
Entre la neolengua elaborada en los años de Zapatero, sobresalió el sintagma de “la ampliación de derechos”, que ha servido para un roto y un descosido, para excavar zanjas, regalar pasaportes y repartir píldoras del día después’.
También se usó para que un grupo de ayuntamientos anunciase que entre sus servicios a los vecinos, junto con la limpieza de las hojas de los árboles, los columpios de los ninos y la higiene de los bares, figurarían lo que la prosa administrativa llamó ‘ceremonia de otorgamiento de carta de ciudadanía’, ‘bienvenida cívica a la comunidad’ y ‘ceremonia de imposición de nombre’. En seguida el pueblo, con finura, denominó ‘bautizos civiles’.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraCon Podemos se han instituido las ‘comuniones laicas’: ¿Cuál será el siguiente paso: la oposición a sacerdotisa?
Con Podemos, otros Ayuntamientos han instituido las ‘comuniones laicas’: ‘acto de tránsito de la infancia a la preadolescencia’. ¿Cuál será el siguiente paso: la oposición a sacerdotisa?
Hace poco han salido noticias de que en varios lugares estas novedades han sido rechazadas por el sencillo método de no usarlas. En Rincón de la Victoria (Málaga) en dos años se han celebrado dos actos de tránsito de la infancia a la preadolescencia y siete ceremonias de imposición de nombre. ¡Aún queda esperanza en el buen gusto de los españoles!

La obsesión de los ateos con los cristianos
Reconozco que no entiendo a los ateos, laicistas -o como se quieran llamar- más acérrimos: nos dicen que quieren vivir al margen de las creencias religiosas de los demás, de los alienados y los supersticiosos, pero están pendientes de lo que hacen los católicos -porque en Europa el único objetivo del Poder y sus tontos útiles es el cristianismo, no el budismo ni la “religión de paz”.
Y hoy en España se puede vivir sin ninguna imposición de la Iglesia: no es sólo que la moral católica y hasta tradicional (¡qué dirían Nicolás Salmeron y Francisco Giner de los Ríos ante el número de divorcios, abortos y amancebamientos, ante las mentiras públicas y ante el hedonismo!) sea más motivo de risa que de respeto; es que, además, en Madrid y muchas ciudades los curas no se atreven a voltear las campanas de las iglesias ni en Pascua.
A mí los Testigos de Jehová, con sus anuncios de fin del mundo, me son absolutamente indiferentes. Pero muchos ateos están ofuscados por la institución y la creencia de la que aseguran estar libre; quieren ser tan infalibles como el papa cuando habla ex cathedra. En unos casos por odio, en otros por envidia y quizás en casi todos porque sienten que algo de lo que predica la Iglesia existe.
Preparando al nino para obedecer al Estado
El matrimonio y las honras fúnebres son instituciones que han acompañado a los hombres desde el principio de los tiempos. Por eso, los viejos juristas las califican de propias del derecho natural y las encontramos en todas las civilizaciones. Sin embargo, el bautismo es un sacramento exclusivamente cristiano, instituido por Jesucristo. Y por tanto cuando los ateos o los progresistas o los librepensadores lo ‘ofrecen’ en oficinas municipales en realidad están usurpando un acto esencialmente religioso.
¿Y no es una imitación, penosa y risible, la ‘ceremonia de otorgamiento de ciudadanía’?
Del Demonio aseguran los teólogos que es el mono de Dios (Simius Dei): le imita aunque con una finalidad perversa; en ocasiones para ridiculizar su obra. ¿Y no es una imitación, penosa y risible, la ‘ceremonia de otorgamiento de ciudadanía’ o la boda con un concejal vestido de sacerdote o de princesa Leia?, ¿no es un quiero y no puedo?

El político municipal insta a los padres a que traten bien al nino porque lo manda la Convención Internacional de los Derechos de la Infancia y a que le eduquen en los valores de la Constitución. Supongo que también en pagar impuestos y respetar las ordenanzas de medio ambiente. Robespierre se habría conmovido ante semejante ciudadano en agraz.
El deseo del rito
“Lo ritual es vehículo de lo sagrado. Toda innovación profana”, escribió Nicolás Gómez Dávila. Y también: “Al repudiar los ritos, el hombre se reduce a animal que copula y come”. Por ese sentimiento, los seres humanos honramos muchas de nuestras conductas con ritos, sobre todo las más trascendentales.
Pero, ¿qué concepto de lo relevante y de sí mismos, de su matrimonio o de la dignidad de sus hijos tienen unos individuos que se presentan a reclamar a un funcionario un papel timbrado vestidos con la camiseta de su equipo de fútbol, consienten que un alcalde les convierta en excusa para salir en la televisión local o convierten su boda en un repertorio de chistes? La forma, y vuelvo al derecho, es tan importante que sin ella muchos actos se tienen por no celebrados. Vaya, como en la liturgia.
Una ventaja de estos ‘chous’ es que nos libraremos de que algunos de esos padres, tan modernos que incluso ponen a su hijo un traje de cristianar, monten una pataleta porque el cura les ha negado el bautizo por detalles tan nimios como no estar casados. Mejor que vayan al Ayuntamiento, donde sólo estarán ellos, que verlos en Antena. Eso sí, la cursilería ya nos llega a la barbilla.
(Que Dios me conceda esta Semana Santa refugiarme en alguna iglesia con un par de siglos de antigüedad, silenciosa, en penumbra y con velas encendidas.)