Del solsticio de invierno al ramadán: las fiestas que sí celebra la izquierda

    Mientras el Ayuntamiento dirigido por Carmena declara el distrito centro "zona libre de islamofobia", el líder del PSOE, Pedro Sánchez, y el coordinador general de IU, Alberto Garzón, felicitan a los musulmanes españoles por el Ramadán (pero nunca a los cristianos).

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    Pedro Sánchez, Manuela Carmena y Alberto Garzón

    No parece muy hábil el político que felicita al 3% de la población de un país (musulmanes) al tiempo que ignora al 70% del mismo (cristianos) por no profesar la única religión apta para el progresismo mundial: el islam.

    En Génova 13, en cambio, si siguen acordándose del 70% cada Nochebuena es porque tal desequilibrio demoscópico jamás sería tolerado por el gurú de las encuestas Pedro Arriola. Es la lógica de los votos, no una sincera pelea por la batalla cultural.

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    Precisamente esto último es lo que distingue hoy a la izquierda de la derecha oficial. Mientras unos persiguen -con indiscutible éxito- cambiar la cultura para llegar al poder -lógica Gramsci-, otros llegan al poder adaptándose al discurso dominante del momento -lógica marxista, pero la de Groucho-.

    Hace tiempo que el progresismo trazó una estrategia según la cual sólo es posible el éxito usando a las minorías como bastión contra la civilización cristiana, penúltimo obstáculo para la imposición del dogma progresista, esa inagotable arcadia feliz donde lo mejor está siempre por llegar.

    ¡Viva la Virgen del Rocío!

    Por eso no es ninguna sorpresa que Pedro Sánchez y Alberto Garzón se hayan acordado de la fiesta musulmana del ramadán con el mismo entusiasmo que antes pasaron por alto -¡qué maldita coincidencia!- felicitar a los cristianos por la Pascua de Resurrección o la Navidad (sustituida por el ‘solsticio de invierno’).

    El pasado fin de semana el flamante nuevo (viejo) secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y el mozo de espadas de Pablo Iglesias, Alberto Garzón, felicitaron así a los musulmanes en España:

    A este abrazo indisimulado al islam se ha unido el Ayuntamiento de Madrid, donde la Junta Municipal de Centro ha declarado este distrito «zona libre de islamofobia» a propuesta del partido de Manuela Carmena.

    Sería cómico si no fuera trágico, porque este sainete no es tal cuando supone la creación de una policía paralela para denunciar al que ose discriminar a un ciudadano de esta confesión religiosa. Carmena ha dotado de competencias a la ‘Unidad de Gestión de la Diversidad’ para recoger denuncias relacionadas con la islamofobia, fenómeno en escandaloso auge.

    Resulta conmovedora la sumisión a la fe de Mahoma de quienes dicen ser los mayores abanderados del feminismo o los homosexuales, a quienes distintos países musulmanes lapidan o ahorcan

    Claro que sólo parece posible llegar a este punto si uno se mueve -como la izquierda- en el escenario de ficción de una Europa en la que cada semana un terrorista mata al grito de ‘Viva la virgen del Rocío’ en nombre del Dios cristiano.

    Que en realidad lo hagan en nombre de Alá («Dios es grande», titula la prensa más servil y cobarde) y que la supuesta islamofobia no haya matado ni a una mosca es un pequeño detalle que al progresismo se le pasa por alto cada día.

    También resulta conmovedora la sumisión a la fe de Mahoma de quienes dicen ser los mayores abanderados del feminismo o los homosexuales, a quienes distintos países musulmanes lapidan o ahorcan sin la menor protesta del mester de progresía.

    Carmena, la alcaldesa que quitó el portal de Belén de la Puerta de Alcalá, permitió un teatro para niños en el que se representaba la violación de una monja y que mantiene a una portavoz (Rita Maestre) que fue condenada -luego absuelta- por asaltar semidesnuda una capilla, gastó el año pasado 150.000 euros en celebrar el ramadán y este año 300.000.

    Sin embargo, se trata de una cifra mucho más baja que la que destinará al orgullo gay, celebración que en 2017 viene justo después del ramadán, y a la que es seguro que doña Manuela no ha invitado a los fieles de Lavapiés.

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    Licenciado en periodismo por la Universidad CEU San Pablo de Madrid. Tomó la alternativa en Intereconomía -semanario Alba, La Gaceta, Los Últimos de Filipinas, Dando Caña, 12 Hombres sin vergüenza- de la mano de Gonzalo Altozano y Kiko Méndez-Monasterio, de los que aprendió incluso algo de periodismo. Más tarde escribió para los digitales La Información y Periodista Digital. Viajó a Irak antes que a Roma, le apasionan la Historia y la tauromaquia. Nazareno de Sevilla.