La revista Arbor es una de las publicaciones científicas y de pensamiento de mayor importancia en lengua hispana. Editada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) tiene además una gran reputación a nivel internacional entre la comunidad científica.
Sin embargo, esta revista que se publica desde 1944, está en estos momentos en el punto de mira del lobby LGTB. Y todo ello por un monográfico en el que distintas científicas que cuestionan la ideología de género.
Hasta tal punto ha llegado esta campaña que incluso un supuesto grupo investigador ha exigido que se retire el número de Arbor en el que aparecían publicados estos argumentos contra los postulados del feminismo radical y de la teoría de género, tildando a los artículos de «homófobos».
Ese supuesto grupo de científicos, apoyados por medios de comunicación de izquierdas como Público y eldiario.es, ha abierto una petición en Change.org, para pedir que se retire el monográfico sobre feminismo de la revista Arbor (numero 778). Nadie la firma en concreto, con nombre y apellidos, sólo un anónimo «grupo de científicos».
Y ¿cuáles son los argumentos de la campaña contra Arbor?: «es una muestra más de cómo los sectores más reaccionarios de la sociedad están copando ámbitos de decisión política y científica»
De este modo, este grupo ataca a las autoras y con un claro tinte ideológico alejado del debate científico asegura que “la conclusión más obvia a la que conduce la lectura de este número es que esta es una muestra más de cómo los sectores más reaccionarios de la sociedad, especialmente las alas más conservadoras del Opus Dei, están copando ámbitos de decisión política y científica y, en este caso, empleando instituciones, revistas y recursos públicos para transmitir su mensaje antifeminista y homófobo”.
Lo que parecer haber enervado más a los defensores de la Ideología de Género ha sido que en uno de los artículos se cite a Juan Pablo II y su teología del cuerpo. Concretamente, lo cita la catedrática de la Universidad de Sevilla, María Caballero Wangüemert en su texto ¿Hay mujeres más allá del feminismo? De la lucha por la igualdad al trashumanismo/posthumanismo?
María Caballero: La ideología de género disocia sexo (lo biológico) y género (la construcción cultural), y subvierte los roles tradicionalmente asignados a hombres y mujeres
Este es el fragmento de Caballero que indigna a los que piden censurar la revista:
“Así lo ha recordado Juan Pablo II en sus homilías sobre la teología del cuerpo (1995) y en su Carta a las mujeres: “Femineidad y masculinidad son entre sí complementarias no sólo desde el punto de vista físico y psíquico, sino ontológico. Solo gracias a la dualidad de lo masculino y de lo femenino, lo humano se realiza plenamente” (1996, p. 38). E incluso -una afirmación fuerte- en cada unión conyugal “se renueva, en cierto modo, el misterio de la creación en toda su profundidad originaria y fuerza vital” (1995, p. 81). Ello supone que la masculinidad o feminidad se extiende a todos los ámbitos de su ser: algo estudiado por la ciencia en libros como Cerebro de mujer, cerebro de varón, de López Moratalla (2009).
Por el contrario, la ideología de género disocia sexo (lo biológico) y género (la construcción cultural), y subvierte los roles tradicionalmente asignados a hombres y mujeres. De modo que se fragmenta, cae rota en pedazos esa imagen armónica en que ambos aspectos al unísono conforman su identidad masculina o femenina, reflejo de la realidad antropológica del ser humano, que no es solo biología ni solo cultura, sino una compleja integración de múltiples factores”.
El anónimo “grupo de investigadores del CSIC”, tal y como se hacen llamar, pretenden repescar la censura alegando que “se ha usado (la revista) como plataforma para propagar ciertos idearios anti-feministas, homófobos y transfóbicos que nada tienen que ver con la calidad científica, la relevancia social y el rigor conceptual”.
Los científicos pro-Género incurren en incoherencia al afirmar, por un lado, que “no tratamos de pedir una censura a personas de determinadas creencias o filiaciones políticas”; y exigir, por otro, a renglón seguido: “Por lo tanto pedimos la retirada del número monográfico de Arbor que nunca debería haber auspiciado una institución como el CSIC”.
Sin embargo, la ciencia sí está poniendo en cuestión la ideología de género a través de distintos informes de prestigiosos investigadores. El último y más relevante es el publicado en una de las revistas científicas más importantes del mundo, The New Atlantis.
Nada sospechosos de poder ser parte de los “más reaccionarios de la sociedad” los psiquiatras Thomas Mchugh y Lawrence Maier han publicado un extenso estudio que analiza más de 200 investigaciones relacionadas con la ideología de género. Y su conclusión se asemeja mucho más a lo que defienden las investigadoras que han escrito en este número de Arbor que a lo defendido de esta ideología.
El informe supone un duro varapalo para el lobby LGTBI pues destaca que no existe evidencia científica que respalde que la identidad de género sea independiente del sexo. Es decir, aquello tan repetido de “soy un hombre atrapado en el cuerpo de una mujer” o viceversa. De este modo, ser homosexual o transexual no sería algo “innato”.
Doctor Jouve: “La respuesta a la pregunta sobre si existe una tendencia innata, genéticamente condicionada, de la orientación sexual, es que no”
Analizando el estudio de The New Atlantis, el doctor Nicolás Jouve, catedrático de Genética, llegaba a una conclusión similar que también sería censurable para los autores de la campaña en Change.org. Afirmaba que “la respuesta a la pregunta sobre si existe una tendencia innata, genéticamente condicionada, de la orientación sexual, es que no”.
Y añadía Jouve: “Personalmente creo que el que no existan evidencias de carácter genético en este tipo de rasgos del comportamiento humano no es una mala noticia. Quienes se sientan orgullosos de ser como son siempre podrán seguir en ello, pero para otros, para muchos homosexuales que no se sienten orgullosos de serlo, o incluso confiesan que es un tormento para ellos, queda abierta la esperanza de cambiar. Pero en cualquier caso, no pueden ser las dos cosas… La orientación sexual no se hereda, se adquiere”.
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