La guerra en Hollywood, o Five Came Back en el título original, se basa en un documentado libro de Mark Harris, que también ha ideado el guión de la miniserie. Dirige un experto en este tipo de documentales sobre el mundo del cine, Laurent Bouzereau.
Aquí la gran novedad es contar con las declaraciones de cinco grandes directores, que de algún modo se convierten en padrinos de los cinco directores objeto de estudio, cada uno centrado sobre todo en su propio ahijado.
Steven Spielberg –que está acreditado además como productor ejecutivo– se decanta por William Wyler, quizá por sus comunes raíces judías. Guillermo del Toro parece cautivado por el idealismo y carácter de fabulador de William Wyler. Francis Ford Coppola se fija en el aventurero y varonil John Huston. Paul Greengrass, que proviene del campo documental, se queda con John Ford, y finalmente a Lawrence Kasdan le toca el «gigante» George Stevens.
La mayoría de los cinéfilos amantes de las películas clásicas, conocen de sobra los trabajos de estos directores. Pero no tanto los documentales que filmaron durante la Segunda Guerra Mundial, dentro de la unidad del ejército estadounidense creada al efecto para realizar esta función, donde todos tenían su correspondiente graduación militar.
Resulta difícil entender la evolución creativa y temática de los cinco si uno no es consciente de que estuvieron en primera línea de combate, sino empuñando las armas de fuego
Y realmente resulta difícil entender la evolución creativa y temática de los cinco si uno no es consciente de que estuvieron en primera línea de combate, sino empuñando las armas de fuego, sí con la cámara, que dejó constancia de múltiples horrores y carnicerías, con el sacrificio de tantas vidas humanas.
Por qué luchamos es la serie documental de Frank Capra que daba razones adicionales a las del ataque a Pearl Harbour por las que Estados Unidos no podía permanecer ajena a la guerra. Con presupuesto ajustado, supo usar a su favor las endiabladas imágenes de Leni Riefenstahl con las masas nazis enfervorizadas, o encargar a Disney didácticas animaciones. Probablemente sin la guerra, Capra jamás habría hecho una obra maestra como ¡Qué bello es vivir!.
John Ford documentó de modo asombroso La Batalla de Midway, y junto a George Stevens recogió las imágenes más famosas del Día D. Además Stevens captó el horror de los campos de exterminio, un material probatorio que sería decisivo en los juicios de Nuremberg, y que le marcaron tanto, que su cine cambió tras la guerra, incluida la filmación de El diario de Ana Frank.
William Wyler ya hizo La Sra. Miniver en plena contienda, sobre los bombardeos y otras desgracias que soportaban los civiles en Inglaterra, y que tanto ayudó a la concienciación de la poblacion, pero luego rodó el documental Memphis Belle a bordo de un bombardero B-52 en misiones de combate, y perdió casi toda su capacidad auditiva durante la guerra, toda una experiencia que le permitiría entregar más tarde esa joya sobre los veteranos que vuelven a casa titulada Los mejores años de nuestra vida.
Y John Huston fue fiel a los rasgos aventureros que siempre le definieron, provocando a los altos cargos militares al no olvidar a los muertos en sus documentales, y también atreviéndose a recrear La batalla de San Pietro, con imágenes que durante años muchos creyeron reales, cuando se habían filmado días después del verdadero combate.
La serie de Bouzereau es sencillamente magnífica, muy didáctica, y da idea del potencial pedagógico de la televisión, el cine y el internet, a la hora de divulgar la historia. Sólo falta, y a veces se echa en falta, el esfuerzo para dar a conocer estos magníficos productos, que deberían ser de visionado obligatorio en las aulas, en las clases de historia reciente.
Comentarios
Comentarios