Los anuncios de prostitución: «¿coherencia editorial» o decisión económica?

    El País ha decidido suprimir los anuncios de contacto en sus páginas. Por coherencia, dice. Pero el periódico defendió durante décadas su derecho a publicarlos, y cobrarlos. Quizás el cambio se deba a que ya no son negocio.

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    Juan Luis Cebrián, junto a unos anuncios de prostitución de El País.
    Juan Luis Cebrián, junto a unos anuncios de prostitución de El País.

    Hace unos días, El País, el diario generalista más vendido de España, pero ya por debajo de los 100.000 ejemplares diarios, comunicó que había suprimido los anuncios de prostitución de sus páginas. Y que lo hacía por «coherencia editorial»:

    «La decisión está basada en la coherencia editorial. En su defensa de los derechos de las mujeres, EL PAÍS ha publicado numerosas informaciones de denuncia sobre la explotación sexual».

    Algunas personas creen que La Sexta da información.

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    Le faltó al ‘staff’ del periódico repartir una rosa con cada ejemplar.

    A uno, que ya tiene edad suficiente como para no creer ni en los Reyes Magos ni en la conciencia de los editores, le mosquea que en El País, que salió a la calle en mayo de 1976, hayan tardado más de 41 años en darse cuenta que detrás de esos anuncios hay mujeres (y algún varón) esclavizados y humillados.

    Pero más me mosquea que los jerarcas del periódicos hayan defendido hasta hace poco su derecho a publicar esos anuncios. Recuerdo en 2010 a José María Izquierdo, directivo años ha de El País y tertuliano en la SER, riñendo en su blog a La Razón por reclamar al resto de las cabeceras la supresión de los anuncios por su vinculación con la trata de blancas.

    Izquierdo los defendía amparándose en la libérrima voluntad de los editores, los compradores de los periódicos (a finales de ese año El País vendía más de 360.000 ejemplares diarios, ¡qué nostalgia!) y el consumidor de esos servicios. Entonces no le importaban ni la “coherencia editorial” ni la “explotación sexual”.

    “Pero no cargue delitos a las espaldas de los demás que nada tienen que ver con la licitud del anuncio. Llame el lector o la lectora al teléfono de Lolita -o Lolito- que quiera y detenga la policía al explotador que a costa del receptor o receptora de la llamada cometa algún delito. Y cada medio, que se piense si es más o menos ético publicar anuncios de contactos que de bancos que han ofrecido hipotecas basura, dicho sea sin ánimo de señalar.”

    El humor de Izquierdo le llevaba a calificar de más inmorales (si ese concepto existe para un progresista) los anuncios de hipotecas bancarias.

    «La competencia de Internet perjudica a los periódicos de papel incluso en este asunto. Las páginas web son más baratas y ofrecen más escaparate»

    También Rosa Montero defendía la prostitución como una conducta de la que no había que avergonzarse ni perseguirla siempre que fuese una opción libre. Decir lo contrario, ya sabe, amigo lector, machismo (hoy escribiría “patriarcado”).

    Conozco a bastantes feministas que no aceptan el derecho de las prostitutas a hacerse cargo de su propia vida y su propio cuerpo. Que quieren salvar a las hetairas contra su propia voluntad. Para mí esto no es más que puro paternalismo, puro machismo.”

    Entonces, ¿qué es lo que ha cambiado en El País para que ahora supriman los anuncios de marras?

    Pues me parece que la razón es que han dejado de ser negocio para El País. En 2012, La Gaceta calculó que el periódico progresista ingresaba más de 110.000 euros al mes gracias a esos anuncios.

    «¡Ni un reproche por haber publicado esos anuncios durante 40 años ni un recuerdo a otros periódicos, de derechas o de izquierdas, que los suprimieron!»

    La competencia de Internet perjudica a los periódicos de papel incluso en este asunto. Las páginas web son más baratas y ofrecen más escaparate que los escuetos recuadros en tinta.

    El anuncio de El País me recuerda a esos ricachones que, una vez muertos, en su testamento hacen enormes y generosas donaciones a los desfavorecidos, mientras que en vida no soltaron ni cuatro perras. Cuando no lo necesito, o cuando ya no ingreso, os lo doy. ‘Hiprogresía’ en acción.

    Un diario digital feminista felicitaba a El País y encima lo ponía como ejemplo:

    “Una decisión de la que otros diarios deberían tomar ejemplo.”

    Es ésta superioridad moral del progre la que me resulta inaceptable. ¡Ni un reproche por haber publicado esos anuncios durante 40 años ni un recuerdo a otros periódicos, de derechas o de izquierdas, que los suprimieron!

    Ya he leído que España entró en la OTAN gracias al PSOE, cuando lo realizó Leopoldo Calvo Sotelo en 1981. También he leído que el bombardeo de Durango por la aviación italiana en marzo de 1937 fue el primer bombardeo de la historia (¡!) sobre objetivos civiles, cuando el Frente Popular había bombardeado en julio y agosto de 1936 Ceuta, Tetuán, Larache, Cádiz, Toledo, Sevilla, Córdoba, Palma, Huesca, Oviedo…

    Dentro de poco, El País recibirá un premio feminista o puede que hasta oficial, cuando le precedieron 20Minutos, Público, La Razón y La Gaceta.

    Por cierto, a ver cuándo se dan por aludidos los demás editores, en especial los que publican suplementos católicos o páginas de información religiosa. Ahora tienen la excusa habitual que han usado en estas últimas décadas para cualquier experimento: “Lo ha hecho El País”.

    (Sinceramente, no creo que la prostitución, como cualquier conducta delictiva que ofrezca beneficio a quienes la cometen, vaya a desaparecer. Como no lo van a hacer la estafa, el robo, la corrupción o el homicidio. Porque son inherentes a la conducta humana. Pero por supuesto si esas conductas no se persiguen ni se reprochan moralmente, habrá muchos más delitos).

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    Cuando me digo por las mañanas que el periodismo es lo más importante, me entra la risa. Trato de tomarme la vida con buen humor y con ironía, porque tengo motivos para estar muy agradecido. Por eso he escrito un par de libros con mucha guasa: Bokabulario para hablar con nazionalistas baskos, que provocó una interpelación en el Congreso por parte del PNV, y Diccionario para entender a Rodríguez el Progre. Mi último libro es 'Eternamente Franco' (Homo Legens).