Los cines han recibido hace dos semanas un nuevo estreno que vuelve a adentrarse en uno de los mayores acontecimientos históricos de nuestro país como es la conquista de América.
Como viene siendo habitual, las gestas épicas que rodearon esos hechos, acaban envueltas en meras ambiciones y sus héroes, en caricaturas de lo que fueron.
La escritora Elvira Roca, autora del ensayo Imperiofobia y leyenda negra, ha realizado un certero análisis de la película Oro, del director Agustín Díaz Yanes, y que cuenta con la presencia de los actores Raúl Arévalo, José Coronado, Óscar Jaenada o Bárbara Lennie.
En su artículo que ha publicado el diario ElMundo, Elvira Roca no se centra tanto en los actores o sus personajes sino en el trasfondo de la historia, lo que se ha venido a llamar la leyenda negra detrás de la llegada de los españoles a América.
«Vender con beneficios la imagen sancionada por los siglos del Imperio español de América. La única posible al parecer e, insisto en ello, rentable. No falta detalle. Como si pasaran lista, ahí están todos. Los perros feroces de fray Bartolomé que fueron tan bien dibujados en los grabados de De Bry. Hombres sin entrañas repartiéndose indias a destajo. Una aparición fugaz pero efectiva del Edén indígena primordial», escribe la autora. Es decir, repetir la imagen de la España negra, que destrozó América.
«Me ofrezco gratis a escribir los guiones de películas que cuenten lo bueno de nuestra historia, sin apartarse un gramo de la verdad», afirma
«El repugnante dominico no podía faltar (ah, Schiller) y con ello además se paga la cuota anticlerical que permite colocar la producción de la película a prudente distancia de la derecha nacionalcatólica», continúa Elvira Roca, que no puede faltar en este tipo de películas. ‘¡Abajo los curas!’, que se diría vulgarmente.
Y ella conocedora de la Historia de España, se hace la pregunta que otros muchos españoles se hacen. ¿Dónde están en el cine los héroes que hicieron posibles estas gestas?. «Quedaría bien, por ejemplo, como protagonista D. Antonio de Mendoza. Este hijo del Marqués de Tendilla se crió en Granada. Hablaba el árabe como un árabe y como un árabe acostumbró a vestir hasta bien entrado en la edad adulta. Fue el primer virrey de la Nueva España y con dosis abundantes de paciencia y conocimientos organizó la administración del virreinato, impartiendo justicia y afianzando los pactos con los caciques. No tuvo inconveniente en sentarse a escuchar sobre cuanta manta indígena le ofrecieron lo que tenían que decirle aquellos nuevos súbditos del rey vestidos con plumas. Ya era políglota y cuando volvió de América, lo era más».
Pero a quién interesan estos grandes personajes pudiendo uno quedarse en aquellos que existieron, es verdad, pero que fueron en busca de oro y ambición, y que nadie recuerda.
Y Elvira Roca lanza un órdago que si hubiera quien lo quisiera, le podría resultar caro: «Me ofrezco gratis a escribir los guiones si hay por ahí algún productor con la gallardía suficiente como para atreverse a ganar dinero simplemente contando lo bueno de nuestra historia, sin apartarse un gramo: paciencia, esfuerzo, conocimientos, capacidad de innovación, espíritu emprendedor… sin apartarse un gramo de la verdad».
Aunque como decíamos, ¿a quién le interesa que se sepa que el caballo en el que vemos a los famosos indios del oeste los trajeron los españoles que llegaron a América?. Mejor ver una película del oeste sin cuestionarnos nada más.
Y concluye: «Oro viene a cultivar más de lo mismo, y lo de siempre, y esto es ya muy cansino, o como decimos los andaluces, muy jartible. Pero sobre todo no es neutro ni aséptico. Salpica y mancha. Y no damos abasto a limpiar tanto. Vamos a necesitar paciencia, conocimientos y toda la progesterona y la testosterona que seamos capaces de amasar para conseguir que la Historia de España deje de ser carroña a la que vaya a alimentarse cuanta tendencia destructiva surja no sólo en España sino también en Europa».
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