Amazon ofrece a sus clientes una variedad casi infinita de productos, seguridad en las compras, facilidad en el envío, descuentos cuando corresponde, etcétera. Nadie duda de que la manera en que se compra y se vende a través de Amazon ha cambiado la vida a mucha gente.
Sin embargo, no todo es lustre y pompa en la empresa propietaria, por otra parte, del diario capitalino estadounidense, The Washington Post.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraA principios del pasado mes de octubre, las redes sociales y determinados foros cibernéticos se incendiaron debido a que Amazon tenía disponible, de cara a la celebración de Halloween, un disfraz de «burka sexy».
Las acusaciones de racismo e islamofobia en el mejor de los casos, y las amenazas más o menos veladas -«seáis quienes seáis, debéis temer a Alá. Esto no es una broma«- llevaron a la compañía a retirar el disfraz «burka sexy».
La empresa radicada en la motorizada ciudad de Seattle (EEUU), hizo desaparecer con celeridad la oferta, alegando según señaló un portavoz, que «todos los vendedores de Marketplace deben seguir nuestras directrices de venta y se tomarán medidas para quienes no lo hagan, entre ellas la posible cancelación de su cuenta. El producto en cuestión ya no estará disponible».
Prácticamente dos meses después de la polémica y tres semanas después de Halloween, la prohibición de venta del «burka sexy» sigue vigente. No así la de la venta del «disfraz de burka musulmán» o de un «burka islámico vestido formal«, con tallas desde de la XS a la 7XL.
El burka no debe haber despertado el celo en los responsables de Amazon para diseñar ninguna «directriz de venta».
El caso del «burka sexy» no es más que la punta del iceberg de una tendencia cada vez más notable: la cristianofobia camuflada en una doble vara de medir
Por supuesto, se pueden encontrar disfraces de monja de muchos tipos. En concreto, una búsqueda sencilla en Amazon lleva a poder elegir entre 26 ofertas distintas para lucir como «monja sexy».
También son variadas las posibilidades para sembrar el terror como «monja zombie» o «monja gótica«. O incidir en la burla anticristiana con el «disfraz de monja para hombre«. Por supuesto, no duden en buscar, porque encontrarán, disfraces de sacerdote «para mujer«, de «sacerdote tenebroso«, «zombi sacerdote» e, incluso, de sacerdote con confesionario incorporado.
«Puedes dejar que los símbolos cristianos se caigan a pedazos, pero si lo haces con un símbolo árabe, tendrás… una fetua», señaló el director Roland Emmerich
Amazon, ejemplo de la cristianofobia imperante
El hecho de que Amazon reaccionara con velocidad a las protestas por la disponibilidad del disfraz de «burka sexy» no es más que un ejemplo, la punta del iceberg de una tendencia cada vez más notable: la cristianofobia camuflada en una doble vara de medir.
Giulio Meotti, del Gatestone Institute, ha desentrañado un buen número de ejemplos de esta doble vara de medir de numerosas instituciones occidentales, que corren ante las amenazas y protestas del mundo musulmán, pero que ignoran cualquier intento de los cristianos por hacerles llegar su voz:
- El diario The Guardian consideró que la irrupción de las componentes de la banda Pussy Riot en la catedral de Moscú había sido sólo «pura poesía protesta».
- El viñetista noruego Finn Graff, confesó en 2006 que se autocensuraba respecto a Mahoma, pero que no tenía reparo en burlarse de los cristianos, a quienes retrata con asiduidad ataviados con esvásticas y camisas pardas.
- El director Roland Emmerich, descartó para su película 2012, de corte catastrofista, demoler (ni quiera en la ficción) la Kaaba, en La Meca: «Puedes dejar que los símbolos cristianos se caigan a pedazos, pero si lo haces con un símbolo árabe, tendrás… una fetua», señaló.
- Tras la masacre contra la revista satírica Charlie Hebdo, no fueron pocos los medios que censuraron la famosa portada con Mahoma que decía «todo está perdonado». La CNN, por ejemplo, no la mostró «porque podía ofender a los musulmanes». Un año después, cuando dibujaron un dios judeocristiano armado con un Kalashnikov no hubo reparos en mostrarla.
Ejempos similares son aplicables a medios como la BBC, el Daily Telegraph, el New York Times u otros.
España también ha sufrido la doble vara de medir. Pongamos sólo tres ejemplos:
- El Círculo de Bellas Artes exhibió la obra «Me c… en Dios«, pese a las protestas, en aras de la libertad de expresión de su autor.
- El Museo Nacional Reina Sofía rechazó eliminar la exhibición en una muestra colectiva de una caja de cerillas con la leyenda: «La única iglesia que ilumina es la que arde. ¡Contribuya!».
- El Ayuntamiento de Pamplona protegió la exhibición de una supuesta obra de arte realizada, según su autor, con hostias consagradas dispuestas en el suelo formando la palabra pederastia.
Debe ser que el hiperextremismo islámico que denuncia el Informe de Libertad Religiosa 2016 de Ayuda a la Iglesia Necesitada no es sólo real en Irak, Siria o Pakistán, sino que extiende sus efectos en el acomplejado Occidente.