Falsos apoyos, o sólo apoyos de boquilla a la huelga feminista. ¡Pillados! ‘Hechos son amores y no buenas razones’, se le podría responder al sindicato de estibadores, por ejemplo. Y a todas las feministas convocantes se les podría preguntar: ¿Dónde está su apoyo a la vida de las mujeres en el seno materno? ¿Dónde su apoyo a las mujeres oprimidas de países islámicos? Un manifiesto, el del 8M, que también adolece de falta de memoria histórica.
El sindicato de los estibadores que vetan a las mujeres en Algeciras se ha sumado a la huelga feminista, como recoge Libre Mercado, sin importarle en absoluto que el de Algeciras sea el único puerto en toda la Unión Europea sin mujeres.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraEl pasado mes de febrero, El Confidencial recogía la noticia que las 50 nuevas plazas de estibador habían sido ocupadas por hombres. Pese a que desde hace más de tres años algunas mujeres han intentado acceder a las ofertas laborales, el Puerto de Algeciras sigue siendo el único de Europa en el que no hay ni una sola mujer estibadora.
También en el Puerto de Algeciras se vivió hace menos de un año una escena que recorrió las pantallas de toda España cuando los estibadores que entraban a trabajar lanzaban insultos machistas a las mujeres que se manifestaban para defender su derecho a trabajar.
«¡Lo que tenéis que hacer es iros todas a fregar», espetaban algunos para denigrar a las mujeres que estaban manifestándose por su derecho a trabajar en el Puerto de Algeciras y denunciando su exclusión.
La Coordinadora Estatal de Trabajadores del Mar, que no defendió a las mujeres ni reprochó los insultos que recibieron entonces, no tienen ninguna vergüenza ahora en sumarse la huelga feminista. ¿Alguna feminista se lo recordará?
El manifiesto del 8M no defiende la vida de las mujeres por nacer
El manifiesto del 8M dice: “exigimos que el Pacto de Estado contra las violencias machistas –por lo demás insuficiente– se dote de recursos y medios para el desarrollo de políticas reales y efectivas que ayuden a conseguir una sociedad libre de violencias contra las mujeres y niñas. Denunciamos la represión a quienes encabezan la lucha por los derechos sociales y reproductivos” y en el siguiente párrafo reconoce que “somos las que reproducen la vida”. En otra parte del manifiesto expresan: “Exigimos que la defensa de la vida se sitúe en el centro de la economía y de la política”. Pero no, no se refieren al derecho a la vida de todo ser humano. ¡Incoherente! ¡Incomprensible!
¿Por qué las feministas no luchan por todas las mujeres dentro del seno materno que son exterminadas, en muchos países, sólo por el mero hecho de serlo? Podría ser el caso de España porque la ley del aborto no precisa de ninguna causa para abortar.
Yo también estoy a favor de: ‘Es urgente que nuestra reivindicación Ni una menos sea una realidad’. Porque defiendo a todas las mujeres, desde el mismo momento de su concepción. Por eso quiero que Ni una menos, tampoco por culpa del sanguinario aborto.
Ni una sola mención a las mujeres oprimidas en países islamistas
¿Ni una sola feminista va alzar su voz por las mujeres que viven en los países que más discriminan a las mujeres por el mero hecho de serlo? Donde no pueden salir solas a la calle sin la compañía de un hombre, no pueden votar, no pueden conducir, son obligadas a ir tapadas de arriba a abajo… No, ahí las feministas tampoco están. No hacen huelga por ellas. Ni están, ni se espera que ninguna feminista alce su voz por estas mujeres oprimidas, denigradas, tratadas como personas que no pueden valerse por sí mismas por la única razón de ser mujeres.
Un manifiesto sin memoria histórica
El manifiesto del 8M no quiere acordarse de que fue la derecha fue quien se destacó por el sufragio de las mujeres. (Veáse la publicación de ‘El voto femenino en España’). De especial interés es acordarse del proceso de tramitación de la ley de voto de la mujer. Como recuerda el historiador Pío Moa, la defensa y el ataque de la misma ley corrió a cargo especialmente de tres diputadas: la lerrouxista Clara Campoamor, quien pronunció su discurso ardorosamente a favor del sufragio femenino, pese al poco entusiasmo de su partido; y en cambio la izquierdista Victoria Kent, así como la exaltada socialista Margarita Nelken, se opusieron a la ley del sufragio femenino. (Ver: El voto femenino en la II República: blog de Pío Moa).
Por todas estas incoherencias, hoy decido trabajar. No quiero hacer dejación de funciones ni un sólo día. Asumo todas mis responsabilidades como mujer y como madre de familia numerosa, y pese a las dificultades que estamos encontrando las mujeres y madres trabajadoras que queremos ejercer nuestro derecho a trabajar este 8 de marzo… pero esa es otra historia.