Como si fuera el Síndrome de Estocolmo. La directora de Programas de ONU Mujeres, María Noel Vaeza, defiende un feminismo moderno y joven, con una amplia defensa de los derechos de las mujeres, que cuente con los hombres. Hombres que, curiosamente, muchas feministas desdeñan y que acaban siendo víctimas de los supuestos derechos de las mujeres, que lo único que hacen es eliminar una supuesta desigualdad, por otra más preocupante.
Eso es lo que Vaeza ha venido a explicar a España el programa Ciudades Seguras y para reunirse con responsables del Gobierno y expertas. Pero de paso ha acudido a El País, donde ha hablado con un grupo de periodistas y ha hablado, sobre todo, de la mujer, claro está.
El punto de partida, los casos de abuso en el mundo del cine, que han dado paso a movimientos de mujeres que en España tuvieron su efervescencia en la primera huelga feminista del 8-M y que han vuelto a aparecer tras la sentencia de ‘La Manada’. Pero para Vaeza el nuevo feminismo, no debe ser «el feminismo clásico de élite. Sino que sea el feminismo joven, el que incluye a hombres; hombres jóvenes y dinámicos que quieren una nueva masculinidad«. Palabras que regalan los oídos pero que no dicen nada. ¿Qué es el feminismo clásico de élite? ¿Cuál es la nueva masculinidad? Debe ser aquella que ella define como no depredadora. “No todos los hombres son depredadores. Muchos no quieren estar en la misma bolsa”, ha afirmado sin ningún rubor como si descubriera la rueda.
En España, el 53% de los miembros de la carrera judicial son mujeres, así como el 67,5% de los letrados de la Administración de Justicia y el 64,1% de los de la Carrera Fiscal
Porque dejando claro que cualquier abuso o violencia, ya sea sexual o de cualquier tipo es despreciable, ya a para mujeres, pero también a hombres; a niñas, y también a niños, no es una cuestión de cambiar las leyes, sino de que se apliquen. Y cuando ella habla de los casos que han sucedido en India o Chile, con horribles casos de violación e incluso en la India, donde la mujer fue quemada por señalar a los agresores, el tema no es la ley, sino que la actual se aplique. Por eso es llamativo que la directora de Programas de ONU Mujeres habla de una agenda que abarque ámbitos que afecten a la mujer, como «el acceso a la justicia». Cuando resulta que en España, el 53% de los miembros de la carrera judicial son mujeres, el 67,5% de los letrados de la Administración de Justicia y el 64,1% de los de la Carrera Fiscal son mujeres. Las mujeres ya están presentes, al menos, en ese ámbito. Lo que no se puede ni debe pretender es que haya una justicia distinta para hombres y para mujeres.
Pero hay más: el porcentaje de sentencias dictadas en 2017 por juezas y magistradas, que en total fue del 53,5 por ciento, alcanzó el 66,1 por ciento en los Juzgados de Violencia sobre la Mujer (penales), el 62,1 por ciento en los Juzgados de Violencia sobre la Mujer (civiles) y el 62 por ciento en los Juzgados de Menores. Es decir que en la violencia de género, son mujeres, mujeres jueces quienes sentencian en su mayoría.
Y como viene siendo habitual en estos casos, se quiere recurrir a las manidas cuotas, de las que Vaeza se muestra partidaria. Cuotas que simplemente son una muestra más de paternalismo, en el que el hombre cede unos espacios a la mujer porque ella solo no puede alcanzarlos. ¿Realmente es eso lo que quieren las mujeres? Creo que no. Ellas quieren los mismos derechos, que para alcanzar el mismo puesto tenga que hacer el mismo esfuerzo, ni más ni menos.
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