Los medios generalistas y en particular, los sensacionalistas, la prensa amarilla, se hace eco estos dias de la «eliminación de la transexualidad como enfermedad mental» algo que cabe explicar mejor pues, evidentemente, esto no es correcto tal cual está publicado.
La «transexualidad» es un concepto socio-político construido por el lobby LGTB que nada tiene que ver con la medicina, su definición es ambigua e imprecisa, ya no existe en el ámbito médico como tal (CIE-11) bajo esta definición (transexualismo) lo cual es lógico, pues no es más que una construcción social del mencionado lobby para abarcar un abanico de personas de amplio espectro basado en pura ciencia ficción, pues la verdadera transexualidad como tal sólo se produce en animales y en plantas.
Ahora, analizando el trastorno médico en sí mismo, la Incongruencia de Género (CIE-11) ya sabiamos desde hace décadas por numerosas investigaciones llevadas a cabo en todo el mundo que no se trataba de una enfermedad de causa mental, nunca hasta la fecha ha existido la más mínima evidencia de ello, sino al contrario, desde hace por lo menos medio siglo llevamos acumulando evidencia científica de que se trata de un trastorno de carácter biológico.
«El diagnóstico diferencial de esta patología sólo puede llevarse a cabo por el momento mendiante un complejo diagnóstico psicológico»
Lo anterior no significa que la Incongruencia de Género (CIE-11) no curse dada su particularidad y extrema gravedad, con trastornos psicológicos asociados, sino todo lo contrario, siendo el síndrome ansioso-depresivo el más común de todos. Por este motivo la Disforia de Género (DSM-V) continúa clasificada bajo esta definición por la Asociación Americana de Psiquiatría.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraIncongruencia de Género (CIE-11 HA60) queda por tanto clasificada por la Organización Mundial de la Salud, como una patología de carácter físico enmarcada dentro del apartado de enfermedades relacionadas con las condiciones de la salud sexual. Esto está basado en la realidad científica y consensuado por expertos de todo el mundo.
El diagnóstico diferencial de esta patología sólo puede llevarse a cabo por el momento mendiante un complejo diagnóstico psicológico y/o psiquiátrico, al carecer de de tests biológicos que precisen con más exactitud su diagnóstico, como sería un análisis de sangre o un escáner cerebral.
Pero esto ocurre y ha ocurrido en el pasado con numerosas otras enfermedades tambien, como la Enfermedad de Alzheimer entre tantas otras, que ya se pueden diagnosticar con medios más exactos, y va asociada con desórdenes mentales, lo mismo ocurre con la Incongruencia de Género a día de hoy.
Nótese que la CIE-11 establece que no se puede diagnosticar oficialmente la Incongruencia de Género antes de la pubertad, en el sentido de proporcionar tratamiento médico, y la desvincula por completo de comportamientos variantes de género, que es lo que socialmente conocemos como «transexualidad» entre múltiples otros nombres.
En conclusión, la CIE-11 mantiene la Incongruencia de Género como una enfermedad, de carácter biológico, que precisa diagnóstico médico para su tratamiento. Guste o no al lobby LGTB y sus aliados que han fracasado dramáticamente en su intento por despatologizarla.
* Charlotte Goiar fue la primera persona en España en obtener el apoyo del Tribunal Supremo para modificaer sus órganos sexuales.
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