Dicen que hay varias almas en el PSOE, ahora más que nunca, pero la que siempre permanece en vanguardia es la anticlerical.
Y eso que hablamos de Andalucía y de Susana Díaz, la ‘Esperanza de Triana’, devota de la virgen de su barrio y a la que presentan como la versión más moderada -o menos radical- de los socialistas.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraTodo depende, claro, de con quien se la compare, que en España el centro va quedando cada vez más a la izquierda.
La última salida de tono de la Junta de Andalucía ha sido contra el arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, al que no perdonan sus críticas a las leyes que imponen la ideología de género en las escuelas españolas.
La consejera de Igualdad y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía, María José Sánchez Rubio, atizó a monseñor Martínez: «Es absolutamente intolerable que se cuestione la igualdad entre hombres y mujeres». Es decir, nadie puede oponerse al adoctrinamiento LGTB en las escuelas. Quien lo haga será acusado de ir en contra de la igualdad.
Pero si la igualdad está por encima de todo, ¿por qué el PSOE de Andalucía es el protagonista del mayor caso de corrupción de la historia de España? ¿Acaso robaron para igualar?
¿O es que la igualdad es la coartada para enmascarar que la ideología de género se está imponiendo a los menores sin el consentimiento de sus padres?
‘100 años de honradez’… 3.200 millones malversados
Sea lo que sea, el caso es que los socialistas andaluces son los campeones del fraude. Los que hace no mucho presumían de «100 años de honradez» protagonizaron en su federación sureña el mayor caso de corrupción destapado en nuestro país: el de los falsos ERE.
Y sumado a otro escándalo, el del fraude de los cursos de formación, la cantidad malversada asciende a los 3.200 millones de euros en la Junta de Andalucía. Por ello los expresidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán fueron procesados por el Tribunal Supremo el pasado mes de junio.
Asimismo, tampoco parece muy creíble invocar la igualdad cuando se lidera una cruzada contra los colegios concertados de educación diferenciada. Susana Díaz acaba de retirar el concierto a ocho centros andaluces -cinco de Sevilla y tres de Córdoba- que ofrecen este modelo educativo.
Uno de los colegios que ha sufrido esta medida es el Altair, al que asisten muchos de los ninos que viven en el Parque Amate, barrio humilde de la capital andaluza en el que está el centro. Curiosa forma, la de asfixiarlo económicamente, de fomentar la igualdad.
¿De verdad puede hablar de igualdad el campeón de la corrupción -caso EREs y cursos de formación- y de las mayores tasas de paro?
Aún no sabemos cómo acabará la película, pero los responsables del colegio Altair -gestionado por el Opus Dei- sostienen que la presidenta de la Junta de Andalucía podría incurrir en un delito de prevaricación, ya que entienden que tanto la ley de educación como las precedentes sentencias judiciales les amparan.
Tampoco puede decirse que la aplicación de las ideas socialistas «basadas en la igualdad» se haya traducido en una mayor igualdad real y bienestar de los españoles.
No digamos de los andaluces, que siguen con la mayor tasa de paro de España (28,3%), sólo superada ligeramente por Extremadura, otra comunidad históricamente gobernada por el PSOE.
Quizá todo sea resultado de un partido que hace tiempo navega a la deriva, instalado en la esquizofrenia de invocar al mismo tiempo la socialdemocracia nórdica y el modelo asambleario podemita.
De Susana a Patxi López pasando por Pedro Sánchez, aunque todos sean la nada. Porque ninguna de sus ideas resulta novedosa: todas son producto de ese confuso magma en el que hoy vive el PSOE: un día entregados a las pulsiones de la extrema izquierda (persecución a los colegios concertados) y otros al reformismo de salón trazado por empresarios del Ibex.
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