¿Qué hacer si tu hijo menor de edad te lleva ante el juez porque le has dado un bofetón?

    Educadores sociales, profesores, jueces de menores y otros expertos denuncian la pérdida de autoridad tanto de profesores como de padres y el repunte de la violencia juvenil, problema del que nadie parece preocuparse en un país que registra 400.000 casos de maltrato de hijos a padres.

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    violencia de hijos a padres
    Cada año se producen unas 400.000 agresiones tanto física como verbalmente de hijos a padres

    Abofetear a un hijo es hoy más peligroso que nunca. Que se lo digan a la madre que, desesperada porque su hijo de 11 años no le obedecía, le soltó un guantazo. Él reaccionó lanzándole el teléfono móvil. Más adelante trató de marcharse de casa y la madre lo agarró por el cuello.

    Por estos hechos el padre animó al hijo a denunciar a la madre. La fiscalía actuó y solicitó que se le prohibiera a la mujer comunicarse con su hijo y acercarse al mismo durante un año y 35 días comunitarios.

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    Afortunadamente para la madre su bofetada no tuvo mayores consecuencias porque en su camino se cruzó el juez José Antonio Vázquez Taín, que absolvió a la acusada la semana pasada.

    A estas alturas no parece que Vázquez Taín vaya a asustarse, pocos como él conocen lo que sucede en aulas, casas y calles. «Doy clases a policías y me cuentan hechos sorprendentes. Cogen a un menor de botellón, avisan a los padres y cuando llegan, el niño se encara y les dice que se vuelve a la fiesta. La policía no da crédito», ha declarado recientemente a Abc.

    El ‘tortazo’ de Rajoy a su hijo

    «Ellos saben que no se les puede tocar y desde esa conciencia empiezan a poner las normas. Estamos creando una generación de niños intocables y eso es una barbaridad».

    Precisamente esta cuestión -la permisividad hacia los menores- vuelve a ser objeto de debate en un momento en el que la violencia en las aulas y en el ámbito doméstico es cada vez mayor: en España se producen hasta 400.000 casos de maltrato de hijos a padres.

    El juez Calatayud: «Ahora es mucho más difícil ser padre porque no tenemos autoridad. Nos la quitó Zapatero al eliminar el derecho de corregir de forma razonada a nuestros hijos»

    Otro magistrado, Emilio Calatayud, habla sin complejos de esta lacra y con mucho conocimiento de causa, pues ha sentado a más de 17.000 menores en el banquillo.

    El juez de menores Emilio Calatayud / Junta de Andalucía

    El año pasado este juez de menores señaló al expresidente Rodríguez Zapatero como uno de los culpables de que los padres tengan ahora tan poca autoridad. «Ahora es mucho más difícil ser padre porque no tenemos la autoridad. Nos la quitó Zapatero: el derecho de corregir de forma razonada a nuestros hijos se suprimió en 2007».

    Lo cierto es que tampoco ha hecho nada por recuperar este derecho paternal Rajoy, y eso que el presidente corrigió a su hijo con una colleja públicamente durante un programa de la cadena COPE en 2015.

    Tres años en un centro social

    Ante este problema, sin embargo, no todos miran hacia otro lado. La paciencia de Daliana Ramírez, educadora social, 33 años, saltó por los aires el miércoles 19 de julio cuando colgó un vídeo en internet explicando la agresión sufrida a manos de una menor interna en un centro social de la provincia de Cádiz.

    Su caso, asegura, no es ni mucho menos excepcional. «Le ha pasado a más compañeros… lo que quiero es denunciar lo que está ocurriendo en esta sociedad por nuestra culpa. Voy a hablar de educación, la que tenemos que dar a nuestros hijos…».

    daliana ramírez
    La educadora agredida un centro de menores en la provincia de Cádiz, Daliana Ramírez.

    Daliana lleva tres años en este centro social -aunque prefiere no desvelar cuál- en el que ha comprobado que las agresiones están lejos de ser casos aislados. Fue agredida porque la menor no estaba de acuerdo con una corrección educativa que le había hecho.

    Una educadora social agredida: «Son dioses sin educación y saben los derechos pero no se atienen a ningún deber»

    «Yo a ella no la culpo, -se refiere a la menor que la golpeó-. Está acostumbrada a llevar la razón siempre y hacer lo que le da la gana. Recibirá un castigo pero será mínimo. Son dioses sin educación y saben los derechos pero no se atienen a ningún deber. La culpa es de los adultos y del sistema por haberles permitido todo».

    Esta educadora social agredida pone el énfasis en la permisividad de la que gozan los menores, pero también en quienes sufren las consecuencias. «No es normal que un profesor no pueda trabajar tranquilo, o un policía o un médico… enseguida te amenazan con denunciarte y la ley les ampara, no les estamos haciendo ningún favor».

    Chavales sin límites

    Juan Gijón, profesor de instituto, también ha visto y sufrido las consecuencias del declive educativo. Dice que hace falta cambiar el rumbo. ¿Hasta el punto de que los profesores corrijan a los alumnos físicamente? Obviamente no tanto, aunque otra cosa es que los padres puedan dar una bofetada a su hijo, sostiene.

    «El bofetón estaría mejor que se lo dieran en casa a una edad pronta. A los 14 años lo normal es que el chaval se rebele, pero si es a uno de entre 4 a 8 años la cosa no pasa a mayores. La educación se recibe de pequeño, no de adolescente. Los padres nos dicen: ‘No sé qué hacer con el niño’. Pues mucho menos nosotros, claro», declara a Actuall.

    Juan Gijón, profesor de secundaria: «He visto cogerse la baja por depresión al sustituto de un profesor que previamente había solicitado la baja… ¡tres profesores en un mismo curso!»

    En su opinión lo que ve de fondo es que los menores están sobreprotegidos tanto en casa como en la escuela y sólo hablan de derechos y no de deberes. «La sociedad ha cambiado y en muchos casos a los chavales no les ponen límites ni reciben una buena educación en casa. En la ESO están perdidos porque no quieren estudiar y el sistema les obliga. Eso es un problema», señala.

    Claro que en muchos casos la irrupción de los padres no mejora la situación porque se ponen del lado del hijo sin atisbo de autocrítica. «Una vez un padre cuyo hijo cantaba en clase me respondió a través de la agenda del alumno: ‘Mi hijo dice que no canta en clase’. Creen la versión del niño, sin más».

    El recurso de la autoridad débil

    Mucho peor es cuando en vez de cantar directamente agreden al profesor. «He conocido varios casos en mi centro, a mí una vez me hicieron una zancadilla en un pasillo«.

    No son de extrañar, por tanto, las bajas por depresión tan solicitadas por el personal docente. «He visto cogerse la baja por depresión al sustituto de un profesor que previamente había solicitado la baja… ¡tres profesores un mismo curso!»

    Gregorio Luri, pedagogo: «¿Somos capaces de formar a todos los profesores con los recursos psicológicos necesarios? La pregunta sería impertinente si fuera dirigida a los padres»

    Una voz autorizada en estos asuntos es la del pedagogo Gregorio Luri, que asegura que la autoridad que debe prevalecer en el aula «ha de ser siempre la del saber y al servicio de ella deberían estar profesores y alumnos. Si por autoridad entendemos disciplina, es evidente que si el profesor no la sabe imponer, la impondrá el matón de patio.», declara a Actuall.

    Para Luri el bofetón está fuera de lugar, ya que «es siempre el recurso de la autoridad débil. Por eso tiene más que ver con la necesidad de imponer miedo que con la de generar respeto».

    Gregorio Luri Ariel
    Gregorio Luri / Editorial Ariel

    El pedagogo también incide en un punto en el que pocos reparan: la preparación de los docentes. «El problema es éste: ¿Somos capaces de formar a todos los profesores con los recursos psicológicos necesarios? La pregunta sería impertinente si fuera dirigida a los padres».

    Son los padres, señala, los que sobreprotegen a los hijos. «La causa se encuentra en la preponderancia creciente de lo emotivo sobre lo cognitivo», por lo que una posible solución sería la del «establecimiento de perfiles educativos diáfanos en los centros y la libertad de elección de los padres», concluye.

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    Licenciado en periodismo por la Universidad CEU San Pablo de Madrid. Tomó la alternativa en Intereconomía -semanario Alba, La Gaceta, Los Últimos de Filipinas, Dando Caña, 12 Hombres sin vergüenza- de la mano de Gonzalo Altozano y Kiko Méndez-Monasterio, de los que aprendió incluso algo de periodismo. Más tarde escribió para los digitales La Información y Periodista Digital. Viajó a Irak antes que a Roma, le apasionan la Historia y la tauromaquia. Nazareno de Sevilla.