Cruda realidad / Ten 4 hijos en Hungría, no vuelvas jamás a pagar impuestos

    Orbán entiende cuál es el verdadero desafío, tan sencillo como saber contar: Europa se muere, y de la manera más tonta, por suicidio demográfico. La tasa de fertilidad europea sigue descendiendo. En 2017 nacieron en la Unión Europea 5,1 millones de niños, 90.000 menos que el año anterior.

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    Foto referencial de familia.
    Foto referencial de familia.

    Si tienes cuatro o más hijos en Hungría, ya no tienes que pagar impuestos directos nunca más en tu vida. Suena bien, ¿verdad? A mí me suena especialmente bien porque no solo cumplo el requisito, sino que aborrezco de un modo especial, cuando llega mayo, ponerme con la ‘dolorosa’.

    Como no es probable que se le dé mucho bombo a esta noticia, yo se lo cuento. Resulta que Viktor Orbán, la ‘bestia negra’ del ‘progrerato’ europeo y primer ministro de Humgría, está a lo que hay que estar, a las cosas grandes como la supervivencia de nuestras sociedades y no a menudencias, y acaba de anunciar una serie de iniciativas dirigidas a estimular la tasa de natalidad de los húngaros y hacer innecesaria la inmigración masiva.

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    En el discurso sobre el Estado de la Nación, que fue este pasado domingo, Orbán anunció un Plan de Acción de Protección de la Familia pensado para promover el matrimonio y la natalidad. Entre las medidas está esa, la de que las mujeres que críen cuatro hijos o más no tengan que rellenar un impreso del IRPF nunca más en la vida, así como subvenciones para que las familias numerosas puedan comprar coches más grandes. También incluye un programa de créditos favorables a las familias con, al menos, dos hijos para comprar una casa. Y cualquier mujer de menos de 40 que se vaya a casar tiene acceso a créditos con interés reducido. Se crearán 21.000 plazas más de guarderías pero, si los abuelos se comprometen a cuidar de sus nietos, recibirán la correspondiente bonificación.

    Orbán entiende cuál es el verdadero desafío, tan sencillo como saber contar: Europa se muere, y de la manera más tonta, por suicidio demográfico. Uno puede discutir hasta que se le seque la boca si tal o cual medida redundará o no en bien de la sociedad; pero que no haya sociedad que gestionar -o, lo que es lo mismo, que no sea la nuestra- es, sin duda, un problema. Los últimos datos disponibles del Eurostat de mediados de 2018 muestran que la tasa de fertilidad europea sigue descendiendo. En 2017 nacieron en la Unión Europea 5,1 millones de niños, 90.000 menos que el año anterior, frente a 5,3 millones de muertes.

    La Unión Europea prefiere decirnos que no hay nada que hacer, que nos relajemos y nos extingamos sin hacer mucho ruido, que Ahmed, recién llegado de Senegal, se ocupará de pagarnos nuestras pensiones

    Y precisamente las tasas de natalidad en Hungría están por debajo de la media europea, en parte porque Hungría ha recibido una muy escasa inmigración del Tercer Mundo, que es, mayoritariamente, el grupo demográfico que está aumentando las medias en países como Suecia, Francia y Gran Bretaña. La tasa de nacimientos en 2017 fue en Hungría de 9,7 por cada mil residentes, algo por debajo de la media europea, de 9,9 por cada mil residentes. Ese mismo año, las defunciones superaron los nacimientos en 37.000 personas.

    La Unión Europea prefiere decirnos que no hay nada que hacer, que nos relajemos y nos extingamos sin hacer mucho ruido, que Ahmed, recién llegado de Senegal, se ocupará de pagarnos nuestras pensiones, aunque nos extraña tanta generosidad de quien no tiene ningún vínculo cultural con nosotros y sí una visión del mundo propia que, como es comprensible y natural, querrá imponer cuando tenga los números para hacerlo.

    Pero es que ni siquiera lo intenta. Al contrario, todo lo que nuestros gobernantes ensalzan, privilegian y subvencionan va en la dirección contraria, la que desaconseja la formación de familias y el nacimiento de hijos, con la inestimable ayuda de las grandes multinacionales.

    ¿Funcionarán las medidas de Orbán? Por lo pronto, no lo ponen todo más difícil y van en la dirección adecuada. Por lo pronto, la política profamilia de Orbán ya ha hecho descender los abortos y los divorcios y aumentar los matrimonios. Entre 2010 y 2017, en número de abortos se redujo en más de un tercio -de 40.449 a 28.500-, los divorcios han pasado en ese mismo periodo de 23.873 a 18.600 y los matrimonios han credido un espectacular 42%.

    Qué quieren que les diga, tampoco es física de partículas: lo que se premia, crece; lo que se desincentiva, disminuye. Y solo la idea de no tener que rellenar nunca más el impresio de la Renta… Déjenme que sueñe que soy húngara.

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