El peligro se llama Carlos Elordi

    Dice en el artículo que Marchena “con su sentencia, puede decidir el devenir político del país”. Lo cual es falso. Para Elordi todo es política, un prejuicio muy de izquierdas. Él hace política, desde luego.

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    Carlos Elordi.
    Carlos Elordi.

    Carlos Elordi ha escrito un artículo sobre el Juez Marchena. Si a estas alturas el lector no está impresionado por la noticia, crea que le entiendo. Pero más allá de la novedad del caso, su interés reside en otro sitio. En el periodismo sinécdoque de la política. Omito la coma porque hay aún profesionales que se interesan por la libertad y los derechos de los ciudadanos, y no por los intereses políticos.

    Elordi, decía antes de limpiarme las manos y ponerme los guantes, ha escrito un artículo. Sobre el juez Marchena, cuya probidad procesal produce un asombroso asombro. Su actuación es predecible como el movimiento de los planetas, y debería causar consuelo en quienes amamos la Ley con mayúsculas. Pero hace abrir los ojos del común, para regocijo de lo mejor de nuestro país, y fastidio del resto.

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    Reconozco que observar la actuación de Marchena es el mejor espectáculo que hay en la televisión. No es que mi impresión sea de fiar; apenas sí veo algún programa en ese electrodoméstico. Pero en España, donde a nuestra ignorancia sobre la necesidad de que gobiernen las leyes y no los hombres (Sir Mathew Hale) añadimos nuestro partidismo patológico, ver que la justicia se aferra a sus normas para aplicar las que nos atañen a todos, a todos, incluso si somos golpistas, a mí me consuela.

    «El político Elordi, o periodista, que ya se lía uno, por un lado acusa al juez Marchena de prevaricación, sin pruebas. Será un juicio político, cabe pensar. Y, por otro, le anima cordialmente a que prevarique»

    A Elordi no, y me he vuelto a desviar del dichoso artículo. Entienda el lector que, cogido incluso con guantes, no es ajobo de agrado. Para Elordi todo es política, un prejuicio muy de izquierdas. Él hace política, desde luego. Los periodistas que no piensan como él, y a los que llama “corifeos”, también hacen política, según cree. Y si ellos hacen política como él, Elordi reconoce implícitamente que él mismo es un corifeo. Y los jueces; los jueces también hacen política.

    Dice en el artículo que Marchena “con su sentencia, puede decidir el devenir político del país”. Lo cual es falso. Su decisión atañe a la situación penal de los acusados, no a su interpretación política y mucho menos a la situación general del país. Y las consecuencias políticas que tenga esa decisión no deben ser materia de consideración por el tribunal. Hágase justicia aunque perezca el mundo, señala el viejo dictum, que recoge el carácter ciego, por un lado, y automático y previsible, por otro, que debe tener la aplicación de la ley.

    El político Elordi, o periodista, que ya se lía uno, por un lado acusa al juez Marchena de prevaricación, sin pruebas. Será un juicio político, cabe pensar. Y, por otro, le anima cordialmente a que prevarique, a que dicte la sentencia “con contemplaciones”. Es decir, que contemple que los acusados, “y particularmente los más proclives a un diálogo con el gobierno”, deben dedicarse a lo suyo, a politiquear, a negociar con nuestros derechos, a romper España y volverla a coser, o no, sin el pesado impedimento de las leyes. A nosotros nos puede caer la ley con todo su peso, pero a los políticos (¿y a los periodistas?), no. Ellos han de actuar en plena libertad, sin miedo a que un Marchena de turno les recuerde que vivimos en un Estado de Derecho.

    Otro periodista, o político, el presidente del Senado Manuel Cruz, también ha dicho que “una sentencia absolutoria de los líderes del ‘procés’ lo reconciliaría todo”. Todo, cabe pensar, menos las acciones de los golpistas con el código penal.

    Pues esa es la idea de fondo del artículo: que los políticos son una casta libre de las servidumbres de la ley. Ya pueden sus manos pueden mancharse con nuestra sangre, que a ellos no debe aplicárseles la ley. Hacerlo supondría “la barbaridad de judicializar la política”.

    Corifeos, dice.

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    José Carlos Rodríguez es periodista. Forma parte del equipo de ProducciONE, pero en otra vida ha sido redactor jefe de Internacional de La Gaceta, y ha trabajado en la prensa digital en medios como Factual.es, elimparcial.es y libertaddigital.com. También ha colaborado con el semanario Alba, Expresión Económica, La Ilustración Liberal, La Gaceta de los Negocios o la agencia APIE, entre otros.