Mi nombre es Francisco, tengo 34 años. Escribo en relación al artículo publicado en su diario [Eldiario.es] «El obispado de Alcalá celebra cursos ilegales y clandestinos para ‘curar’ la homosexualidad». Yo mismo he recibido acompañamiento en el COF de Alcalá desde febrero de 2014.
Desde niño me había sentido diferente a los demás chicos por mi mayor sensibilidad, y no me había sentido aceptado como uno más por mi padre, mis hermanos mayores y mis compañeros de colegio. Llegué a mi adolescencia con una identidad sexual inmadura, con un profundo complejo de inferioridad respecto a mi masculinidad.
Así, con el despertar de mi sexualidad a los 13-14 años, empecé a experimentar una fijación erótica por los chicos de mi alrededor, que derivó en pensamientos obsesivos sobre si sería homosexual. A este complejo de inferioridad como hombre se sumaban complejos en otras áreas de mi persona, con una completa dependencia de lo que los demás pensaran de mí. Este fue un tiempo de profundo sufrimiento, en el que llegué a desear estar muerto.
A pesar de que, en este tiempo, la norma para mí era la inclinación de mi sexualidad hacia los varones, tuve también experiencias de atracción por las mujeres; esto arraigó la certeza de que existía en mí una potencial heterosexualidad si sanaban estas heridas en mi identidad.
Con el paso de los años, a través de relaciones de amistad sana con otros varones, por los que me he sentido querido y valorado, este complejo de inferioridad se fue haciendo más pequeño, menos molesto y a la par fue disminuyendo mi fijación por el resto de hombres.
Sin embargo, seguía siendo algo que, de forma intermitente, reaparecía, haciéndome sufrir, por ser un sentimiento indeseado por mí y que me alejaba de mi meta de poder formar una familia junto a una mujer.
«He podido iniciar un noviazgo, en el que empiezo a experimentar un verdadero amor de donación hacia una mujer
En los últimos 5 años, en los que he recibido acompañamiento en el COF de Alcalá, no he recibido ninguna terapia aversiva o dirigida hacia una reorientación sexual. Lo que sí he realizado es un itinerario de maduración de mi masculinidad, en el que he podido:
- Descubrir una verdadera masculinidad, donde caben mi sensibilidad y mi empatía.
- Trabajar mis complejos para desarrollar una visión más sana de mí mismo.
- Conocerme más profundamente y crecer en la aceptación de mí mismo.
- Crecer en la expresión de mi verdadero yo, siendo más libre en todas mis relaciones personales (amistades, compañeros de trabajo, familia, …).
- Reparar mis relaciones familiares.
- Descubrir la llamada al amor, en todas sus dimensiones.
Secundariamente, he ido experimentando, de forma espontánea, que aquella fijación erótica por el resto de varones se va transformando en sentimientos de admiración, envidia, o deseo de afecto y reconocimiento por los otros hombres. Asimismo, he podido iniciar un noviazgo, en el que empiezo a experimentar un verdadero amor de donación hacia una mujer.
En términos globales estoy mucho más contento que cuando empecé este itinerario. Siento que me han ayudado a crecer como persona y como varón, en la dirección que libremente he escogido.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a monseñor D. Juan Antonio Reig Pla, obispo de Alcalá de Henares; a todos los integrantes del COF de Alcalá, y en especial a B.V., que ha contribuido muy significativamente a mi felicidad de una forma totalmente altruista.
Nunca en estos 5 años he oído palabras de odio o desprecio por aquellos que experimentan sentimientos homosexuales o eligen un estilo de vida gay, sino todo lo contrario, el respeto y amor por todo ser humano.
Quisiera así pedir también para mí y para otros como yo, que se respete nuestra libertad de creencia y nuestro derecho a elegir las opciones que consideremos mejores para alcanzar nuestra felicidad.
* Testimonio recogido por Es posible la Esperanza en apoyo del obispo de Alcalá de Henares, monseñor Juan Antonio Reig Pla, que mantiene un servicio de acompañamiento a personas con Proyección hacia personas del Mismo Sexo (PMS).
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