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¿Son los Oscar unos premios racistas?

Los actores Will Smith e Idris Elbas/FuentE:Actuall.

El año pasado hubo una agria campaña contra los premios de la Academia de Cine de los Estados Unidos (AMPAS), conocidos como los Oscar. El motivo era la falta de diversidad racial de los nominados para los premios de actuación. Este año se ha creado la misma polémica. En la pasada edición, Neil Patrick Harris dijo: “Esta noche vamos a homenajear a los mejores y más blancos de Hollywood. Perdón, a los mejores y más brillantes”. Chris Rock, que presentará la gala este año, la ha bautizado como “los premios apuesta por un blanco”. Y ha prometido que durante la ceremonia hará numerosos chistes racistas, aunque él no los ha denominado de ese modo.

The Hollywood Reporter dijo en noviembre que “no hay actrices pertenecientes a minorías que tengan opciones de disputar el Oscar este año”.

Este año, entre los actores con opciones a poner cara de circunstancias, o a saltar de la butaca al pronunciarse su nombre, estaban Idris Elba y Will Smith. Pero ninguno de los dos ha resultado finalmente nominado. Este último, protagonista de una serie muy divertida, y abiertamente racista, como era El Príncipe de Bel Air, ha dicho que no acudirá. El hecho de que tuviese opciones reales de lidiar por el Oscar y que la Academia no le haya valorado lo suficiente hace que se pueda pensar que adopta esta postura por una rabieta, lo cual muy probablemente sea injusto.

Spike Lee: «Aquí probablemente todo el mundo vote por Obama, pero cuando entro en las oficinas no veo a tipos negros»

La verdadera antesala de los Oscar son los premios Governor, en los que la AMPAS se reúne para otorgar, entre otros galardones, el premio de honor de la Academia. En aquella reunión el director negro Spike Lee dijo: “Aquí probablemente todo el mundo vote por Obama, pero cuando entro en las oficinas no veo a tipos negros, a excepción de un hermano de seguridad que comprueba mi nombre en la lista, cuando entro en el estudio”.

Uno de los actores que ha hecho suyo este discurso ha sido George Clooney. “Creo”, ha dicho, “que los afroamericanos tienen algo de razón cuando dicen que la industria les infrarrepresenta en gran medida”. Esta concepción de que unas idas pertenecen a una raza a Clooney le puede parecer muy progresista, pero parece ser todo lo contrario. Además, tal como señala Vox, él ha dirigido cuatro películas y en todas ellas ha tomado la decisión de no dar ningún papel relevante a ningún actor que no sea blanco. También ha lanzado el mismo mensaje Lupita Nyong’o, quien sí ganó un Oscar por su papel en 12 años de esclavitud.

El actor George Clooney/Fuente:EFE.
El actor George Clooney/Fuente:EFE.

Claro, que la pesadísima Monuments Men no podía tener un protagonista negro, pues retrataba a personajes reales, que no lo eran. Quizás sea los temas que él escoge. Hay quien ya ha pensado en eso. Robert Johnson, que fundó una Black Entertainment Television, señala que la industria orilla a los grandes héroes históricos negros, como Aníbal Barca, el general cartaginés. A mí no me miren, pregúntenle a Bob Johnson.

No toda la profesión piensa igual. Michael Caine cree que “no se puede votar a un actor para el Oscar por el hecho de que sea negro”. Charlotte Rampling, que optaba al Oscar a mejor actriz hasta que hizo estas declaraciones, ha dicho que “quizás los actores negros no mereciesen llegar hasta el final”, en este caso.

Penélope Cruz besa su Oscar/Fuente:EFE.

Es difícil saber si los criterios que han utilizado los más de 7.000 miembros de la Academia del Cine para dejar a un lado a Idris Elba y Will Smith son puramente raciales, o son profesionales. Lo cierto es que los Oscar no necesitan ser racistas, si fuese el caso, para resultar muy injustos. Lo prueba el hecho de que una actriz no carente de mérito como Penélope Cruz haya llegado a estar nominada, e incluso se haya llevado una estatuilla, mientras que algunas de las actrices que han hecho historia en el arte, como Glenn Close, Annet Bening, Lauren Bacall, Greta Garbo, Deborah Kerr (¡Por Dios, Deborah Kerr!), Jean Simmons, Rita Hayworth, Kim Novak, o muchas otras, no han recibido tanto merecimiento.

La raza ya no es una barrera y ya se puede premiar a un actor por motivos profesionales, aunque el resultado arroje una gran mayoría blanca

Y, efectivamente, hay varias cuestiones que esta nueva campaña, como la anterior, dejan de lado. Se ha dicho que han sido los premios Oscar menos diversos en 19 años. A lo mejor es porque la raza ya no es una barrera, como lo fue hace años, y ya se puede premiar a un actor por motivos profesionales, aunque el resultado arroje una gran mayoría blanca. Por otro lado, la pretensión de que en cualquier profesión tiene que haber un reparto racial que sea una réplica de la que hay en el conjunto de la sociedad es absurda. ¿Hay una correspondencia así dentro de la NBA? ¿Quién sería tan estúpido como para pedir algo así? Bien, quizás George Clooney, pero sigamos.

¿De veras es tan importante la raza? Para un racista, por descontado. Martin Luther King soñó con “una nación en la que se juzgue no por el color de la piel, sino por el contenido del carácter”. Pero claro, esas eran las ideas de King. Pues, ¿qué hay de la diversidad en otros ámbitos, como el de las idas? Spike Lee ha reconocido que la práctica totalidad de Hollywood vota a Obama. ¿Deberían los Oscar buscar un equilibrio entre los premiados demócratas y republicanos?

Discriminar a las personas por criterios raciales es inmoral. Pero eso es tan cierto para quien tiene ese criterio para rechazar a alguien como para quien quiere imponer cuotas raciales en todos los ámbitos de la vida.

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