Cifuentes y Maroto se esfuerzan por imponer los vientres de alquiler en el PP

    En el PP se pueden ahorrar el tan traído y llevado debate sobre la referencia en sus estatutos al humanismo cristiano. Sus hechos son más contundentes que sus palabras.

    0
    Javier Maroto y Cristina Cifuentes son dos de los principales impulsores de los vientres de alquiler en el PP
    Javier Maroto y Cristina Cifuentes son dos de los principales impulsores de los vientres de alquiler en el PP

    Los grandes partidos que dominan el arco parlamentario andan revueltos. El pasado fin de semana, Ciudadanos celebró su congreso, del que, como era de esperar, su líder salió a hombros; el PSOE parece ser que lo celebrará en junio, si el recital de candidatos presentes, futuros o futuribles, decide aplacarse; y Podemos y el Partido Popular protagonizarán un sarcástico dueto el próximo fin de semana.

    Los de la gaviota que quiso ser charrán confiaban en que, dado el espectáculo cainita que se prevé en el encuentro de los círculos morados, todo iba a ser cosa de apoltronarse, palomitas en mano, y disfrutar del circo, mientras Mariano Rajoy, su equipo y sus propuestas, salían ovacionados por crítica y público.

    Algunas personas creen que La Sexta da información.

    Suscríbete a Actuall y así no caerás nunca en la tentación.

    Suscríbete ahora

    Pero da la sensación de que han encontrado una china en sus zapatos de gigante, que quizás sea más molesta de lo que aparenta.

    «Se supone perjudicial para sus militantes, sus votantes, e incluso para España, que el partido más votado en las últimas elecciones no tenga una sola idea clara de nada»

    Hace ya mucho que en el principal partido que sustenta al Gobierno de la Nación no se debate sobre principios, ideas ni valores. Por la sencilla razón de que ni tienen, ni quieren tenerlas, y porque secaron el pozo de donde podían extraerlas.

    A priori, se supone perjudicial para sus militantes, sus votantes, e incluso para España, que el partido más votado en las últimas elecciones no tenga una sola idea clara de nada, y que su especialidad sea continuar adentrándose en una bruma ideológica que ha desdibujado la práctica totalidad de sus perfil sociopolítico.

    Sin embargo, cuando se afanan en la ardua y pesada tarea de pensar y proponer, uno se da cuenta de que estaban mejor así, calladitos, friéndonos a impuestos y saqueando sin pudor a la clase media.

    Porque lo único que brota de sus fúlgidas mentes son ideas peregrinas. En mala hora les pedimos que hiciesen algo más que pasar las cuentas del ábaco, que mal que bien, algo de interés quiero creer que le ponen.

    Y es que el tema estrella del próximo Congreso no va a ser cómo cohesionar España, favorecer la labor de Pymes y autónomos o buscar en el abismo si fuese necesario a alguien capaz de dar una respuesta coherente al sistema de pensiones. Aspectos todos que se solucionarán con el tiempo. O no.

    Las nuevas caras del Partido han optado por algo mucho más urgente y necesario para España y los españoles: que en nuestro país se legalicen los vientres de alquiler.

    En la pasada primavera, Ciudadanos –muleta de Cifuentes en el gobierno de la Comunidad de Madrid- presentó en la Asamblea regional una Proposición no de Ley para que, desde el Gobierno central, se articulase una Ley de regulación de Gestación Subrogada.

    Alguien que, desde el candor y la ingenuidad, crea que el PP es lo que pudo ser en un momento, concluirá que los azules se opusieron a tan aberrante iniciativa.

    Pero quien consideró que no se debe permitir la utilización del ser humano como préstamo, precisamente, fue el Partido Socialista, que junto a Podemos y tres valientes populares, frenaron a la presidenta madrileña y a su séquito. Cosas veredes.

    Luis Peral, Regina Plañiol y David Pérez, diputados del PP en Madrid. / Actuall
    Luis Peral, Regina Plañiol y David Pérez, diputados del PP en Madrid. / Actuall

    No contentos con el fracaso en su feudo más fiel, algunos de sus primeros espadas cabalgan hacia el asalto nacional, que culminarían en su inminente congreso.

    Es de justicia reconocer que ha habido quienes, en un alarde de coherencia y de arrojo, han intentado excluir este debate de la ponencia social. Pero Javier Maroto (vicesecretario de Sectorial y redactor de dicha ponencia para su próximo encuentro, y a la sazón, deshonra para todos aquellos populares que se han dejado la piel a jirones en el País Vasco) ha encontrado quien lo apoye en su camino hacia la instrumentalización de las mujeres.

    «Están que se salen. Se les eriza el vello de puro deleite. Por fin dejan de ser progres por seguidismo, y pasan a ser progres por acción»

    «Vamos a tener el debate de gestación subrogada en este congreso, ya nos han anunciado enmiendas al respecto para que se regule sobre este asunto», anunció con el orgullo propio de quien sabe que está obrando el mal, y que no tiene quien le haga frente.

    Están que se salen. Se les eriza el vello de puro deleite. Por fin dejan de ser progres por seguidismo, y pasan a ser progres por acción. Solo con imaginar cómo van a hablar de ellos en determinadas cadenas de televisión hace que se froten las manos con descocada excitacion.

    El resto les da exactamente igual. Que sí, que es muy bonito lo de defender al ente abstracto “mujer”, y no derogar la inconstitucional ley de violencia de género, y crear cargos orgánicos para la supuesta defensa de un irracional igualitarismo, y vestirse de rosa cuando convenga. Pero no les conmueve lo más mínimo convertirlas, después, en los hornos que cocinen los bollos que otros se comerán.

    Pues no, señores del PP: ni las mujeres son hornos, ni los ninos, bollos.

    Esto lo saben bien en la Europa a la que tanto señalan cuando pretenden justificar sus constantes incumplimientos. Los vientres de alquiler están prohibidos en países como Francia, Italia, Alemania, Suiza, Suecia, Austria o Finlandia. Lugares estos que no se caracterizan, en su mayoría, por sus sociedades conservadoras. Si acaso, por conservar algo de sentido común.

    «Son tan considerados con lo que algunos de ellos llaman ‘familias’, que las de verdad pasan, con suerte, a un segundo o tercer plano»

    Una mínima lógica que van desterrando también del Partido Popular, donde la razón queda aplastada por un pensamiento pretendidamente buenista e insolentemente ramplón, haciendo primar el burdo argumento de que “hay quienes quieren tener hijos, y no pueden”, principalmente, porque, según opina algunos de los propulsores de la enmienda, hay “diferentes tipos de familia” (sic).

    Son tan considerados con lo que algunos de ellos llaman “familias”, que las de verdad pasan, con suerte, a un segundo o tercer plano. Habría que recordarles a estos señores del PP, que gracias a sus supuestos éxitos económicos, muchos matrimonios jovenes no pueden tener hijos, no porque la biología se lo impida, sino porque con el sueldo de cada cónyuge (en el feliz e hipotético caso de que ambos trabajen) apenas pagan el alquiler y la factura de la luz. Y lo que les queda, para impuestos. No pasa nada. Lo importante son las “otras familias”.

    Está claro que en la búsqueda del centro, el Partido Popular ha perdido el norte. Los de Rajoy ya no son capaces de distinguir entre lo que es familia y lo que es un plagio de consecuencias dramáticas; entre lo que es la maternidad y los sucedáneos perversos de la misma; entre la defensa real y efectiva de los derechos y la dignidad de las mujeres y la instrumentalización miserable de sus úteros, de sus cuerpos y de su integridad.

    A la vista de las circunstancias, se pueden ahorrar el tan traído y llevado debate sobre la referencia en sus estatutos al humanismo cristiano. Sus hechos son más contundentes que sus palabras, y su apuesta por la deshumanización de la sociedad es ya una evidencia. Si procuraban engañar a alguien, que desistan en su afán.

    En cualquier caso, las conclusiones del congreso del PP sólo se sabrán cuando acabe, y si vencen los buenos o se imponen los malos, lo veremos el próximo domingo. Pero sus vergüenzas están ya al descubierto. Desde hace tiempo.

    Comentarios

    Comentarios