El diario El Español acaba de iniciar una serie de entrevistas sabatinas tituladas “Háblame de sexo”. El Español debe considerar que la sociedad española no está lo suficientemente hipersexualizada y que necesita más madera. Para empezar con morbo, qué mejor que entrevistar a un sacerdote que arremete contra la Iglesia en materia de moral sexual. Y eligieron al cura Benjamín Forcano.
Porque no interesa entrevistar a un teólogo que dé una visión sana, atrayente y ortodoxa –de la ortodoxia católica, se entiende- de la sexualidad, sino a uno que la pone en solfa.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraLa entrevistadora no puede reprimir su admiración por Forcano y cae rendida ante las palabras del cura irredento: “Es un creyente insurgente, un cristiano intelectual que reivindica las rebeldías de Jesucristo y la importancia de la ciencia”; “fidelidad tatuada al Evangelio, sí, pero también al hombre moderno”; “él está del lado del empobrecido, del silenciado, del oprimido. Está en la calle, sin oropeles, metido en la vida hasta el barro”, lo que provocó que la malvada Iglesia católica sostuviera “que sus ideas eran ‘perturbadoras’ para los feligreses, pero sus lectores se levantaron en armas: a ellos les había liberado de complejos”.
Forcano tiene su propia moral. Que no es la católica. Es, sencillamente, la moral del “todo vale”: “La masturbación era pecado mortal… es absurdo”; sobre el sexo fuera del matrimonio, “habría que analizar caso por caso”; los condones son aceptables moralmente porque sirven para evitar enfermedades; aborto libre hasta los dos meses porque, hasta entonces, el embrión “no tiene sustantividad humana” y “hay más formas de sexualidad” donde entran la homosexualidad y todo un abanico de posibilidades.
«Algunos medios de comunicación a quienes les gusta eso de atizar a la Iglesia, recurren a ellos de vez en cuando, como santones modernos, presentándolos como la Iglesia abierta, tolerante, plural y moderna, enfrentada a la Iglesia jerárquica, irracional, cerrada y anclada en el pasado»
El teólogo le da el visto bueno incluso al sexo anal. La Iglesia está en contra, “pero yo no”. Y, si lo dice Forcano, no hay más que añadir. Porque él lo vale. Dos mil años de Magisterio de la Iglesia se pueden ir al garete.
Forcano pertenece a una generación de curas posconciliares de la cáscara amarga cuyo mérito teológico es, sencillamente, contradecir todo lo que la Iglesia lleva predicando desde el inicio de los tiempos. Eso les ha dado una cierta fama, renombre, importancia relieve y, a la vez, amargura. Porque no hay más que ver las caras de los Forcano, Miret, Pagola, Castillo, Tamayo y demás.
Algunos medios de comunicación a quienes les gusta eso de atizar a la Iglesia, recurren a ellos de vez en cuando, como santones modernos, presentándolos como la Iglesia abierta, tolerante, plural y moderna, enfrentada a la Iglesia jerárquica, irracional, cerrada y anclada en el pasado. A muchos les convence ese rollo, alaban a los curas disidentes y les animan, pero no se embarcan en su proyecto. Y por eso languidecen y mueren sin que nadie les sustituya. Han sido vidas estériles, ocupadas en la contestación por la contestación, en la pataleta ante cualquier observación de la Iglesia.
Ya no saben cómo hacerse querer por el público, y prueban alejándose cada vez más del Magisterio y asumiendo los postulados del mundo. ¿Masturbación? Pues masturbación. ¿Homosexualidad? Pues también. ¿Sexo anal? Adelante con ello. Todo lo que sea necesario para “reconciliarse” con el mundo y hacerse perdonar por él, les vale.