiados, a pesar de que la edad de consentimiento sexual en Suecia está fijada en los 15 años.
El caso provocó una fuerte polémica en Gotemburgo, pues los servicios sociales alegaron que es incompatible proteger los derechos de la niña y a la vez autorizar que conviva con un adulto como su esposa. En abril de 2017 un tribunal dejó libre a un inmigrante iraquí que violó a una niña de 14 años al considerar que el violador tenía “déficit de atención”.
Una feminista sueca dijo que era ‘peor’ ser violada por suecos que por inmigrantes
La indefensión de las mujeres suecas no se limita al silencio y a laxitud de las autoridades, sino también a la ideología. Muchas mujeres suecas han interiorizado la corrección política hasta extremos escalofriantes. Un caso significativo es el ocurrido en octubre de 2015 en un tren nocturno entre Umeå y Sundsvall: una mujer sueca fue violada por un iraquí de 28 años.
Inicialmente la víctima no quería denunciar al violador, pensando que sería expulsado. Sin embargo, el personal del tren la persuadió para que denunciase, y finalmente el violador fue detenido por la Policía cuando el tren se detuvo en Hudiksvall. Fue condenado a un año de prisión y a pagar 85.000 coronas (unos 8.600 euros) a la víctima.
En julio de 2016 una política sueca, feminista y de izquierdas, Barbro Sörman, dijo que es “peor” ser violada por un sueco que por un inmigrante, porque los suecos violan “por elección” y los inmigrantes lo hacen “por ignorancia”.
El Gobierno sueco pretende remediar el problema violando la presunción de inocencia
Ante el problema grave de las violaciones, la última ocurrencia del Gobierno sueco ha sido suprimir la presunción de inocencia de todo acusado de violación, lo que implicará que si una mujer te acusa de haberla violado, tendrás que probar que no lo hiciste.
Se trata de una reforma que viola el Artículo 11 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: “Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad”. Para demostrar que el sexo fue voluntario, el Gobierno sueco pretende que todo acusado de violación demuestre que tenía “consentimiento activo”.
Se ha adelantado que bastará con un acuerdo verbal. ¿Y cómo prueba un acusado de violación que hubo ese acuerdo? Impulsada por la corrección política, Suecia se desliza por la pendiente resbaladiza de la sinrazón.
Este análisis se publicó originalmente en el blog de elentir Contando Estrelas.