Este verano el presidente francés François Hollande puede congratularse de haber logrado lo que solo puede calificarse como una hazaña: situar la tasa de paro por debajo del 10%, cosa que no sucedía desde 2012.
El desempleo galo destaca desde 2003 como uno de los más elevados del cogollo de la Vieja Europa, pues el “triunfal” 9,9% actual contrasta con el 5% británico o el 4,2% alemán. Con la grandeur relegada a los libros escolares, Francia parece haber perdido el estatus de país europeo serio que nadie niega a Reino Unido o Alemania.
Estancado entre los países europeos de primera categoría y los de segunda, el país galo mantiene un gasto público desmedido y ha batido su propio récord de deuda, que ronda el 100% del PIB.
El Brexit ha permitido a Francia arrebatar a Reino Unido su puesto como quinta economía mundial
El Brexit ha permitido a Francia arrebatar a Reino Unido su puesto como quinta economía mundial, pero los parches liberalizadores del ministro Emmanuel Macron poco pueden hacer al final de una legislatura cuya política nacional ha tenido como ejes la estatización y el dispendio gubernamental.
El pope económico del socialismo francés ha sido Thomas Piketty, el autodenominado experto en desigualdad para quien el capitalismo patrimonial debe combatirse con impuestos escalonados y con una sobrecarga fiscal para los más pudientes.
Tras desentenderse de la debacle francesa, con el pretexto de que su reforma fiscal no se ha llevado a cabo, Piketty ha dado con un país idóneo para vender su mercancía económica: España, cuya izquierda se modeló a imagen y semejanza de la francesa. “Necesitamos un cambio de Gobierno en España para alterar el actual equilibrio político en Europa y democratizar el funcionamiento de la Eurozona”, aseguraba este verano.
Inconmovible ante el hecho de que Alemania tenga menos de la mitad de paro que Francia, Piketty ha retomado la cruzada anti-Merkel, a cuya austeridad culpa de los males europeos. Blandiendo su libro El capital en el siglo XXI –que le ha valido la incorporación a un Comité Internacional de Expertos para asesorar a Podemos en cuestiones económicas–, el apagafuegos francés se ha postulado como intermediario para lograr la unión de PSOE con Podemos.
Sojuzgada por una izquierda tan intervencionista como la española, Francia lleva años intentando recuperar el poder político en Europa y definir su papel ante la mundialización sin traicionar su identidad ni sus valores.
Sin embargo, la izquierda gala atraviesa una crisis sin precedentes, con sangrías de afiliados en todos los partidos, desde el propio PS de Hollande hasta el trotskista Nuevo Partido Anticapitalista, el lambertista Partido de los Trabajadores y los Verdes.
En el medio siglo largo que lleva la Quinta República, la izquierda solo ha gobernado el país durante 16 años: François Mitterrand (1981-1995) y François Hollande de 2012 hasta hoy.
Es imposible desligar a ISIS del descenso de popularidad de Hollande, cuyo 13% de aceptación ha batido un récord de mínimos
Independientemente del signo político, todo gobernante galo deberá enfrentarse al hecho de que Francia es el primer objetivo europeo del terrorismo islamista, con 230 muertos desde enero de 2015. Es imposible desligar a ISIS del descenso de popularidad de Hollande, cuyo 13% de aceptación ha batido un récord de mínimos.
En esta coyuntura es cuando Nicolas Sarkozy acaba de hacer público su regreso a la política, cosa que comunicó el lunes 22 de agosto en sus cuentas de Twitter y Facebook, al tiempo que anunciaba la aparición en las librerías francesas de su libro Tout pour la France.
El desencanto con Hollande es tal que muchos franceses podrían optar de nuevo por la firmeza de Sarkozy, con quien se había recobrado el protagonismo mundial. Su alianza con Merkel contribuyó a la estabilidad de la Zona Euro, necesaria hoy más que nunca, tras el mazazo del Brexit a la UE. Su reacción ante el terrorismo islamista será, sin duda, más enérgica que la del socialista Hollande, maniatado por las huestes progres que le tachan de islamófobo cuando exclama “C’est la guerre!”.
Sarkozy utilizó el socialismo español como ariete, augurando que Hollande sería un Zapatero a la francesa en caso de salir elegido, profecía cumplida a medias
Recordemos que en su última campaña electoral, Sarkozy utilizó el socialismo español como ariete, augurando que Hollande sería un Zapatero a la francesa en caso de salir elegido, profecía cumplida a medias, porque su rival socialista ganó las generales, pero es un prodigio de sensatez en comparación con nuestro gurú antisistema.
El estancamiento económico y el terrorismo explicarían las recientes derrotas del socialismo francés en las municipales (marzo), europeas (mayo) y el Senado (septiembre). Las encuestas parecen anunciar el descalabro del PS en las presidenciales de 2017.
Es previsible que la ultraderechista Marine Le Pen no rompa su techo electoral y que la batalla se centre en las primarias recién estrenadas entre el hoy preferido Alain Juppé y el resucitado Nicolas Sarkozy, ambos afiliados a Les Republicains, partido de centroderecha fundado por este último. Al final de sus mítines dirán ese “Vive la France!” que hoy suena nimio y testimonial. De ellos depende que recupere su significado.
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