El programa laicista de Izquierda Unida responde a una vieja tradición del comunismo, desde los tiempos de Marx (“la religión es el opio del pueblo”) hasta las grandes purgas del estalanismo contra ortodoxos, católicos y –no se olvide- judíos.
Históricamente, marxismo y religión no han congeniado bien. Y la animadversión de los regímenes comunistas contra la trascendencia no se ha limitado únicamente a retirar la asignatura de religión de la enseñanza o pedir la supresión del Concordato, sino que se ha traducido también en persecución física, torturas y matanzas.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraSe habla poco del antisemitismo de los comunistas, como si la exclusiva de la persecución contra los judíos fuera de los nazis
Da la mismo la religión de que se trate. Eso explica no sólo el anticristianismo de los comunistas, sino también el antisemitismo, asunto del que se habla poco, como si la exclusiva de la persecución contra los judíos fuera de los nazis.
Hace sólo unos días dábamos cuenta en Actuall de que Izquierda Unida va a presentar una moción en el Ayuntamiento de Córdoba para boicotear a Israel mediante la eliminación de todo lo judío en la ciudad.
Viniendo de IU, cuya matriz es el Partido Comunista, no es ninguna novedad, porque el antisemitismo es una constante del marxismo y más en concreto de los gobiernos soviéticos.
Hagamos un poco de Historia. Durante la Guerra Civil rusa, el Ejército Rojo masacró a centenares de judíos en Ucrania. Y en tiempos de Stalin los hebreos solían ser los cabezas de turco cuando hacía falta culpar a alguien de lo mal que iban las cosechas o de cualquier fallo del sistema.
Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, las sinagogas fueron clausuradas y cientos de miles de judíos deportados e incluso entregados a la Alemania nazi, que entonces aliada de la URSS.
Después, una vez que Berlín y Moscú rompieron las hostilidades, los hebreos fueron machacados por uno y otro ejército indistintamente. A medida que los soviéticos fueron ganando la guerra y se liberaban campos de concentración, los presos judíos eran asesinados y las mujeres hebreas violadas por soldados del Ejército ruso.
La posguerra no fue mejor para los judíos. Todavía en 1953 Stalin planeaba la deportación de un millón de hebreos de la URSS en lo que iba a ser un segundo Holocausto, pero el 5 de marzo el dictador soviético falleció y el plan nunca se llevó a cabo.
Católicos y ortodoxos diezmados en la URSS
Pero obviamente la religión más perseguida por el comunismo ruso fue la Iglesia Ortodoxa. Sólo en los primeros años de la URSS fueron asesinados más de 300 obispos ortodoxos y un número de fieles próximo al medio millón.
Las purgas continuaron durante el estalanismo, pero también en épocas teóricamente más benignas como la de Kruschev y la de Breznev, donde el culto estaba prohibido y la vida de los sacerdotes y fieles, constantemente amenazada.
Pero también los católicos estaban proscritos en la URSS. Se calcula que había dos millones de fieles en 1918, pero a la altura de 1925 habían sido asesinados más de 200.000. Y ese clima de terror para quien profesaba la fe católica se prolongó hasta casi el final de la Unión Soviética, en los años 80.
Clérigos, monjas o fieles corrientes fueron encarcelados y ejecutados por su condición religiosa, bajo los Gobiernos Republicanos
España: 12 obispos y más de 4.000 sacerdotes
Por volver a España, en la que PSOE, Podemos e Izquierda Unida tratan de resucitar el laicismo radical y nuevas formas de desamortización, el legado anticristiano del marxismo es trágico.
PSOE y PC fueron responsables, en los años 30, de la persecución sistemática contra los católicos, e incluso de la ejecución sumaria de decenas de miles de personas simplemente por asistir a misa.
Primero fue la quema de conventos, en los primeros años de la II República, ante la pasividad del Gobierno de Alcalá Zamora (de derechas), pero posteriormente bajo los gobernos de Azaña, Largo Caballero o Negrín (de izquierdas) siguió la persecución física.
Clérigos, monjas o fieles corrientes fueron encarcelados y ejecutados por su condición religiosa, bajo los Gobiernos Republicanos.
A veces lo eran también por sus ideas políticas (por ejemplo militancia en Falange o en partidos de derecha), pero otros muchos fueron perseguidos simplemente practicar la religión. Concretamente fueron asesinados 12 obispos, más de 4000 sacerdotes, 2365 religiosos, 283 religiosas, y un número difícil de calcular de laicos católicos.