Un grupo de izquierdistas quema una figura del político chileno José Antonio Kast

    Kast se ha convertido en el enemigo número uno de la izquierda chilena. Después de agredirlo salvajemente el mes pasado, ahora los tolerantes queman en plaza pública su efigie.

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    José Antonio Kast
    José Antonio Kast

    La izquierda ha declarado guerra a José Antonio Kast, excandidato a la presidencia de Chile. En pleno domingo de Pascua, el pasado 1 de abril, una entidad denominada Centro Cultural Playa Ancha quemó una figura suya, gigante, hecha de papel, frente a decenas de familias en una plaza pública de la turística ciudad portuaria de Valparaíso.

    «Hacemos este rito de purificación -explica una voz masculina en un vídeo divulgado por el propio organismo en su página de Facebook– donde no queremos que los corruptos nos acompañen, que los malos gobernantes nos acompañen, en este momento en que vamos a quemar el racismo, vamos a quemar la xenofobia».

    Algunas personas creen que La Sexta da información.

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    La voz cuenta hasta tres y prenden fuego a una efigie rubia y vestida de blanco que hace con la mano derecha el ‘v’ de la victoria. Comienza una intensa música tribal, con percusiones, mujeres danzan en torno a la hoguera y quien dirige grita hasta el hartazgo: «Mirá cómo quema».

    Se trataba de una maltrecha tentativa de celebrar en fin de la Semana Santa con la antigua tradición de la «Quema de Judas».

    No es un acto cultural ni tradición cuando se incita al odio y a la violencia contra una persona de esta manera

    Al tomar cuenta del hecho, Kast ha escrito en Twitter: «No es un acto cultural ni tradición cuando se incita al odio y a la violencia contra una persona de esta manera. Espero que la condena de las autoridades porteñas sea unánime y que se tomen medidas en contra del Centro Cultural Playa Ancha».

    No es un hecho aislado. El 21 de marzo fue brutalmente agredido y le impidieron, al agredirle, que diera una conferencia en la Universidad Arturo Prat (Unap), en el puerto de Iquique, al norte del país andino. Fue invitado por estudiantes de esa institución para hablar sobre la función pública. Fue escupido, golpeado y expulsado del recinto por una turba enardecida. Usted puede verlo aquí.

    Roxana Miranda, activista de izquierda vinculada a asociaciones de deudores habitacionales, dijo del hecho: «Del fascismo uno se defiende con balas; la pata en la raja es solo el comienzo».

    Se le ataca porque, según sus agresores, él es «intolerante» y «fascista».

    Kast defiende que el aborto es un crimen, que la familia es una institución fundada sobre la unión de un hombre y una mujer o que los padres tienen el derecho de educar a sus hijos

    ¿Por qué se le atribuyen estos adjetivos? Porque piensa y defiende que el aborto es un crimen, que la familia es una institución fundada sobre la unión de un hombre y una mujer, que los padres de familia tienen el derecho de educar a sus hijos, que la libertad económica es necesaria y que la autoridad del Estado debe tener límites y ser subsidiaria, etcétera.

    Y, aunque usted no lo crea, quienes lanzan las piedras dicen que al tratarlo así, no proceden con violencia ni incitan al odio.

    Quien realizó las tomas del vídeo que abre esta nota, Jorge Ignacio Zamorano, al publicarlo en Facebook, escribió: «Se vivió un lindo momento en que las familias porteñas pudieron disfrutar de esta tradición que viene de muchos años atrás. No hubo odiosidad, sólo conciencia y mucha alegría«.

    Una de las colaboradoras del Centro Cultural Playa Ancha, Bernarda Tapia, reconoce en un artículo que el muñeco sí fue elaborado con la intención de representar a José Antonio Kast e intentando minimizar el hecho afirmando que «un muñeco de papel mache es un objeto de arte y no puede sufrir violencia real».

    Acusan a Kast de apoyar «las ideas neoliberales, […], la criminalización de toda movilización social, el maltrato de género, la homofobia, la xenofobia, el racismo»

    «Argumentar que este tipo de manifestaciones son incitaciones a la violencia es de un oscurantismo, de una falta de responsabilidad, de una falta de conocimiento de la tradición popular y del mecanismo del arte, que es francamente alarmante, […] sentirse violentado por un hecho artístico es ridículo», enfatiza.

    ¿Por qué Kast? Tapia responde: «Por su apoyo a las ideas neoliberales, […], la criminalización de toda movilización social, el maltrato de género, la homofobia, la xenofobia, el racismo, el fomento al lucro en la educación. La lista suma y sigue. El arte tiene el derecho y el deber de continuar poniendo en juicio y quemando alegóricamente a cada figura que se levante enarbolando ese tipo de valores en nuestra sociedad».

    El 4 de septiembre de 2017, Michelle Bachelet firmó una iniciativa de ley para ser propuesta al Legislativo, que tipifica como delito la incitación al odio. En ella se imponen penas a quien incite a la violencia física contra una persona o un grupo de personas por su raza, origen nacional o étnico, sexo, orientación sexual, identidad de género o creencias.

    Fue propuesto por la izquierda. La más radical. La misma que hoy le niega a José Antonio Kast el derecho de pensar como piensa o de manifestar sus opiniones. Hoy es él el objeto de violencia simbólica. Mañana será usted.

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