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Las editoriales educativas se resisten al rodillo de la ideología de género

Bandera LGTB

Resulta indudable que los activistas de la ideología de género quieren introducirse en los sistemas educativos. Es decir, transmitir que una cosa es el sexo biológico y otra el género, que sería el resultado de la educación y los convencionalismos, además de promover las «variedades» de orientación sexual entre los escolares.

Estos planteamientos pueden impregnar la normativa de los centros escolares o introducirse en las horas dedicadas a tutoría (y por tanto no sujetas a programación oficial), en las lecturas complementarias, en las charlas de orientación afectivo-sexual (a veces encubiertas como educación para la salud) y en los contenidos de las asignaturas plasmados en los libros de texto y en las programaciones didácticas.

Sin embargo, a día de hoy, la realidad es que los libros de texto elaborados en el marco de la LOMCE en Primaria,1º y 3º de ESO y 1º de Bachillerato (el año que viene se implantará en el resto de cursos) están desprovistos de los dogmas de género.

Así por ejemplo, en una materia escolar como Biología y Geología de 3º de ESO, en la que se aborda la reproducción humana, los libros se limitan a explicar la cuestión desde el punto de vista científico sin aventuras ideológicas.

En la programación didáctica que propone la editorial Anaya para este curso y asignatura, únicamente se recomienda «concienciar a los alumnos sobre la importancia de la igualdad de género tanto desde el punto de vista profesional como en lo que concierne al reparto de tareas domésticas».

Un consejo muy alejado del radicalismo adoctrinador. En el mismo sentido, la editorial Oxford, en el apartado de reproducción humana, incluye un párrafo de lo más neutral al afirmar que la vivencia de la sexualidad personal depende de las propias ideas y creencias y debe ser respetada.

Valores éticos

Una asignatura propicia para introducirse en jardines ideológicos podría ser Valores éticos, incluida en la LOMCE como alternativa a la clase de Religión y por tanto de carácter optativo. El riesgo de que esta nueva materia escolar fuera una nueva versión de Educación para la Ciudadanía obliga a analizar detenidamente los libros de texto de esta asignatura. Y el resultado es positivo a favor de la neutralidad ideológica.

Así, en el libro de texto para Valores éticos de la editorial SM para 3º ESO, escrito por el filósofo José Antonio Marina, se incluye un epígrafe titulado La sexualidad, la familia y la procreación. Contra todo pronóstico (Marina fue autor de los libros de Educación para la Ciudadanía de esta editorial), el tratamiento de los tres temas es absolutamente aséptico y científico, sin valoraciones controvertidas y con afirmaciones tan positivas como «la familia es el elemento fundamental de la sociedad y debe protegerse».

En una línea similar otros libros evitan incluir opiniones y valoraciones, aunque cabe destacar que la editorial Teide, en su manual para Valores éticos de 1º de ESO otorga a la homofobia un protagonismo desproporcionado al considerarla, junto al racismo y la xenofobia, «causa de los grandes desastres humanitarios de los dos últimos siglos».

 ¿Cómo se explica que las editoriales se autocensuren renunciando a incluir planteamientos ideológicos de género en los libros de texto?

Hay una última razón que explica la neutralidad ideológica de los libros de texto: la conciencia que han adquirido algunos padres

Según las propias editoriales, la primera razón es comercial. Ninguna empresa quiere que sus materiales aparezcan en prensa como sucedió con Educación para la Ciudadanía. La polémica asignatura propició la publicación de libros en los que se oponía la familia moderna (formada por dos mujeres) a la antigua (numerosa y en blanco y negro) o se representaba a la familia con un dibujo de un padre con cola y cuernos y una madre con la pierna escayolada. De ahí que los editores intenten ser muy cuidadosos con  las imágenes y textos que utilizan. Las polémicas, sobre todo en prensa, perjudican a las empresas y reducen los beneficios.

Pero hay otra razón para explicar la moderación ideológica de los libros de texto. Estos, al fin y al cabo, están obligados a desarrollar las leyes educativas. Y hay que reconocer que la LOMCE (que no carece de defectos) es menos ideológica que su antecesora, la LOE, aprobada en la primera legislatura de Zapatero.

La ESO

En los objetivos generales para la ESO, la actual ley educativa incide en la necesidad de evitar comportamientos sexistas y promover la igualdad entre hombres y mujeres, pero evita cualquier planteamiento opinable. En el currículo oficial de Biología y Geología para la ESO (establecido por real decreto) no faltan las referencias a la educación afectivo-sexual pero se hacen desde un planteamiento lo más neutral posible.

Por ejemplo, que el alumno «valore y considere su propia sexualidad y la de las personas que le rodean, transmitiendo la necesidad de reflexionar, debatir, considerar y compartir» y que «actúe, decida y defienda responsablemente su sexualidad y la de las personas que le rodean». La LOE de Zapatero, sin embargo, incluía entre los fines de la educación el «reconocimiento de la diversidad afectivo-sexual».

Hay una última razón que explica la neutralidad ideológica de los libros de texto: la conciencia que han adquirido algunos padres de ser los primeros educadores de sus hijos y rebelarse frente al adoctrinamiento educativo impuesto por Gobiernos y administraciones.

Nuevamente hay que recordar que la asignatura Educación para la Ciudadanía dio lugar a varios procedimientos judiciales y a unas históricas sentencias del Tribunal Supremo que prohibían expresamente el adoctrinamiento escolar sobre cuestiones morales socialmente controvertidas.  Sin duda, una victoria de los padres en la lucha por su libertad de educación de la que las editoriales han tomado buena nota.

En Cataluña, la Ley a obliga a incorporar una «valoración positiva de la conducta homosexual» en tutorías y material escolar

Sin embargo, no hay que dormirse en los laureles. Andalucía, la Comunidad autónoma más beligerante en materia de ideología de género, no ha aplicado ni siquiera desarrollado la normativa correspondiente a la LOMCE. Cuando lo haga, habrá que analizar a fondo la legislación andaluza y los libros de texto que se publiquen. Sobre todo teniendo en cuenta que los gobiernos autonómicos tienen la posibilidad de poner en marcha asignaturas propias.

No hay que olvidar, por otra parte, que Cataluña, Andalucía, Galicia y Extremadura han aprobado, en los últimos meses, leyes con diferente denominación y similares contenidos que introducen la ideología de género en todas las dimensiones del sistema educativo.

En Cataluña, por ejemplo, la Ley para garantizar los derechos de lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros e intersexuales y para erradicar la homofobia, la bifobia y la transfobia obliga a incorporar una «valoración positiva de la conducta homosexual» en los currículos, recursos formativos e itinerarios de formación de todo el alumnado, en los materiales escolares, en el plan de acción tutorial y reglamentos de convivencia de los centros y también en las actividades deportivas escolares, las actividades de ocio, etc.

Por tanto, no se confíen. La ideología de género se cuela por todas las rendijas aunque los libros de texto, de momento, hayan renunciado a ella. Detectarla y evitarla es un buen motivo para implicarse en la educación de los hijos, saber qué les cuentan en las horas de tutoría, qué novelas les recomiendan y qué experto (real o figurado) les viene a hablar de cuestiones delicadas en las que está en juego su educación y los valores que los padres les quieren inculcar.

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