Como ocurre con muchas otras mujeres que son conscientes de algunas desigualdades entre hombres y mujeres en determinados campos o de dificultades que afectan en mayor grado a las mujeres, pero no comparten el aspecto ideológico que se desprende de la huelga feminista del 8M, también ha habido asociaciones que con motivo del Día Internacional de la Mujer han apoyado las reivindicaciones de la mujer, pero no se han unido a la huelga.
Durante el 7 de marzo y la mañana del 8 de marzo Cáritas, Manos Unidas, Entreculturas, Red Madre, el Instituto Calasancio o Universidad de Comillas han manifestado su apoyo a la mujer en diversos comunicados de prensa, y han anunciado la organización de actos en los que se pide ayudas a las mujeres -Red Madre solicita una Ley de apoyo a la Maternidad-, una cadena humana para promover la igualdad desde la infancia -que organiza el Instituto Calasancio en Getafe- o se alza la voz contra la explotación laboral y sexual con un congreso -Universidad de Comillas ICAI-ICADE-.
A la hora de organizar la marcha, en el momento en que se han mezclado otros temas más ideológicos, se han empezado a crear grietas dentro del feminismo, entre quienes defienden a la mujer y la eliminación de cualquier desigualdad en derechos entre hombres y mujeres, y quienes introducen sus ideas: en Cataluña, por ejemplo, se introdujo en el manifiesto menciones a los «presos políticos» y al 155.
El manifiesto del 8M ha pasado de defender la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, a defender el aborto como un derecho, a atacar al hombre por serlo, etc…
Por este motivo muchas mujeres también han mostrado su rechazo a una huelga feminista, pese a que querían celebrar el Día Internacional de la Mujer. Pero es que en el manifiesto se ha pasado de defender la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, a defender el aborto como un derecho, a atacar al hombre por el hecho de serlo, etc…
Y ante esas ideas, asociaciones como las antes citadas, no han querido salir a la calle. Cáritas ha denunciado «las múltiples violencias que siguen sufriendo las mujeres cada día» o «la violencia machista que se manifiesta de múltiples formas». Manos Unidas ha afirmado que «la pobreza, el hambre, la exclusión y la desigualdad, tienen rostro de mujer» y Entreculturas ha publicado el escalofriante dato de que 330 millones de mujeres y niñas viven con menos de 1,9 dólares al día.
Porque defender a la mujer ante desigualdades de derecho es una tarea conjunta y el feminismo que vende el 8M lo que propugna es a una mujer enfrentada al hombre por el hecho de serlo.
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