La cercanía al objeto o a la persona admirados muchas veces supone un desencanto. De ahí, por un lado, frases como Roma veduta, fede perduta y, por otro, métodos como el protocolo y el silencio para encumbrar a los poderosos cuya autoridad exige cierta distancia respecto a los gobernados.
Por eso, tantos jóvenes se desencantan cuando acceden a la universidad, institución que se les ha presentado como un santuario del conocimiento y a sus miembros como una especie de legión de superdotados movidos solo por el amor al trabajo y la investigación.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraEn muchas ocasiones, el mundo universitario ha frenado el progreso, en vez de impulsarlo, por los vicios humanos de la envidia, la soberbia y la avaricia
La historia demuestra que ni en la época del ‘profesor-rey’, supuestamente entregado a encontrar la verdad y difundirla a sus escasísimos alumnos, la universidad fue un lugar donde desaparecían los vicios humanos. El químico francés Louis Pasteur, descubridor de los microbios como causantes de muchas enfermedades, sufrió el desprecio y el boicoteo de los médicos. A Alfred Wegener, descubridor de la deriva de los continentes, los geólogos le reprochaban que era sólo meteorólogo. La teoría del Big Bang fue ridiculizada por haberla elaborado un sacerdote, el jesuita Lamaître. Muchas veces, el mundo universitario frena el progreso en vez de impulsarlo.
Y es que la universidad mantiene un prestigio, sinceramente, inexplicable, cuando ya no es ni una vía para el acceso a un puesto de trabajo y, además, los medios de comunicación nos presentan a profesores que están como auténticas regaderas o que se limitan a decir chorradas para obtener publicidad, créditos y fondos. Por fortuna, hay cientos de docentes capaces de educar a los estudiantes, pero ésos no reciben premios ni les hacen entrevistas.
Una profesora afirma que la ‘violencia de género’ mata más que el cáncer, cuando en España mueren por éste más de 40.000 mujeres frente a 50 asesinadas
Las universidades de los países anglosajones están a la cabeza de las del mundo y lo que nos llega de ellas nos hace dudar hasta de la salud mental de sus figuras. Yo no olvido que el doctor David Viner afirmó en 2001 que el calentamiento global era tan agudo y acelerado que “los niños no sabrán lo que es la nieve”. Y ahí sigue, en su departamento de la Universidad pública de East Anglia.
En las últimas semanas hemos sabido de un profesor de Oxford con motivo de la traducción de su libro en el que sostiene que, para regresar a la vida salvaje y sentir lo que sienten los animales, vivió durante semanas en una tejonera, alimentándose de lombrices y corrió desnudo por un bosque nevado mientras un amigo cazador y sus perros lo perseguían como si fuera una presa.
Los medios sacan a un profesor que come gusanos para saber cómo viven los animales en el bosque y a otro que cree que un asteroide es una nave alienígena
Algunos de los pensamientos contenidos en su libro son los siguientes: “Ser una nutria es como estar colocado de speed. En la vida de un barrio residencial, lo más que puedo acercarme legalmente a esa experiencia es pasar un par de noches en vela tomándome un expreso doble cada dos horas, antes de darme un baño de agua fría seguido de un enorme desayuno de sushi que todavía dé coletazos. Luego una siesta y seguir repitiendo esta dinámica hasta la muerte”.
El profesor Abraham Loeb, jefe del Departamento de Astronomía de la Universidad de Harvard, aseguró en una entrevista en el Washington Post que un asteroide que se acerca a la Tierra, llamado Oumuamua, no es una roca, sino un resto de una nave de origen alienígena.
Universities exist to protect young people from microaggressions, not to introduce them to new “ideas”.
— Titania McGrath (@TitaniaMcGrath) February 11, 2019
Y ya la última y más escandalosa por su repercusión social es la profesora Mary Beard, premio Princesa de Asturias de las Ciencias Sociales 2016, que se adhiere al discurso dominante feminista… el mismo que le permite gozar de ciertos privilegios y cuotas. En una entrevista dice esta barbaridad:
“La violencia contra la mujer a lo largo del mundo se ha pasado por alto con demasiada facilidad. Mueren más mujeres jóvenes en el mundo a manos de sus parejas masculinas que de cáncer. Todas las políticas que pretendan sostener que esto está bien son peligrosas; literalmente ponen en riesgo la vida de las mujeres a las que les afectan».
O sea, que los hombres matan más mujeres que el cáncer. Vayamos a los datos, esos fachas, que es lo primero que tenía que haber hecho Beard antes de soltar sus tópicos. En 2017, fallecieron en España 109.425 personas a causa del cáncer. Es decir, un 27% de todas las muertes. De esa cifra, más de 40.000 corresponde a mujeres, ya que para éstas es la segunda causa de muerte, mientras que para los varones es la primera. Las mujeres asesinadas ese año por lo que Mary Beard considera ‘violencia de género’ fueron 51. Trola, alarmismo, mentira… Vamos, fake news, pero con sello académico.
Para 2030, se calcula que en España se registrará una muerte por cáncer cada cuatro minutos. Tendrá que morir entonces una mujer cada tres minutos para mantener la afirmación de la profesora Beard. ¿Nos lo creemos?
¡Cómo están los departamentos universitarios, sean de humanidades o de ciencias! Y ése es el único consuelo de los que hicimos letras, que los de ciencias están casi, casi igual de mal.