Vox: operación caballo de Troya

    ¿Ha vendido Vox su primogenitura por un plato de lentejas parlamentarias?, o ¿ha hecho de la necesidad virtud, poniendo una pica en Flandes y dejando en el buzón del votante de mayo que va a seguir luchando por su programa regenerador y antisistema?

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    Caballo de Troya /Pixabay
    Caballo de Troya /Pixabay

    Decíamos la semana pasada que Vox se jugaba la vida (y PP-Cs, la bolsa) con la Ley de Violencia de Género, bastión ideológico de feminismo radical y foco de corrupción. De ahí que fuera ‘casus belli’ entre los que tiraban de los dos extremos de la cuerda (los de Rivera por un lado, los de Abascal por el otro).

    ¿Significa entonces una bajada de pantalones el acuerdo alcanzado con el PP al ceder en su propuesta de derogar la Ley de Violencia de Género andaluza?, ¿Ha vendido su primogenitura por un plato de lentejas parlamentarias?

    Algunas personas creen que La Sexta da información.

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    Como en toda partida de ajedrez -y la política es un enorme tablero-, se trata de prever las jugadas con inteligencia para lograr el objetivo final: dar mate al rey. Sin acuerdo, se repetirían elecciones y nadie garantizaba un crecimiento espectacular de Vox; al contrario, con la movilización del electorado de izquierda era muy elevado el riesgo de que Susana Díaz continuara en el palacio de San Telmo, lo cual hipotecaría las expectativas de crecimiento de los ‘abascalitas’.

    Vox ha dejado un caballo de Troya en el Parlamento andaluz y otro en la opinión pública

    Era más inteligente llegar a un acuerdo con el PP y poner una pica en Flandes, metiendo cabeza en el Parlamento andaluz. Es cierto que Vox es un partido antisistema -entendiendo por sistema la corrección política, el despotismo de las elites, la falta de democracia-, pero la mejor de forma de regenerarlo es desde dentro, y paso a paso.

    Era importante no desperdiciar la oportunidad, avalada por 400.000 votos, de entrar en la ciudadela amurallada. Y, si no me equivoco, eso parece haber hecho Vox en Andalucía, pero imitando al prudente Ulises: dejando dentro un regalito… el caballo de Troya.

    O mejor dicho dos caballos de Troya. El primero en el ámbito político, consiguiendo que el partido que va a dirigir una comunidad autónoma le “compre” propuestas clave para defender la familia y la vida (una consejería de familia, ayudas las embarazadas para evitar el aborto, pin parental para evitar que se adoctrine a los menores) y para desmantelar las mafias de Género (cerrando el grifo de las subvenciones a los chiringuitos feministas). Y con sólo 12 parlamentarios. Todo ello, impensable en una entente PP-Cs.

    Lo cual demuestra que Vox no va a renunciar a seguir luchando por sus principios: la prueba es ha logrado también el compromiso del PP de acabar con la Ley de Memoria Histórica o de poner coto a la inmigración ilegal.

    Claro que Cs tratará de torpedear esas propuestas, para que queden en papel mojado, como ya ha anunciado Inés Arrimadas. La brega promete ser árida, pero ése es problema del PP -’pacta sunt servanda’- y del partido tutelado por ‘Pepe Botella’ Valls.

    Vox, desde luego, ha dejado en el buzón del votante de mayo que no ha llegado a la política para reeditar el tancredismo de sus ‘primos-hermanos’ del PP, sino para remover el sistema.

    No menos importante es el segundo caballo de Troya, el que Vox ha dejado en el ámbito de la opinión pública. Al llevar a la agenda mediática la Ley de Violencia de Género y otros dogmas ideológicos de la izquierda, ha logrado romper la ley del silencio que impedía mencionar esos temas.

    Los españoles que aún no sabían lo que Actuall viene publicando desde hace años -que el 87% de las denuncias por Violencia de Género acaban archivadas o sobreseídas– lo acaban de oír en Espejo público (Antena 3); o han visto al presidente de la Asociación de Criminólogos decir en Telemadrid, que hay más niños asesinados por su madres que víctimas de la violencia de género. Algunos medios se están atreviendo a airear las corruptelas de las asociaciones feministas; y la injusta asimetría penal de las “Gender” leyes se ha convertido en la comidilla de las tertulias.

    Todo esto era inédito hace sólo unos meses. Pero Vox ha conseguido que se pierda el miedo a exponer en el escaparate televisivo las contradicciones de una ley que fue discutida hasta por políticos de izquierda, como Carmena.

    Por seguir en modo homérico, se podría hablar de un tercer caballo de Troya… en el PP -implicado en el Pacto de Estado de la Violencia de Género-. El propio Pablo Casado no ha tenido más remedio que reconocer que coincide, al menos en parte, con la crítica de Vox; y la candidata a la Comunidad de Madrid en las elecciones de mayo, Isabel Díaz Ayuso, ha cuestionado en La Sexta que «una mujer por el hecho de serlo tenga presunción de veracidad». ¿Por estrategia electoralista? Puede, pero por H o por B se habla de ello.

    Lo cual supone un punto de inflexión en la política española. Precisamente en el momento más oportuno, cuando el populismo de Género ya ha alcanzado hasta el Tribunal Supremo, que acaba de establecer en una sentencia que si un hombre pega a un mujer es violencia de género aunque se trate de una agresión recíproca y que, por tanto, le corresponde una pena mayor. ¿Cómo era? “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social” (artículo 14 de la Constitución).

    No es descartable que entre Cs y el PP le dan a Vox el abrazo del oso

    ¿Como acabará todo esto? No es descartable que entre Cs y el PP le dan a Vox el abrazo del oso. Pero ¿qué pasaría, si a fuerza de competir con el electorado “voxista”, el PP de Casado recuperara su genuino discurso liberal-conservador?

    No sabemos si esto último ocurrirá, porque el PP lleva encima mucho lastre socialdemócrata, y numerosos dirigentes no piensan igual que Casado y su staff.

    Pero en el hipotético escenario de que el PP vuelva a las raíces, Vox habría cumplido su misión de revitalizar a una derecha en encefalograma plano, librarla de los complejos y conseguir que defienda derechos y libertades básicos, sin los cuales no cabe hablar de democracia…

    Pero no adelantemos acontecimientos, de aquí a las autonómicas y locales puede llover mucho.

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    Nacido en Zaragoza, lleva más de 30 años dándole a las teclas, y espera seguir así en esta vida y en la otra. Estudió Periodismo en la Universidad de Navarra y se doctoró cum laude por el CEU, ha participado en la fundación de periódicos (como El Mundo) y en la refundación de otros (como La Gaceta), ha dirigido el semanario Época y ha sido contertulio en Intereconomía TV, Telemadrid y 13 TV. Fue fundador y director de Actuall. Es coautor, junto con su mujer Teresa Díez, de los libros Pijama para dos y “Manzana para dos”, best-sellers sobre el matrimonio. Ha publicado libros sobre terrorismo, cine e historia.