Queridos amigos:
Soy una chica cristiana de España que me considero muy afortunada.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraAunque según ustedes sería una víctima por haber conocido este grupo de la Iglesia donde han dado respuesta a mi sufrimiento por sentir PMS (proyección hacia el mismo sexo) hacia otras chicas por las heridas que en mi niñez y mi adolescencia han dañado mi más profundo ser mujer.
En este itinerario de maduración personal integral he podido darme cuenta y estar segura de que todas las personas sufrimos por alguna causa que ha dañado nuestras experiencias de amor. La PMS no es algo malo de lo que en este camino me intenten curar, sino que la PMS es la manifestación de mi sufrimiento y a la vez la PMS me ha hecho sufrir mucho. Y en este proceso lo que estoy aprendiendo es a detectar los sufrimientos que me han herido en mi vida para sanarlos y purificarlos.
Yo no soy peor, ni ninguna chica o chico que tenga PMS que los demás. Al contrario, puedo conocer profundamente mi debilidad que me ha llevado a una doble vida, a una dependencia de otras chicas como si de una droga se tratase (y ninguna droga es buena), a una vida de mentiras a mis padres, a mis hermanos, a mis amigos y a mi propio novio.
Yo, como mujer, no me quería porque pensaba que estaba mal hecha y que las demás chicas de mi edad eran mejores que yo, pero en la Iglesia y concretamente en este itinerario he podido descubrir la belleza con que Dios me ha creado mujer, perfecta. Una mujer que es feliz ahora, madre de tres hijos, esposa feliz de mi marido al que puedo ser fiel y amar profundamente. Esto para mí, como una mujer mal hecha o inferior al resto que me creía yo, pues hubiera sido imposible. Yo nunca, jamás hubiera imaginado este regalo de vida que el Señor ha preparado para mí: mi maternidad y mi esponsalidad.
Todo esto tiene sentido en mí como cristiana que soy, porque sólo Cristo resucitado puede transfigurar estas heridas y si no has conocido el amor de Cristo pues no puedes entenderlo.
Por esta razón pido respeto por los cristianos que libremente optamos por caminar en la Iglesia.
“Ninguna ley me puede obligar a hacer o ser lo que yo no quiero ser”
No quiero que nadie sienta lástima por mí ni necesito que ninguna ley vele por mis “derechos” porque soy muy feliz porque he podido descubrir que Dios me ama como soy (igual que te ama a ti) y que me ha creado una mujer perfecta.
Este camino que me está ayudando a conocer y madurar mi persona ha sido buscado y elegido por mí totalmente libre y responsablemente y en ningún momento coaccionada por nadie ni nada.
Esta es mi elección que, insisto, he tomado de forma libre y precisamente los que predican la libertad están ahora amenazando la mía. Porque ninguna ley me puede obligar a hacer o ser lo que yo no quiero ser y precisamente vuestras leyes y vuestras noticias me hacen daño porque invaden mi persona y mi libertad. Yo no hago daño a nadie haciendo este itinerario. Y os pediría que, si queréis abanderar una sociedad de respeto, tolerancia, no discriminación, seguridad ciudadana… dejéis de importunar a los que libremente y por fe en nuestro Señor que nos ha creado hombre y mujer a su imagen y semejanza, acudimos a nuestra madre la Iglesia.
En esta carta aprovecho para mostrar mi solidaridad y apoyo con monseñor D. Juan Antonio Reig Pla, con el COF de Alcalá y con B.V. Gracias por dar la cara por tantos, tantas veces.
Obispos de la Iglesia, os pido que escuchéis la voz de tantos sufrimientos en las familias de vuestras parroquias, a que no tengáis miedo a denunciar la tiranía con que están imponiendo la cultura gay también a los que no queremos eso en nuestra vida ni en la de nuestros hijos.
Precisamente somos nosotros los que les respetamos, los que respetamos las opciones que cada uno toma en su vida, por eso no pueden quitarme la libertad de escoger la opción que yo he tomado. Mi libertad acaba donde empieza la de mi hermano, y en este caso, este itinerario es personal y no coarta la libertad de mi prójimo.
Un abrazo,
Dios te ama y te quiere feliz.
Marta.
* Testimonio recogido por Es posible la Esperanza en apoyo del obispo de Alcalá de Henares, monseñor Juan Antonio Reig Pla, que mantiene un servicio de acompañamiento a personas con Proyección hacia personas del Mismo Sexo (PMS).