El famoso cineasta alemán Win Wenders ha estrenado su última película, un documental sobre el Papa Francisco. Un hombre que llega del mundo exterior, alejado de intrigas clericales y ajeno a los problemas de la Iglesia, que son muchos y graves.
Viene con sus inquietudes humanas, sus preocupaciones sobre el momento histórico que vive el planeta, y desprejuiciadamente, libremente, coloca su cámara delante del Papa y le pide que hable, que exprese sus juicios y opiniones sobre las múltiples cuestiones que le va planteando. El resultado es una exposición clara y luminosa de algunos de los puntos más decisivos del pontificado del Papa Bergoglio.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
Suscríbete a Actuall y así no caerás nunca en la tentación.
Suscríbete ahoraCuando uno ve el documental, con ese hombre anciano vestido de blanco mirándote a los ojos, y escucha sin prejuicios ni resabios, se pregunta cuál es el lugar que le corresponde a tantos católicos que gastan sus energías en criticar al Papa por h o por b. A tantos que ven en este pontificado un peligro para la Iglesia, su Tradición y su doctrina.
Wenders, como cualquier ciudadano sensible, necesita con urgencia palabras de esperanza y gestos de verdadera humanidad. Y el Papa Francisco le da ambas cosas con creces
A Win Wenders, hombre de la calle, culto, inteligente, que se curtió en la batalla cultural del mayo francés y se sumó al movimiento antisistema de la izquierda europea de entonces, no le interesan las inquietudes y objeciones domésticas de los Viganós de turno. Le interesa la vida y las propuestas cargadas de humanidad y esperanza que le lanza Francisco en primera persona.
A Wenders le tienen sin cuidado las luchas de poder internas de la Iglesia, no le preocupa si el Papa midió bien tal o cual palabra, o si debería ser más insistente en su condena del aborto o más cañero en su defensa del matrimonio. Wenders, como cualquier ciudadano sensible, necesita con urgencia palabras de esperanza y gestos de verdadera humanidad. Y el Papa Francisco le da ambas cosas con creces.
Sin pretenderlo, Win Wenders da una bella lección a los católicos más papistas que el Papa, una lección de sencillez, de sentido histórico y de jerarquía de valores. Pablo VI fue crucificado en vida, por unos y por otros, por conservadores y progresistas. Hoy está en los altares ¿dónde están sus detractores?
Juan Pablo II fue literalmente odiado por muchos católicos que le consideraron el causante de un supuesto retroceso histórico. Hoy también está en los altares, y ¿qué ha sido de todos sus enemigos y sus profecías? Ya veremos dónde acaba Benedicto XVI y dónde aquellos que le recibieron llevándose las manos a la cabeza como si del mismo Torquemada se tratara.
El Papa Francisco pasará a la historia como un Papa que dio un testimonio radical de fe en tiempos de profunda y angustiosa oscuridad. Wenders quedará como uno de los mejores artistas de la historia del cine europeo. No sé que será de sus debeladores, pero mirando el libro de la historia no les auguro un futuro muy honorable. Gracias, Wenders por traer un poco de aire fresco al ambiente enrarecido de las sacristías.