Me ha llegado noticia de un informe de Aldeas Infantiles SOS sobre el bullying escolar. Según el mismo, este se ha incrementado, lo que supone una llamada de atención para que los poderes públicos hagan algo… con planes y fondos públicos. Me echo a temblar.
Dice Pedro Puig, presidente de esta entidad: «Desde nuestra experiencia en la protección de niños en situación de vulnerabilidad, hemos constatado que la solución no pasa sólo por actuar cuando se produce el fenómeno, sino que hay que trabajar en la prevención, apostando por una educación en valores, fundamentada en la defensa de los derechos de la infancia».
Naturalmente que estoy a favor de lo que dice este señor y de educar en el respeto, en el no acoso y en que se resuelvan las situaciones de bullying tan pronto como se detecten. Y además, añado un apoyo psicológico tanto a la víctima como al acosador para incidir en lo que les ha llevado a esa situación, ya sea conflicto externo o circunstancias internas, vivenciales o personales, y que no se reproduzcan conductas.
«La arcadia feliz, el mundo sin conflictos y roces no existe. El conflicto fortalece y de los errores se aprende»
Pero me temo que las soluciones que se van a tomar son otras. Las soluciones realistas jamás incrementarían los casos, precisamente porque parten de la realidad de que no se pueden reducir excesivamente. La arcadia feliz, el mundo sin conflictos y roces no existe. El conflicto fortalece y de los errores se aprende.
Dicho esto voy a hacer una lectura diferente de toda esta noticia, porque lo que yo detecto no es un problema de acoso entre menores. Desgraciadamente, me temo que hablamos de un problema que da dinero y ese dinero nos va a dar problemas. Concretamente, un aumento exponencial de bullying.
Hace tiempo que nuestros amados gobernantes, y los amados gobernantes que gobiernan a nuestros amados gobernantes, han visto una buena forma de derivar dinero público en el simple mecanismo de la detección de problemas menores y la puesta en marcha de unos planes para resolverlos con mucho dinero público y muchos expertos empleados en la solución del problema. Como el problema en cuestión se acrecienta y, como es lógico, saltan todas las alarmas, se hace necesario que haya más expertos a sueldo y mucho más dinero público para resolverlo.
Como el acoso se acrecienta y, como es lógico, saltan todas las alarmas, se hace necesario que haya más expertos a sueldo y mucho más dinero público para resolverlo
Los temas de género son lo mejor de lo mejor para eso. Esta estrategia se ha utilizado desde la presunta discriminación a la mujer pasando por la mal llamada violencia de género o la inexistente discriminación a los LGBTI. En todos los casos el problema se acrecienta cuanta más gente vive de resolverlo. Sencillo y eficaz.
Por eso me da miedo el tema del bullying. Y conozco el tema de cerca. A lo mejor no tan ampliamente como los «expertos», pero tengo a mi favor que no vivo de erradicarlo ni de resolver casos. Eso va implícito en mi sueldo de docente y mi percepción es independiente y carente de intereses salvo el bien de menor.
El acoso escolar es algo consustancial a las relaciones humanas por diversas razones. En el proceso de socialización de los menores hay situaciones en las que se producen roces y abusos que son parte del aprendizaje y que deben ser erradicados. Igualmente, hay casos en los que es más la percepción de la victima lo que hace el acoso que la propia intención de los presuntos acosadores.
Nunca vamos a tener niños «aprendidos» antes de aprender, ni niños perfectos, ya sea por su personalidad insegura o por su personalidad dominante
Otras veces son las características personales de la víctima las que facilitan el acoso ya sean su gordura o sus gafas o una falta de capacidad relacional. Otras veces es la figura dominante del grupo la que encabeza el acoso. A veces se mezcla todo. Nunca vamos a tener niños «aprendidos» antes de aprender, ni niños perfectos, ya sea por su personalidad insegura o por su personalidad dominante. Una vez en la adolescencia, bien aleccionados en no acosar, los roces van a llevar a que algunos, en situación de superioridad (más amigos, más fuerza…) acosen a otros en situación de inferioridad y por los motivos más variados.
Llevamos ya bastantes años con planes específicos para el bullying escolar. Cada ayuntamiento, cada concejalía de educación, cada colegio, cada autonomía tiene y pone en marcha campañas, cursillos, medidas de prevención… con el consiguiente dinero público, y los aún incipientes expertos que viven de ello. Todo bien invertido si las cifras bajan. Sorprendentemente, aunque no tanto si se tiene en cuenta la mecánica de resolución de las nuevas lacras sociales, no sólo no ha decrecido sino que este estudio nos dice que aumenta, que los menores mas aleccionados en la tolerancia, el respeto, el no-acoso, resulta que acosan más.
Sorprendentemente el acoso no sólo no ha decrecido sino que este estudio nos dice que aumenta
Añadamos a este empeño institucional contra el acoso que Aldeas Infantiles SOS lleva 20 años dando cursillos de tolerancia: 2017-18 es la vigésima edición de sus programas educativos «Abraza tus valores», destinado a niños de Infantil y Primaria (de 4 a 12 años) y «Párate a pensar», dirigido a alumnos de Secundaria (de 12 a 16 años).
En ellos, 350.000 alumnos de 3.500 centros de enseñanza han trabajado en las aulas el valor de la confianza para prevenir la violencia y el aislamiento infantil, así como favorecer la autoestima de niños y adolescentes. Y luego se descuelgan con esta encuesta en la que el bullying y el acoso han aumentado hasta un 20%. Y dan «escalofriantes» cifras.
Se aventura la posibilidad de que se denuncien más casos y que salgan más a la luz, pero pese a todo, este empeño en reducir y prevenir el bullying traducido en dinero de campañas, planes y expertos hubiera debido reducir algo los acosos, por lo que ese crecimiento por la mayor concienciación debería aparecer mermado por la disminución, quizá mantener cifras… Porque son los 20 años del trabajo de Aldeas Infantiles y muchas más acciones. Desde todas partes se lleva tiempo con este tema.
O no se están haciendo las cosas muy bien o estamos ante un problema que se va a agudizar a medida que se invierte para resolverlo
La reflexión es simple y quizá políticamente incorrecta, porque lo fácil es rasgarse las vestiduras y exigir más y más fondos públicos, más y más recursos. Allá voy: o no se están haciendo las cosas muy bien y, tras tanto programa educativo, esta situación de crecimiento del bullying es el jarro de agua fría que nos debe llevar a analizar estrategias y exigir resultados, o estamos ante un problema que se va a agudizar a medida que se invierte para resolverlo. Eso si no nos encontramos con que aparece un colectivo discriminado-altamente-subvencionado y con mucha sigla para arrogarse el incremento de los acosados y así, justificar su exigencia de entrar en las aulas por la necesidad de resolver ese acoso.
Tengo la sensación de haber vivido esto ya. De que estamos ante un problema que da dinero… público y ese dinero nos va a traer un serio problema. Al tiempo.
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