Vetar a un transexual en un ejército es tan ‘discriminatorio’ como vetar a un miope

    Elentir analiza en su blog la decisión de Trump de vetar a transexuales en el Ejército, y la manipulación de El País. Y recuerda que el transexualismo es un trastorno mental para la Organización Mundial de la Salud.

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    Los transexuales no podrán ingresar en el Ejército de Estados Unidos

    Por su interés, reproducimos el artículo de Elentir sobre la decisión del presidente de los Estados Unidos de no permitir la entrada de los transexuales en el Ejército. (Publicado en el blog Contando Estrelas):

    A modo de ejemplo, la disparatada orden de Obama implicaba obligar a mujeres a ducharse junto a hombres, y eso en un momento en que los abusos sexuales son un gran problema para las mujeres que se alistan a las Fuerzas Armadas de EEUU. Dicho sea de otro modo: para normalizar la transexualidad, Obama aumentaba el riesgo de abusos sexuales en las duchas, intentando convencer a las mujeres de que su sexo biológico es irrelevante, según la teoría de que el sexo es una mera construcción social sin relación alguna con la biología. Algo científicamente insostenible.

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    La reacción de los medios progres a esta medida de Trump ha sido la previsible. Veamos por ejemplo lo que dice el diario El País no en un artículo de opinión, sino en una noticia:

    «Para Donald Trump los transexuales son una carga, un coste y descentran de la victoria. En una declaración por Twitter que será recordada por su profundo talante discriminatorio, el presidente de Estados Unidos prohibió a los transgénero en el Ejército. La medida entierra la orden aprobada por su antecesor Barack Obama que abría las fuerzas armadas a la diversidad y que el Pentágono paralizó a principios de julio justo antes de que entrase en vigor».

    He señalado en negrita las manipulaciones más groseras del diario de PRISA. Para empezar, los transexuales no son una carga para Trump, sino para las Fuerzas Armadas. Una persona que padece un trastorno mental no debería estar en un ejército, y menos aún por un absurdo capricho ideológico que obliga a todos sus compañeros a considerar como normal algo que no lo es.

    Sensación de incomodidad

    Por otra parte, vetar a un transexual en un ejército es tan «discriminatorio» como vetar a un miope, a un obeso, a alguien muy bajito o a un niño. Hay determinadas condiciones que impiden a una persona cumplir los estrictos requisitos de acceso que establece un ejército para que sus soldados puedan desempeñar sus deberes como es debido. Eso no es discriminar: es actuar con sentido común.

    Así mismo, lo que El País llama «diversidad» está clasificado de una forma muy diferente por la Organización Mundial de la Salud. En la décima versión de su Clasificación Internacional de Enfermedades sobre trastornos mentales y del comportamiento (ICD-10, se puede ver aquí en PDF), la OMS incluye el transexualismo (página 36) entre los «desórdenes de la identidad de género» (epígrafe F64). En la página 168 del documento define el transexualismo de la siguiente forma:

    «Un deseo de vivir y ser aceptado como miembro del sexo opuesto, por lo general acompañado de una sensación de incomodidad o de inadecuación de su sexo anatómico y un deseo de tener un tratamiento hormonal y una cirugía para hacer que su cuerpo sea lo más congruente posible con el Sexo preferido».

    Donald J. Trump
    El presidente de los Estados Unidos, Donald J. Trump / EFE

    Es de pura lógica que Trump vete en las Fuerzas Armadas a los que padecen ese trastorno. La paradoja es que en países como España se intente presentar ese trastorno mental -así lo clasifica la OMS- como algo normal a golpe de ley, incluso amenazando con fuertes sanciones por la vía administrativa a todo el que se atreva a cuestionar la normalidad de dicho trastorno. Sin ir más lejos, al escribir esta entrada yo me arriesgo a que me multen por decir lo mismo que señala la OMS. A este grado de absurdo hemos llegado en España.

    Pero aún peor. Leyes basadas en la ideología de género, como la vigente en la Comunidad de Madrid (que contó con el apoyo de todos los partidos: PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos), obligan a los padres a que sus hijos reciban charlas de transexuales, sin su consentimiento, para adoctrinarles en la ideología de género.

    ¿Qué te parecería que le dijeran a tus hijos en el colegio que la anorexia es algo normal, una simple opción más?

    El año pasado publiqué aquí el audio de una de esas charlas, en las que se decía lo siguiente: «la idea que os lanzamos es que no hay cuerpos de chico o cuerpos de chica». Es decir, les dicen a los niños que el sexo biológico es irrelevante, y lo hacen para que asuman la idea de que «existen chicos con vulva y también existen chicas con pene». Dicho sea de otra forma: quieren que los niños asuman como algo normal lo que la OMS clasifica como un trastorno mental.

    El caso es que en la citada lista de trastornos mentales de la OMS también figuran la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa. ¿Qué te parecería que le dijeran a tus hijos en el colegio que la anorexia es algo normal, una simple opción más? En la lista también figura la agorafobia, un trastorno que suele conllevar episodios de pánico por el miedo a los espacios abiertos, por ejemplo. ¿Qué dirías si un profesor en el colegio les dijese a tus hijos que la agorafobia es una mera cuestión de diversidad?

    Síndrome de Harry Benjamin

    De hecho, el intento de normalizar estos trastornos se debe a una equivocada concepción de la enfermedad como un estigma. En vez de pedir respeto, comprensión y ayuda para la persona enferma -que es lo lógico y deseable- simplemente se niega la enfermedad, con lo cual se da lugar a situaciones absurdas, como decirle a los niños que sufrir ese trastorno mental o no sufrirlo viene a ser lo mismo, con la idea de que cada uno elige su sexo, como quien cambia de chaqueta, con independencia de cuál sea su sexo biológico.

    Es más: se acusa de «odio» a quienes dicen lo mismo que la OMS, como si el mero hecho de afirmar la existencia de un trastorno implicase que odias al que lo padece.

    ¿Cómo va a recibir un tratamiento adecuado para su trastorno una persona que lo necesita, si las leyes niegan ese trastorno por pura ideología y contra los criterios médicos de la OMS?

    Por otra parte, la frivolización que está haciendo la ideología de género sobre estos trastornos está perjudicando seriamente a las personas que los padecen. La viguesa Charlotte Goiar (que nació con el denominado Síndrome de Harry Benjamin) señalaba en marzo a Actuall los efectos que está teniendo la ideología de género entre quienes padecen transexualismo:

    «Los mayores perjudicados de esta maniobra política de los LGTB son las personas enfermas con Trastorno de Identidad de Género pues el tratamiento digno de su patología se ve frivolizado por leyes LGTB que descentralizan la atención especializada ya organizada para atender estos casos».

    Dicho sea de otra forma: ¿cómo va a recibir un tratamiento adecuado para su trastorno una persona que lo necesita, si las leyes niegan ese trastorno por pura ideología y contra los criterios médicos de la OMS?

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