Soy un joven de 26 años de España, y este es mi testimonio de cambio hacia la alegría y la esperanza de vivir dignamente como hombre.
Desde hace un tiempo me siento enormemente afortunado por haber recibido esta invitación, libre y gratuita, al cambio para salir de la mediocridad en la que me encontraba prisionero y ser realmente un hombre libre.
Esta invitación no fue impuesta ni forzada por nada ni nadie, simplemente fue un encuentro entre dos personas normales, sencillas, con familia, trabajo, estudios… y, por supuesto, con heridas.
La identificación de tus propias heridas con las de la persona que tienes al lado, es la chispa que enciende este deseo de sanar dichas heridas y poder ayudar a otros a sanar las suyas. Comunión y solidaridad.
De ahí surgió este acompañamiento, que yo acepté libre y responsablemente, hacia la maduración integral de mi personalidad como hombre varón. Cosa que ninguna ley puede impedirme.
Mi historia, aparentemente, no es muy diferente a la de muchos chicos de mi edad. Yo siempre he sido un chico bueno y responsable: me iba bien en los estudios, tenía amigos y compañeros de clase, salíamos al cine, a la playa, al campo… Nada fuera de lo normal.
Llega un momento en el que empiezas a elegir los estudios, las amistades, el trabajo, la familia… Ahí es donde yo me desplomé y creía que se acababa mi vida. Todos los pilares en los que me fundamentaba empezaron a temblar y a derrumbarse, aflorando la vergüenza, la no auto aceptación, la culpa, la confusión, la inseguridad, los complejos, el autoengaño, la envidia, la desconfianza, el desprecio, la evasión, la adicción, la proyección, la dependencia…
No tenía nada claro, no sabía quién era, hacia donde iba, con quien iba, que tenía que hacer… y lo que recibía de mí alrededor no me ayudaba en absoluto, más bien me confundía aún más.
Me encontraba perdido y empecé a dar tumbos por diferentes carreras universitarias y módulos de formación profesional, empezaba una y al año o antes la dejaba y empezaba otra, mis amigos seguían con sus vidas y yo me quedaba atrás, la relación que empezaba con alguna chica no funcionaba y acababa rápido, emprendía pequeñas metas y no las alcanzaba… en definitiva, estaba estancado y mi cabeza empezaba a dar vueltas buscando la solución a todo esto: ¿será que no sirvo para nada?, ¿seré un inútil y por eso no tengo amigos?, ¿será por eso por lo que las chicas pasan de mí?, ¿será que me he equivocado en mis decisiones?, ¿será que he cogido el camino opuesto?…
Busqué y recibí ayuda profesional de psicólogos y psiquiatras, pero todas esas preguntas daban vueltas en mi cabeza y me generaban un agotamiento del que necesitaba escapar, y lo hacía mediante la comida compulsiva, el consumo de pornografía, la masturbación y la proyección hacia los demás chicos.
Todas ellas cosas que no sacian y que me hacían entrar en ciclos adictivos en los que cada vez necesitaba más. Son analgésicos pasajeros que utilizaba para evadirme de mi realidad, pero no conseguían eso sino algo mucho peor: anularme como hombre libre capaz de controlar sus apetencias y condenarme a una vida esclava, una vida en el infierno, una vida de mentira.
He podido salir de la mentira y entrar en la verdad; he podido ver que no estoy solo, que los demás tienen heridas como yo y podemos ayudarnos a vivir
Gracias a este acompañamiento en mi maduración personal, que integra todas las dimensiones de la persona (corporal, psicológica y espiritual), he podido ver dónde me encontraba (infierno) y por qué (mentira); he podido levantarme, caerme y volverme a levantar (comunión, solidaridad); he podido empezar un camino que me enseña a conocerme (dignidad); a ver de dónde vengo y hacia dónde voy (historia); a poder poner las cosas en su sitio (sexualidad); a llamar a las cosas por su nombre (PMS, adicción); a desenmascarar mentiras grabadas en lo profundo de mi ser, como por ejemplo: que no soy amado, que soy un inútil, que nunca cambiaré, que no soy digno de ser amado por una mujer y que jamás podré amar a una, que todo está mal, que yo lo habría hecho mejor…; he podido salir de la mentira y entrar en la verdad; he podido ver que no estoy solo, que los demás tienen heridas como yo y podemos ayudarnos a vivir.
Y por eso denuncio esta violación de mi libertad a poder elegir la sanación de las heridas que se han manifestado en la PMS y de realizar un Itinerario de Maduración Integral, y exijo el derecho a poder elegirlo libremente.
Muestro mi total solidaridad y apoyo a monseñor D. Juan Antonio, Obispo de Alcalá, a B.V. y al COF, que se dejan la vida para que otros la recibamos gratuitamente.
Y pido, por favor, a todos los obispos de la Iglesia Católica que denuncien la tiranía de la ideología de género y la cultura gay y promuevan una formación-maduración integral de la personalidad y un acompañamiento a las personas con PMS que quieren sanar y madurar.
* Testimonio recogido por Es posible la Esperanza en apoyo del obispo de Alcalá de Henares, monseñor Juan Antonio Reig Pla, que mantiene un servicio de acompañamiento a personas con Proyección hacia personas del Mismo Sexo (PMS).
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