Si un hombre blanco que mide 1,75 asegura que es una mujer china de 1,95 ¿qué dirías?

    Este vídeo realizado en la Universidad de Washington te muestra que no te dejan mentir sobre tu raza pero, en cambio, te animan a mentir sobre tu sexo. A ver si puedes verlo sin reírte.

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    Elentir recoge en su blog un sorprendente experimento que hizo el Family Police Institute en el campus de la Universidad de Washington.

    En la encuesta, que puedes ver en el video adjunto, se demuestra de forma palpable que la verdad no importa, que lo que importa es el relativismo y la corrección política. Quizá rías al ver las respuestas… para no llorar.

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    Reproducimos, por su interés, el texto de Elentir, donde explica el experimento:

    Los sorprendentes resultados los dio a conocer el Family Policy Institute of Washington en este vídeo (está en inglés, pero dispone de subtítulos en español: mira la barra inferior de vídeo si no los tienes activados).

    La mayoría de los encuestados eran incapaces de afirmar lo evidente: que su interlocutor no era una mujer, ni era china ni medía 1,95 metros.

    En las respuestas de los estudiantes salía a relucir hasta qué punto el relativismo y la corrección política están bloqueando su capacidad de afirmar la verdad, un bloqueo que tiene su origen en un cada vez más descarado adoctrinamiento ideológico en las escuelas.

    En España, un libro denuncia ese adoctrinamiento está sufriendo un acoso inquisitorial

    Lo estamos viendo en el caso de España, donde un libro que precisamente denuncia ese adoctrinamiento está sufriendo un acoso inquisitorial.

    Se está instalando el miedo a decir la verdad. Ese adoctrinamiento tiene un efecto perverso: quienes sostienen puntos de vista opuestos a los de la corrección política acaban teniendo miedo de manifestarlos por si son señalados y perseguidos.

    Y todo ello por la progresiva imposición de una ideología de origen totalitario que sostiene la más que discutible tesis de que los roles de cada sexo son fruto simplemente de imposiciones culturales, y que cada uno puede elegir el sexo al que pertenece, definiéndolo como “género”, de modo que a un hombre le basta con decir que se siente mujer para que se obligue a todo el mundo a reconocerle como tal, incluso amenazando con sanciones al que lo discuta.

    El problema de esta ideología es que se contradice a sí misma. Por ejemplo, en España hay una “Ley de Violencia de Género” que establece penas más severas para los hombres que para las mujeres. Basta con la palabra de una mujer, por ejemplo, para que un hombre sea detenido por maltrato.

    Pero ¿y qué pasa si el maltratador se declara mujer? ¿Por qué la ley no contempla que todo aquel que afirme ser mujer quedará eximido del trato que la ley contempla para los varones?

    ¿Lo próximo será elegir raza, edad, estatura o especie?

    Por otra parte, y como es lógico, si se puede elegir el sexo y obligar a los demás a afirmar una falsedad, ¿cuánto tardarán en hacer lo mismo con la raza, la edad, la nacionalidad, la estatura o incluso la especie?

    Si a una persona le basta con negar su sexo biológico para que el Estado coaccione a toda la sociedad a fin de que nadie lo discuta, ¿qué argumentos racionales darán para negar esa elección a los que niegan su raza, su edad, su estatura, su complexión corporal o incluso su condición humana?

    Si uno puede afirmar que es mujer a pesar de haber nacido hombre ¿qué impedirá que alguien diga que se siente un klingon y el Estado multe a todo aquel que lo niegue?

    Si uno puede afirmar que es mujer a pesar de haber nacido hombre, y la ley nos obliga a negar lo evidente, ¿qué impedirá que el día de mañana alguien diga que se siente un klingon y el Estado multe a todo aquel que lo niegue?

    Para rechazar tal posibilidad ni siquiera sería válido el argumento de que la raza klingon es una invención de una serie televisiva (Star Trek) de ficción. ¿No se basa también en una ficción la ideología de género?

    Una sociedad en la que te persiguen por afirmar lo evidente

    Los efectos pueden ser desastrosos cuando esta pendiente resbaladiza hacia el disparate pase del sexo a características como la edad o la estatura.

    • ¿Por qué negar el alistamiento en las Fuerzas Armadas a una persona de menos estatura que la exigida, pero que diga sentirse muy alta?
    • ¿Por qué negar el derecho a votar a un nino de 7 años que diga sentirse un adulto de 25?
    • Y en la misma línea, si un hombre de 70 años dice sentirse un nino de 6, ¿con qué argumentos le impedirán acudir a clases de Primaria junto a escolares de esa edad?

    Cuando uno acepta disparates como los que sirven de base a la ideología de género, ha de ser consecuente y aceptar que si elegimos el sexo como quien elige el color de su ropa, ha de poder elegirse todo lo demás.

    Y donde hoy hay leyes para obligar a la gente a mentir sobre el sexo de los demás, si seguimos así mañana tendremos leyes para obligarnos a suscribir otras mentiras.

    Con la corrección política y con la imposición legal de la ideología de género no estamos logrando una sociedad más libre y tolerante y menos discriminatoria, sino una sociedad menos libre y menos tolerante a la verdad, en la que afirmar lo evidente se convierte en motivo de persecución.

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