Estoy un poco cansada del debate que todos los años surge en torno a la celebración de Halloween (All Hallows Eve: Víspera de Todos los Santos). ¿Velas o calabazas? ¿Calaveras o santos?
Muchas de las fiestas cristianas tienen un trasfondo pagano. La noche de Halloween, que se celebra el 31 de octubre, es decir, este sábado, proviene del ‘Samhein’, fiesta celta para despedir el verano y celebrar las cosechas, dar la bienvenida al frío y a la oscuridad y en la que los vivos creían que se podían comunicar con los muertos. Los romanos decidieron que en la ‘Feralia’ rezarían cada año por el descanso de sus difuntos, y lo hacían en febrero. Bonifacio IV consiguió el permiso del emperador Focas para consagrar el Panteón de Agripa al culto de la Virgen y los mártires. El Papa Gregorio III consagró en la Basilica de Roma una capilla a Todos los Santos e instauró la celebración del día de los Santos el 1 de noviembre. Los cristianos conmemoramos a los fieles difuntos o a nuestros muertos el Día de los Difuntos, el 2 de noviembre, una celebración que complementa al Día de Todos los Santos.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahora«¿Fomenta el terror el que un nino cocine galletas en casa y pase por la comunidad vecinal con una sábana o una capa, a pedir caramelos o dulces?»
Estamos ante ritos paganos, pero cristianizados. Celebremos el 1 el Día de los Santos, vayamos a misa, recemos el 2 a nuestros difuntos, vayamos a los cementerios y, en la fiesta de Halloween, este 31, aprovechemos -como ya me indicó el adorable Padre Canals, director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Liturgia de la Conferencia Episcopal Española, en 2008- para descubrir «el valor de la vida en vez de fomentar el terror».
Descubramos el valor de la vida, sí. Y no fomentemos el terror. Y yo me pregunto: ¿fomenta el terror el que un nino cocine galletas en casa y pase por la comunidad vecinal con una sábana, una capa, calabaza en mano o cara pintada a pedir caramelos o dulces? Pues creo que no. La idea es aprovechar para dar a este evento un sentido religioso, que entiendan que hay que rezar por los muertos y aprovechar para hablarles del Cielo. La idea es alejarnos de los que nos quieren hacer creer que en el hecho de vaciar una calabaza hay un trasfondo de ocultismo y de anticristianismo. No les sigamos el juego.
«Ya nos reiremos de los monstruos de Halloween cuando revivamos la presencia de algunos ‘demonios’, ‘brujas’ o ‘calaveras’ en el Gobierno, ya…»
Ni que decir tiene que la cosa se complica aún más si traemos el argumento de la fiesta comercial -aunque más cuesta arriba se hace en Navidad, sinceramente-. En este punto he de decir que por tiempo y por dinero no me veo disfrazando a mis hijos de clérigo franciscano asesinado por los nazis en Auschwitz, de apóstol o de mujer de los tiempos del emperador Diocleciano.
Dejémonos de debates estériles en torno a lo que hacer este día. Vivamos con fe cada momento y que cada cual haga lo que le parezca oportuno en Halloween, desde el máximo respeto, faltaría más. Por supuesto, que en estas líneas hablo como madre y como católica, entiéndase bien. La idea, para mí, es reivindicar el sentido religioso de la fiesta y aprovechar para explicar a nuestros pequeños qué es el Día de los Santos y qué es el Día de los Difuntos para estimularles en el camino de su vida cristiana.
« Lo que realmente es grave es que en precampaña electoral se abra nuevamente el debate sobre un avance hacia el estado laico. Ya nos reiremos de los monstruos de Halloween cuando revivamos la presencia de algunos ‘demonios’, ‘brujas’ o ‘calaveras’ en el Gobierno, ya… ¿Le ha venido alguien concreto a la cabeza? Pues eso…